Capítulo 54

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/Narra el autor/

  Astrid y los demás se prepararon para seguir con el plan y cuando por fin llegó el momento, todos iniciaron sus respectivas misiones. Astrid y Patán fueron hacia la Orilla mientras que los otros fueron por refuerzos para organizar el contraataque mientras que los gemelos fueron a hacer la tarea de espionaje tras las líneas enemigas. La guerra había comenzado y si no se detenían a los conquistadores ahora que podían, luego iba a ser imposible derrotarlos.

  Astrid y Patán volaron tranquilamente hasta que pudieron distinguir la isla. Al ver a los Voladores, quedaron sorprendidos pero reaccionaron rápido y volaron sobre las nubes para que ellos no los notaran. Cuando estuvieron sobre la isla, bajaron en picada lo mas rápido posible para llamar la atención lo menos posible. Cuando por fin tocaron tierra, los jinetes ocultaron a sus dragones mientras que ellos fueron sigilosamente hacia la cueva en donde estaban los Furias Nocturnas. Al no poder ir volando, tuvieron que ir caminando y eso tomó algo de tiempo.

  Mientras Patán y Astrid estaban en la Orilla, Alvin, Heather, Viggo y Patapez fueron por refuerzos. Se dividieron para buscar ayuda por parte de las Doncellas, Berserkers y Defensores.

Viggo: ¿Creen que sus amigos estarán bien?

Heather: *Burlona* Miren nada más, Viggo Grimborn se procupa por alguien más aparte de él mismo.

Viggo: Ya dije que he cambiado, entiendo el porque sigas desconfiando de mí pero al menos trata de confiar solo hasta que esto termine.

Heather: Como si pudieramos confiar en alguien como tú, rastrero hijo de...

Alvin: *Molesto* Dejen de pelear. Si siguen así solo provocaran destruirnos desde adentro y eso solo provocara nuestra derrota.

Patapez: Coincido con Alvin. Si nos dejamos llevar y peleamos entre nosotros, no podremos ganarles a aquellos cazadores.

  Todos quedaron sorprendidos ya que por lo general, Patapez no era de los que se animaban a enfrentarse a alguien y menos a sus amigos. Ya concentrados, todos volaron directamente hacia sus aliados. El viaje fue tranquilo y ya no hubo mas peleas. Heather alcanzó a Patapez y le dijo algo entre susurros, lo que hizo erizar la piel de Patapez.

Heather: *Susurrando* Bien hecho, mi vikingo.

  Cuando los jinetes por fin llegaron, Alvin y Heather hablaron con Dagur contandoles su plan.

Dagur: Hipo y los jinetes hicieron mucho por mí, es momento de devolverles el favor. Cuenten conmigo. Mis Berserkers estarán listos, y llevaré a los Berkianos también.

  En ese mismo momento, Viggo y Patapez hablaron con Mala y Throk aunque hubieron algunas dificultades en el camino. Luego de convencerla de que no matara a Viggo, Patapez le contó sobre el plan y lo que realmente les había ocurrido. 

Mala: Esos cazadores ya han hecho mucho daño. Les ayudaremos a recuperar su hogar. Los defensores pelearemos a su lado.

  Ya luego de haber convencido a los defensores y a los Bersekers, los jinetes fueron con las doncellas para hablar con ellas.

  Mientras, en la Orilla, Astrid y Patán por fin llegaron a la  cueva de los Furias Nocturnas y rezaron para que nada les hubiera ocurrido. Al entrar no pudieron encontrar a los dragones. Buscaron por todas partes y nada. En eso, Astrid pisó algo por error y se dio cuenta de que era uno de los huevos, o lo que quedaba de este. Estaba completamente destruido, los restos del cascaron eran piezas tan pequeñas que cabrían en un puño. Al seguir buscando, notaron como había sangre en el suelo y una aleta pequeña. Los jinetes solo pudieron dar un grito ahogado y mientras trataban de no llorar.

Patan: Vamonos.

Astrid: No.

Patan: Astrid, es más que obvio que los encontraron. Van a asesinarnos si nos encuentran.

Astrid: No hemos visto sus cuerpos. Puede que continuen aquí, las crías debieron sobrevivir y...

Patan: *Gritando* ¡Astrid date cuenta! ¡Los cazadores los encontraron! Llegamos tarde. Debemos movernos antes de que se den cuenta de nuestra presencia.

  Patán dijo eso, pero la ilusiones de Astrid de que los dragones siguieran con vida lo contagiaron. Él también tenía la esperanza de que todo fuera un malentendido pero no se podía permitir caer. Sabía que sin Hipo, sin Berk, Estoico y sin la Orilla, Astrid y los demás comenzarían a flaquear de manera inconsciente tarde o temprano. Si seguían buscando, lo más probable era que los cazadores los encontrarían y los asesinarian.

  Los dos, con un pesar gigantesco, salieron de la cueva pero fueron emboscados por los cazadores, fueron llevados al bosque y allí estaban Tormenta y Colmillo atrapado en redes. En ese momento llegó Drago mientras iba acompañado de su fiel alumno.

Drago: *Burlón* Miren nada más, son Berkianos que vinieron a morir.

Astrid: Juro, Drago, que te asesinaré.

Drago: Que tierna, lástima que no vivirás para cumplir tal juramento.

  Drago iba a asesinar a Astrid con su arpón hasta que una voz a lo lejos lo detuvo. Era Grimmel y detuvo el asesinato para interrogar a los jinetes.

Grimmel: ¿Donde está su amigo?

Patan: No sabemos.

Grimmel: No te pregunte a ti, enano. Hablaba con la novia.

Astrid: El enano tiene razón, no lo sabemos. Y aunque lo supieramos no te lo diriamos.

Grimmel: Veo que salieron de aquella cueva.

Astrid: Y hay algo de malo?

Grimmel: Vinieron para rescatarlos ¿No es asi? - Los jinetes sabían que estaban perdidos. Se limitaron a callarse y escuchar - Cuando vi unos huevos de Furia Nocturna y a una familia completa, no saben lo humillado que me sentí. La reputación que forje durante años, todos mis sacrificios, todos mis esfuerzos, todo reducido a nada, por culpa de su amigo. Desearía poder decirles que recuerdo como los mate, pero en ese momento estaba tan cegado por la ira y no recuerdo que tanto torture a esos dragones, solo se que siguen con vida y ustedes me ayudarán a buscarlos.

Cómo Entrenar A Tu Dragón (Una historia Diferente) P2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora