"El día se acerca, está justo frente a mí, lo tiene ella, lo posee en sus manos suaves y delicadas.Con el paso del tiempo empecé a creer que nunca lo encontraría, que siempre sería un deseo lejano e imposible, mi corazón late como loco. Ya quiero volver a verla, tocarla, acariciarla, escuchar sus súplicas por más, por que la ame y la suelte.
Ese collar es la salvación de un futuro incierto y distópico, uno en el que no podremos estar juntas, aunque ella no sepa que lo quiere, por que sé que me ama, puedo sentirlo. Mi intención nunca fue hacerle daño, pero cada vez que la veo solo sucede, solo pasa.
La amo y por eso tengo que lastimarla, por que así aprenderá a amarme y a quererme como yo lo hago."
~ΔΔΔ~
Hoy era el día, el día en el que se enfrentaría a sus miedos...
Se negaba a seguir con esa locura, se negaba a vivir bajo la obscuridad de su mirada, con el miedo latiendo en su piel y desesperación en la garganta.Harta, así se describiría, ya no tenía nadie que la protegiera, era hora de que lo hiciera por ella misma, con sus propias manos y sus propias palabras.
Y aunque un día se detuviera...¿Cuánto tendría que aguantar? ¿Cuánto más?, no podría soportarlo nuevamente, no de nuevo, un escalofrío le recorrió el cuerpo y una piedra se posaba en la boca del estómago, se sentía enferma tan solo con pensarlo, en sus dedos tocando, en su boca susurrando incoherencias, aquella mano en su cuello, que apretaba y apretaba y no la soltaría nunca más, por que ya no había marcha atrás, esa mano estaría ahí por el resto de su vida, como si fuera un tatuaje. Luego estaba la otra posibilidad, que pudiera llegar a hacerle lo mismo a alguien más, a otra chica inocente, a otra tonta como ella, que la agarre con una mano del cuello y con la otra del cabello, y que esas manos ahí queden, por el resto de su vida...No por dios, no podría soportarlo, la culpa... Sería enorme, gigantesca.
Sentía los músculos tensos, el sudor de su espalda resbalarse por esta y el peso de sus hombros hacerse más pesado. Su respiración estaba fuera de control y el corazón se le estaba por salir, las lágrimas solo eran acumuladas ya que el ego no le dejaba escapar ninguna más, sus manos estaban blancas se tanto apretarlas, las uñas se le habían clavado en la piel y hacían ver pequeños hilos de sangre tallados en ellas; la presión de su cuerpo era tanta que sentiría que explotaría ante la mínima palabra hiriente.
Tenía que desahogarse, y tenia que ser ahora, por que sino explotaría y ya no quedaría más Akko. Sabía que Irisis a esta hora estaba en su cuarto, más de una vez la había arrastrado hasta allí en estas horas.
Un paso, dos pasos, tres pasos, al cuarto estaba al lado de la puerta, y al quinto estaba frente a ella, una puerta de madera pulida y tallada, un pomo dorado y reluciente, su miedo gigantesco y doliente, todo eso en un momento.
Tocó la puerta con su puño en una entonación muy baja con la esperanza de que no lo escuchara... Nada, ella no estaba. Dio un paso hacia atrás, el taconeo de sus zapatos se escuchó por el pasillo, el silencio era como una larga sentencia, dio otro pero esta vez largo y relajado, si ella no estaba no podría hacerle daño. De repente sus músculos se relajaron, su corazón volvió a la normalidad y su respiración volvió a ser rítmica.
Y de pronto, un taconeo, pero no era el de sus zapatos.
Eran pasos amargados, pasos sin gracia y sin ningún tipo de sentimiento, solo eran zapatos contra la madera. Era ella, y todo empezó a descontrolarse, los pelos se le pusieran de punta, la piel se le puso de gallina y cabeza comenzó a doler de una manera espantosa. Su pecho soltó una luz carmesí, era el collar qué le había dado Úrsula, corría peligro.
El chirrido de las bisagras le devolvió la vista en frente, la puerta era abierta en cámara lenta y muy despacio, torturando su miedo y su mente. Se estaba volviendo loca, el miedo le ponía así, pero frente a Irisis no podía dejar salir eso, no le daría el gusto.
— Buen día preciosa, ¿vienes a seguir con lo del otro día?
De repente quería vomitar.
— ¿O es acaso qué me extrañas?
Si no fuera por la ira que recorría su cuerpo, ya se hubiese desmayado.
—¿Por qué tan callada? Ven aquí, yo lo haré por ti.
Irisis tomó a Akko de la camisa y con una fuerza bruta hizo que ingresara a la estancia.
Se sintió como un animalito pequeño e indefenso, se encontró paralizada, inmutada ante aquella fiera.
El silencio de la sala era inmenso, se había quedado inmóvil, por más que quisiera el cuerpo no le respondía, estaba inundada por todas las emociones que le cruzaban por el cuerpo, sentía que vomitaría en cualquier momento, el mareo de su cabeza le hacia parecer que todo se movía y el fuego en su garganta le causaba retortijones. Estaba llorando, las manos le seguían temblando.
Pronto la adrenalina le volvió al cuerpo, se llevó todo el miedo y todo lo malo que estaba sintiendo, hizo que la furia se le subiera a la cabeza e hizo que el dolor de su corazón pasara a segundo plano, comenzó a temblar entera como una gelatina, y su cuerpo se sintió cargado de desesperación y angustia.
Irisis estaba frente a ella, con la misma sonrisa malvada y con sus manos listas para manosearla, se acercó un paso hacia ella, como si no pasara nada, como si no tuviera la intensión de maniatarla, violentarla o golpearla hasta que ya no pudiera gritar, como era cada vez que entraba en esa habitación, como era cada vez que se le acercaba.
Simplemente no pudo aguantar más, sí volvía a tocarla ya no habría vuelta atrás, se volvería su sumisa.
—No.
A Irisis no pareció importarle, solo siguió acercándose hasta ella, mirándola de arriba abajo asquerosamente, de manera enfermiza.
—Estas enferma, no te atrevas a acercarte.
—¿Te arrepentiste? a mí no me vengas con rodeos niña, viniste a mí puerta, ahora debes hacer lo que quiera, ya sabes cómo son las cosas conmigo —Tomó sus manos con fuerza y comenzó a hablarle al oído — ahora has lo que te pido, dame lo que te pido.
Akko miró con rabia directo a sus ojos.
—¿Y por qué debo hacerlo? Tu no eres más que una sucia arpía. Tu nunca serás alguien a quien yo respete, tu solo serás la persona la cual me arruinó la vida e hizo miserable mi existencia.
La atmosfera de la habitación de volvió tensa, el rostro de Irisis cambió en un segundo del deseo rojo al odio negro, y puño de cayó abruptamente sobre la cara de Akko, tirandola abruptamente al piso, su labio comenzó a sangrar en forma de hilo y el tan conocido sabor metálico le inundó la boca.
—¿Acaso esperas que con esto comience a callarme o que siquiera lo lograrás? Estoy harta de llorar por los rincones, harta de curar las heridas luego de que me dejas tirada por donde quieras, harta de pensar en matarme. Y estoy cansada, cansada de permitir que me pisoteen, ¿Sabes algo Irisis?, ¡Nunca más te lo permitiré! ¡Estas loca si piensas eso!
Akko se levantó del piso, la cara de sangraba y el cuerpo le dolía, pero aun así logró devolverle el puñetazo a esa infeliz.
Y el orgullo se le infló en el pecho.
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Without Words.
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No Seas Su Sumisa~Amanda xAkko
FanficUna nueva maestra es contratada por Luna Nova, "La bruja", que solo sabe aprovecharse de las buenas intenciones y alimentarse de las esperanzas de Akko. Donde a oídos sordos, la mano propia debe tomar fuerza y atreverse a tirar la primera piedra, d...