Capítulo 34

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/Narra el autor/
  Hipo comenzó a contarles a sus amigos lo que menos quería que supieran.

Hipo: Todo empezó luego de estar mucho tiempo estar lejos de Berk. Al principio estaba bien. Podía estar con los dragones, hablaba con ellos, volaba con ellos y me mantenía ocupado de distintas formas hasta que un día simplemente... Bueno...

/Narra Hipo/

Flashback

  Luego de un tiempo comencé a tener pesadillas. La mayoría eran prácticamente recuerdos de Berk, solo que un poco intensificadas. También tuve pesadillas de cosas inexistentes o cosas que me dolieron siquiera haberlas imaginado. 

  Un día, cansado, comencé a encargarme de muchas cosas como la herrería, el entrenar dragones y demás. No había podido dormir durante días por lo que apenas tenía control de mi mismo. De no haber sido por Chimuelo y por mi madre, en múltiples ocasiones hubiera perdido alguna extremidad o incluso la vida.

  Luego de esa etapa, comencé a pasar por cosas más extrañas. Comencé a escuchar voces extrañas en mi cabeza, luego había ocasiones en donde mi vista se nublaba y por último, había ocasiones en donde mi cuerpo se movía por si mismo.

  Cada vez era peor. Las voces terminaron volviéndome loco hasta ese fatídico día.

  Un día, Heather, mi antiguo equipo y yo estábamos liberando a los dragones mientras que nos enfrentábamos a los cazadores. Hicimos lo que pudimos en la situación hasta que nos derribaron. Los dragones salvajes fueron libres, nuestros dragones se retiraron y nosotros caímos prisioneros de los cazadores. Fuimos llevados hasta la isla de los verdaderos líderes de guerra.

  Estuvimos días encerrados sin ver la luz del sol. Nos daban solo una rodaja de pan para cada uno como único alimento. Cada vez que queríamos dormir, nos arrojaban agua fría con hielo y todo. Logré soportar cualquier cosa hasta que decidieron torturarme. Querían "negociar" conmigo para que les enseñara montar dragones. Cuando me negué a ayudarlos, me ataron a una silla, me pusieron en un lugar oscuro y no me dieron nada de comer ni beber durante tres días. No podía ir al baño y de vez en cuando me arrojaban a un estanque infestado de Shockmarinos. El frío era insoportable y hubiera muerto de no ser por las múltiples descargas de los dragones.

  Un día me sacaron de allí pero seguía amarrado a la silla. Eramos cinco en mi antiguo y los cinco caímos prisioneros de aquellos conquistadores. Eran los amos de guerra: Chaghatai Khan, Griselda la Brava, Ragnar la Roca y Drago Manodura. Había escuchado sobre ellos pero fue en ese momento en que los conocí cara a cara.

 Había escuchado sobre ellos pero fue en ese momento en que los conocí cara a cara

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  Me amordazaron y me amenazaron

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  Me amordazaron y me amenazaron. Eso no fue suficiente para hacerme ceder.

  Lo horrible de ese día fue que formaron a mis amigos uno por uno y cada vez que me rehusaba a ayudarlos, le cortaban la cabeza uno de ellos.

  Aún sin poder hablar, gritaba de dolor y rabia a más no poder cuando el primer miembro murió. No podía dejar que mi conocimiento cayera en manos equivocadas como la de ellos, por lo que con lágrimas en mis ojos, cedí todas y cada una de las veces.

  Cuando veía a mis compañeros, ellos no parecían enojados o asustados. Me veían con orgullo y solamente se despedían cuando la hoja de las armas enemigas acariciaban sus cuellos.

  La única que quedó en ese momento fue Heather. Quería ceder y no me importaba si debía suplicar o dejar que me lastimaran. Quería gritar pero solamente se pudo escuchar un sonido ahogado salir del pañuelo que tapaba mi boca.

  De repente, una manada de dragones aparecieron y comenzaron a atacar a los cazadores y conquistadores. Mi mamá y su equipo lideraban el ataque y lograron salvar a mi amiga de su ejecutores. Luego de eso todo se tornó negro.

  Cuando desperté, noté que estaba en mi casa y todo estaba bien. Creí que fue una pesadilla hasta el momento en que me levanté. Los recuerdos de aquel día sumado a unos recuerdos nuevos, comenzaron a invadir mi cabeza. Los gritos, la sangre, el sonido de las espadas chocando y demás causaron en mi un gran dolor. Terminé cayendo al suelo incapaz de levantarme nuevamente.

  Mi madre y Heather me encontraron y me ayudaron. Me comentaron lo que había sucedido y yo quedé horrorizado.

  Luego de eso, múltiples episodios se repitieron y cada vez ocurría con más frecuencia. A tal punto fue que ya no podía pensar. Solamente había una palabra en mi cabeza y era "sangre".

Fin del Flashback

Cómo Entrenar A Tu Dragón (Una historia Diferente) P2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora