Capítulo 59

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/Narra Hipo/

  Por fin se había terminado. Por fin mi pueblo, los dragones y yo estaremos en paz, o por lo menos durante un tiempo.

  Luego de ver el desastre que Chimuelo y yo hicimos en la isla, nos disculpamos con todos los aldeanos hasta que escuché a alguien pidiendo ayuda. Corrí para ver que era y vi a Patán sangrando por el abdomen.

Patapez: *Asustado y nervioso* Patán esta perdiendo mucha sangre, y no es el único. Hay muchos heridos y si no los tratamos podrían morir.

  Patán parecía asustado pero también parecía que se había resignado de su destino.

Patán: *Cansado* Esta bien. En la guerra esto es inevitable ¿No? Solo prometanme que cuidarán de Colmillo.

Hipo: No te vas a morir aún. *Serio* ¡Todos los heridos hagan una fila, los que puedan moverse y ayudar también hagan una fila y busquen tela! Chimuelo necesitamos que los Furias nos ayuden un poco ¿Si?

  Logramos ayudar y aliviar a algunos heridos con un montón de saliva de Furias Nocturnas, los cuales tienen propiedades curativas. Aunque pudimos ayudarlos un poco, debiamos si o si tratar sus heridas correctamente o sino morirían. Para evitar que alguno se nos fuera al Valhalla antes de tiempo, Chimuelo le pidió a todos los dragones ayuda e incluso fueron a buscar a Gothi, quien curó a todos a duras penas. Varios de los nuestros estuvieron a punto de pasa a otra vida. La herida de Patán no era tan grave pero perdió tanta sangre que estuvo en el límite.

  Nuestro hogar estaba destrozado y en parte era mi culpa. Todos estabamos cansados y lastimados y lo único que podíamos pensar era en dormir un poco. Las únicas cosas buenas que pude sacar de todo esto fue el poder reunirme de nuevo con mi gente, ver como todo esto por fin se terminó y ver un dragón que nunca antes había visto. Quise acercarme pero se notaba que no le gustaba los humanos. Estaba tan a la defensiva que cuando le acerqué mi mano para poder tranquilizarla, intentó quitarmela. Chimuelo estaba cerca y me defendió, le rugió a la dragona blanca pero entre rugidos y gruñidos comencé a escuchar ronroneos por parte de los dos. De un momento a otro Chimuelo se volvió docil al igual que la dragona. Se iban acercando mutuamente con timidez hasta por fin estaban rozando sus narices. Jamas lo vi tan embobado, pude notar que estaba muy feliz y hasta algo atontado.

Hipo: *Susurrando* Amigo, tomate el dia, yo tengo algunas cosas que hacer. ¿Por qué no le muestras el lugar?

  Chimuelo se emocionó tanto e invitó a la dragona a que lo siguiera. La dragona lo siguió y juntos volaron por ahí.

Astrid: Wow, parece feliz.

Hipo: Parece que se enamoro.

Astrid: *Mirando a Hipo* Si, entiendo como se siente.

Hipo: *Mirando a Astrid* Igual yo. ¿Y que nombre le ponemos a su raza? No es un Furia Nocturna, eso seguro, y es la primera vez que veo uno de esos.

  En ese preciso instante, el sol comenzó a asomarse mostrando sus primeros y más atractivos rayos que iluminaron a Astrid y la hicieron ver aún más bella. No se si es por el calor de la batalla, el hecho de no poder verla durante días o porque realmente era hermosa, pero al verla con la luz del alba, sentí como si todo lo demas desapareciera y lo único que podía escuchar era su voz.

Astrid: ¿Que te parece Furia Luminosa?

Hipo: *Embobado* No podria gustarme más.

Astrid: Por cierto, quiero que me cuentes y expliques algunas cosas pero primero *Lo golpea en el hombo con mucha fuerza* Eso fue por haberte ido sin mí. *Lo besa en la mejilla* Eso fue por volver. *Lo besa en los labios* Y eso fue por protegerme.

  Definitivamente amo a esta chica.

/Narra el autor/

  Mientras Hipo y Astrid ayudaban a su pueblo y a todos los aliados, Chimuelo y la Furia Luminosa fueron a dar un pequeño paseo romántico. Chimuelo olvidó por completo su modo Alfa, ahora era un simple dragón enamorado que no sabía que hacer más que dejarse guiar por los instintos. Tanto Chimuelo como la Furia Luminosa, volaron por toda la isla hasta llegar a la Cala, ese lugar en donde comenzó todo.

  Ambos dragones estaban nerviosos y se fueron acercando. El dragón de escamas negras caminó hacia su acompañante y le relató lo especial que era el lugar en donde estaban, le contó la historia del humano que conoció y lo feliz que fue con él. La Furia Luminosa no se lo tomó muy bien la historia debido a que desconfiaba de los humanos. Chimuelo trataba de mostrarle lo bueno que podían ser los humano pero ella solo seguía hablando mal de ellos. Los reptiles terminaron peleando y se distanciaron.

  Chimuelo estaba muy enamorado de ella pero no quería que hablaran mal de aquel que lo salvó y acompañó en tantas ocasiones. No sabía que hacer y, deprimido, bajo la cabeza. Al ver al suelo notó algo en la arena, era el "dibujo" que hizo aquella vez cuando su jinete lo había dibujados él en la arena. Esas marcas le trajeron tan buenos recuerdos, pero el que mas resaltaba entre todos era el día en que él e Hipo se conectaron por primera vez.

  El Furia Nocturna, inspirado, buscó una rama grande y comenzó a dibujar nuevamente en el suelo. Comenzó haciendo trazos en el suelo, poco a poco iba formando una figura similar al que tenía en su mente. La Furia Luminosa veía curiosa sin saber lo que era. Lo que Chimuelo estaba haciendo la tenía intrigada, era tal esto que se terminó olvidando la razón por la que se había enojado con él. Chimuelo seguía dibujando hasta que se detuvo un segundo para ver a su amada, entrecerró los ojos y luego continuó dibujando hasta que por fin terminó. En la arena, había un dibujo de la Furia Luminosa sonriendo, ella estaba atónita. Ambos se fueron acercando y volvieron a intentarlo. Se fueron volando lo mas lejos posible y no volvieron hasta el dia siguiente.

  Sin que ambos reptiles lo supieran, dos parejas vikingas los habían observado y quedaron sorprendidos y felices por lo que acabaron de ver.

Estoico: Realmente Chimuelo se consiguió una novia.

Valka: Que alegría.

Hipo: Los Furias Nocturnas son monógamos. Cuando encuentran su pareja, lo es para toda su vida. Es una de las cosas que aprendí al estar viviendo con ellos.

Astrid: Eso es muy hermoso.

Hipo: Quizás somos más parecido a los Furias de lo que creíamos.

Cómo Entrenar A Tu Dragón (Una historia Diferente) P2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora