💋 IV 💋

570 52 1
                                    


Al llegar a su habitación Akko ya había recibido bastantes golpes, la maestra Irisis al encontrarla tirada en el suelo, tapó de su boca con un trapo y luego la arrastro del pelo hacia su cuarto.

Sus intensiones perversas se vieron interrumpidas gracias al grito desgarrador de su víctima, tan fuerte que hasta los mismos demonios le habían escuchado.

Desesperada y con el corazón en la boca, Úrsula o mas bien Charriot salió en busca de proveedor de tan espantoso grito, buscó en los pasillos más próximos con pasos acelerados.

Hasta que se encontró lo peor.

Al final de las escaleras, yacía su pequeña Akko, sus ojos estaban cerrados, sus piernas y brazos tenían marcas rojas de golpes que de pronto se volverían violetas.

La sangre escurría de su frente por un hilo.

De inmediato Úrsula corrió en su ayuda, la cargó en su brazos y con mucho esfuerzo la llevó hasta la enfermería.

Una vez allí la enfermera empezó a atenderla y aprovechando el tiempo de espera la maestra Úrsula fue con la directora Holbrooke, inmediatamente todos los directivos de la academia se encontraban discutiendo sobre lo sucedido.

Todo indicaba que la pequeña había tenido un accidente, pero en el fondo todos sabían que había ocurrido todo menos eso.

—Hola Akko.

Apenas la misma había despertado, la maestra fue en su búsqueda, tenia muchas cosas que hablar con ella, no se arriesgaría a perder todo lo que había logrado por una niña torpe e inútil.

—Dejame decirte Akko, que espero que este mal entendido no dañe nuestra relación, se que estás muy grave, pero eso no quiere decir que no puedas cerrar tu dulce y bonita boquita, si alguien se llega a enterar de lo sucedido, prometo matar a todas tus amigas una por una, les voy a hacer sufrir como estas sufriendo tú, pero con ellas no tendré la compasión de dejarlas con vida. ¿Prometes no decirle a nadie bebé? ¿Acaso me lo podrías prometer?.

Tomó la raíz de su cabello con fuerza bruta y la besó mordiendo sus labios, dejándolos heridos y magullados. Akko no dijo una palabra, el cuerpo le dolía tanto que las palabras no salían de su boca.

Según la enfermera, que se encontraba en los pasillos esperando a que Irisis saliera, tenia dos costillas rotas, la muñeca derecha esguinsada y varios cortes por su cuerpo.

Lo único que podía hacer era llorar, la enfermera esperaba la confirmación de las otras maestras para usar magia restauradora en ella. Eso haría que todas sus heridas mejorasen un poco, pero el dolor persistiría.

De repente entraron corriendo a la sala sin que la enfermera se los permitiera, seis brujitas, todas con cara de preocupación, menos una, Amanda, su rostro era entero de tristeza y sus ojos se encontraban agüados. Era tanta la culpa que sentía que no sabia que hacer, si ella le hubiese dicho a alguien Akko no se encontraría aquí, la maestra Irisis estaría bajo la justicia y ellas en alguna cita o alguna de esas estupideces románticas que en el fondo le encantaban.

Cuando notó a la descarada de Irisis en aquella habitación, apretó sus puños y se hizo evidente el enojo en su mirada, ¿como se atrevía?, estaba segura de que causado todo esto, pero no lo diría en frente de las chicas, eso seria romper una promesa, se lo había prometido a Akko.

—Chicas necesito hablar de algo con Akko, ¿no podrían esperarse afuera?.

Todas cedieron ante aquel pedido, eran solo apenas unos minutos y debido a la cara que Amanda puso al ver a la maestra Irisis, el tema seria muy importante.

—Tu no Irisis, tu te quedas aquí.

La tomo del brazo y la puso en frente suyo, tenia muchas cosas para hablar con ella.

Y al salir todas, Amanda comenzó con los gritos.

—Fuiste tú, le has hecho esto, por tú culpa esta aquí ¿no es así? —Amanda viró hasta Akko y siguió hablando—Akko dime la verdad, ha sido ella ¿qué te ha hecho? .

Desesperación se reflejaba en su mirada, estaba segura de que era su culpa, y estaba muy convencida, al mirar a Akko solo observó miedo.

Akko estaba por confesarlo todo hasta que recordó lo sucedido antes de que las chicas aparecieran, no dejaría que nadie salga herido por su culpa, y menos a las personas que amaba, prefería sufrir ella a que le pase a sus amigas ,este mal no se lo deseaba a nadie.

—Amanda, no te preocupes ,yo... yo simplemente caí por las escaleras... otra vez.

Fue un gran esfuerzo decir esas palabras, le dolía todo y la enfermera había olvidado darle las pastillas para el dolor. Akko miró a su maestra con terror y luego inclino su cabeza para ver sus manos.

—Es mejor así.

He Irisis salio del lugar con la frente en alto y un plan en mente.

🍄🍄🍄🍄
🐖

No Seas Su Sumisa~Amanda xAkko Donde viven las historias. Descúbrelo ahora