Capítulo 33

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/Narra Hipo/
  Chimuelo y yo íbamos a enfrentarnos a Drago cuando vimos que empezó a actuar extraño. Al principio no creí que fuera nada hasta que noté como el mar comenzaba a sacudirse. El olor que empezaba a salir del agua me era muy familiar hasta que lo reconocí. Chimuelo y yo emprendidos el vuelo y comenzamos a huir de ahí.

  Por fin volví a tener control completo de mi mismo y les advertí a mis amigos. Todos huimos de ahí lo suficientemente lejos para que no nos alcanzara su llamado.

  El verdadero rey (o al menos su título) lo sigue teniendo el Salvajibestia del nido de mamá. Sólo el rey verdadero puede llamar y controlar a todos los dragones, sin importar en donde este o que clase de dragón sea.

  Tuvimos que huir de aquel lugar, estaba muy frustrado que apenas pude mantener la cordura y la compostura en frente de mis amigos.

Astrid: Hipo ¿Que sucede? ¿Qué fue eso?

Hipo: No hay tiempo de explicar, debemos recorrer mucho terreno si queremos evitar que descubran en donde vivimos.

  Volamos hasta llegar al nido de la Muerte Roja. Allí fue mi primer enfrentamiento con Chimuelo contra alguien. También fue el lugar en donde perdí mi pie.

  Todos estaban cansado, en especial los dragones. Los demás descansarán un poco mientras que mi compañero y yo nos dirigimos hacia el volcán. Una vez que recuperamos nuestra energía, guiamos a los chicos dentro de la montaña hueca y les mostramos algo que los dejo sorprendidos.

Patapez: ¿Y esto que es?

Hipo: Luego de que ganamos está pelea, Chimuelo y yo vinimos aquí a ver un poco más de cerca y descubrimos que esta montaña tiene túneles que conectan con varias islas del Archipiélago. Si la usamos, Drago no podrá saber en donde estamos, no nos podrá seguir y llegaremos a nuestra isla sin delatarnos.

Patapez: *Asustado* ¿Qué es este lugar?

Hipo: ...

  Mi silencio fue más que suficiente para que entendieran.

  Todos nos siguieron a Chimuelo y a mi a través de los túneles subacuáticos y pudimos llegar a una isla cercana a la Orilla sin problemas.

  Una vez en la isla, busqué lo que fuera y comencé a arrojar todo al suelo. Sacudí mi taller, destrocé mi herrería, hice pedazos mi armería. La frustración de tener en frente a Drago y no poder pelear contra él fue desalentador. Una vez que me pude desahogar, traté de calmar a Chimuelo pero no esperé que alguien me estuviera viendo.

  Por lo general, luego de un arrebato, siempre me terminó volviendo dócil. Y hoy no era la excepción.

Hipo: ¿Qué voy a hacer Chimuelo?

Chimuelo: Ggggg.

Hipo: Es que ya no puedo soportarlo más. *Intentado de no llorar* Sólo quiero que termine.

  Mi dragón se acercó a mi y me rodeó con sus alas para calmarme. Sentía como mi cabeza ardía y me dolía. Podía ver las imágenes de todas mis peleas y mis actos repetirse una y otra vez cada más seguido y más intenso.

  De repente, sentí una mano tocar mi hombro. Al voltear a ver quien estaba a mi lado, distinguí la figura de Astrid. Ella quería quedarse a mi lado.

Astrid: Parece que lo estás pasando mal.

Hipo: *Mintiendo* ¿Qué? No, claro que no.

Astrid: ¿Entonces por qué estás llorando?

Hipo: *Se seca las lágrimas* No Estoy llorando, solamente estoy cansado.

Astrid: *Seria* Hipo, no me mientas. Se que algo te está pasando.

  No pude más y simplemente la abracé. Ya pase por muchas cosas en estos últimos meses y yo... yo...

  Ella me abrazó con más fuerza y pude sentir su calor. Mi piel y la suya hacían contacto. Antes de darme cuenta, comencé a sentir sueño y todo se volvió negro.

Al despertar, lo primero que vi fue a mi dragón que estaba durmiendo arriba mío. Luego de mucho esfuerzo para sacar a Chimuelo, me levanté y vi que estaba en mi cuarto. Baje para ir con los demás y noté que todos estaban en mi cabaña esperándome.

Hipo: ¿Que sucede aquí?

  Los chicos me vieron y fueron a recibirme. Entre todos me abrazaron y sentí una calidez mayor a la que sentí antes hace tiempo.

Astrid: Estábamos muy preocupados.

Heather: Enloqueciste y luego te desmayaste en los brazos de Astrid.

Dagur: Ella te trajo cargando y te metimos a tu cama.

Patapez: No pareciera que tuvieras nada raro.

Astrid: *Preocupada* ¿Estás Bien? ¿Ya te sientes mejor?

Hipo: Si, creo que me siento mejor.

Patán: ¿Que fue todo eso?

  No quise responder a esa pregunta debido a todo lo que pase, pero sabía que no tenía opción más que hablar.

Hipo: *Suspiro* Sientense, tengo mucho que contarles - Estaba nervioso pero era momento de contarles la verdad - Todo empezó hace mucho tiempo. Al igual que Dagur, yo comencé a perder la cabeza. Hubieron momentos en donde me quería hacer daño sin sentido. De no ser por Chimuelo y mi madre, quizás ahora mismo no tendría las dos piernas o brazos. Hubo una ocasión en donde tuve que pelear contra otras personas iguales a mi y contra monstruos horrendos. Mi madre me ayudaba a mantenerme en pie pero no fue suficiente. Un día apareció algo distinto... algo aterrador y ya no pude mantener el control...

Cómo Entrenar A Tu Dragón (Una historia Diferente) P2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora