🌷 XII 🌷

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Amanda se dirigía con pasos rápidos hacia su habitación, era muy tarde y el cansancio pronto la vencería.

Apenas llego allí ambas compañeras la miraron con preocupación queriendo decirle algo sin siquiera hablar.

—Hola chicas.

—Hola Amanda, sabes donde está Akko —la pregunta le extrañó, ¿por qué preguntaban por ella?.

—No, ¿por qué la pregunta?.

Constanz y jazminka se miraron entre ellas con preocupación, hasta que Constanz habló.

—Cuando veníamos para acá pasamos por su habitación y nos encontramos con que Sucy estaba consolando a Lote, no nos quisieron decir nada.

—Se las veía muy preocupadas.

Amanda vio a constanz y esta respondió con un asentimiento de cabeza.

—Iré a verificar que nada malo haya pasado, prometo que las mantendré a tanto de lo que sucede, pero no me esperen a la hora de dormir.

Ambas asintieron y le desearon buena suerte, era muy raro que Lote no quisiese contarle a sus amigas de lo sucedido, pero si se trataba de Akko seguramente le dirían la verdad.

Al llegar giró el pomo de la puerta y se encontró con la misma escena que sus amigas habían descrito.

—Chicas, ¿qué paso aquí? Parece como si alguien hubiese muerto —Lote miró a la chica con tristeza y Sucy la miró amenazadoramente.

—Amanda, Akko esta muy mal, cuando llegamos vimos que había sangre en el piso y al rato llegó la maestra Úrsula a explicarnos todo... —lote hizo una pausa para sorber su nariz—prometerme que no te enojarás por dejarla sola.

—Prometo que no me molestaré,¡pero necesito que me digas que rayos a sucedido!— las palabras salieron como gritos como por si solas y cargando con ellas un miedo infernal.

—Akko se cortó las muñecas con una navaja...

Y su mundo casi se cae.

~ΔΔΔ~

Sus piernas parecían no ser lo suficientemente largas y sus pasos no parecían ser lo bastante rápidos para correr hacia la habitación de Úrsula, pequeñas lágrimas casi imperceptibles escapaban de sus ojos y sus pulmones ardían de tanto hiper ventilar, la desesperación abundaba en su rostro y la preocupación en su mente, su corazón casi se detiene y su alma casi se escapa de sus labios al escuchar esas palabras.

Akko se cortó las muñecas con una navaja...

Al intentar secar sus lágrimas con su ante brazo tropezó con una piedra, lo que provoco una estrepitosa caída, logrando varios raspones en su cara, brazos y sus rodillas, las cuales comenzaban a sangrar pero ninguna herida evitó que se levantara y comenzara a correr de nuevo y muy dificultosamente.

Cuando por fin había llegado no dudo en tocar la puerta de madera lo más fuerte que pudo y esperar impacientemente a que esta fuera abierta.

Mientras tanto, Úrsula se despertaba de su sueño para levantarse a abrir la puerta comprobando que Akko no se despertara, ¿quién podría ser a estas horas? La noche acompañaba al frío y con solo ver por la ventana podía predecir que en instantes una tormenta se avecinaría. Pronto, al abrir la puerta se encontró con el rostro lleno de raspones de Amanda.


—¿y Akko? —Sin decir nada dejó paso a la pelinaranja la cual dio un paso para entrar a la habitación, ambas caminaron hasta encontrarse con Akko durmiendo con los brazos vendados en la cama de la maestra, inmediatamente Amanda se arrodilló a un costado de esta para quedar a la altura del rostro de la menor, sus ojos se Agüaron pero no lloraría en frente de Úrsula, ni frente a nadie.

—Cuando entré a su habitación...no me esperé verla así, tan débil y vulnerable, la encontré en el suelo, ya se había cortado... Le pregunté quien le había echo tal atrocidad y simplemente se culpó a ella misma. No sé si intentó suicidarse, no sé si ya lo habría echo antes, siquiera sabía lo que pasaba por su mente al momento de hacerlo, solo se que Irisis tiene que pagar por todo lo que le hizo a mi pequeña —las lágrimas impedían que hablase correctamente, las siguientes palabras salieron como susurros debido a estas —Tuvo que soportar tanto dolor, tantas torturas mentales y físicas y aunque su personalidad halla cambiado nunca pude darme cuenta que era lo que pasaba, tuvo que sufrir sola todo este tiempo y nunca fui capaz de prestar atención a sus acciones, sus gestos y hasta sus ojos apagados... Amanda, me siento tan culpable por todo esto, siento como si le hubiese fallado de una manera brutal a mi niña, ¿Sabes? es como si fuera mi hija, la quiero tanto que no se que hacer, esta vez no sé como ayudarla.

Las lágrimas salían a cascadas de sus ojos y sus brazos se mantenían abrazándose a ella misma tratando de formar algun tipo de consuelo lúgubre.

—Maestra, no es su culpa. Nadie pudo darse cuenta, de echo, si ella misma no me lo hubiese contado cuando estaba ebria, nunca lo hubiese sabido.

Amanda tomó la mano de la menor dando una suave caricia, luego con su otra mano comenzó a hacer arrumacos en sus mofletes sonrosados, al instante Akko inclinó su rostro junto con la mano de Amanda para sentir las caricias y susurrar en sueños.

—Amanda ¿qué hago aquí?

Sus ojos se abrieron de a poco hasta inclinar su cabeza y observar sus brazos, al darse cuenta de las vendas ya había recordado el porqué de estar allí y vio a los ojos de ambas mujeres presentes.

—Lo lamento.

Akko se sentía muy decepcionada  y avergonzada, la vergüenza le invadía el cuerpo, así que fue imposible controlar el llanto, sus ojos se empezaron a aguar y los sollozos se escaparon de sus labios, Amanda en un intento de consuelo comenzó a abrazar a la menor, Úrsula se acercó a esta y dejó un beso en su frente.

—Les dejaré su espacio, solo trata de descansar pequeña —Akko asintió y luego de eso Úrsula se alejó de la habitación dejando a ambas solas.

—Amanda...En verdad, yo-o lo lamento tanto.

Las lágrimas no dejaban de salir de sus ojos, Akko levantó sus brazos y comenzó a acariciar su rostro de manera dulce, es como si solo Akko pudiera calmar los sentimientos de angustia de su corazón.

—Akko eres una persona maravillosa y fuerte, eres lo más hermoso que he conocido, nunca podría enojarme contigo, ¿porqué has echo eso? No se lo que sería de mí si tu no estuvieras, sin tus labios esponjosos y sin ese par de ojos rubíes que me vuelven loca.

La mano que se encontraba acariciando su mejilla de ponto comenzó a bajar por su rostro para acariciar sus labios rosados.

-¿Akko dejarías que te bese?-la menor de ellas sonrío.

-A ti te dejaría hasta mi corazón.

Sus labios se fueron acercando poco a poco hasta chocar entre sí, Akko se sentía en el cielo cada vez que los labios de la mayor tocaban los suyos y por primera vez juraría que habían mariposas en su estómago.

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Copycat by Billie Eillish


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No Seas Su Sumisa~Amanda xAkko Donde viven las historias. Descúbrelo ahora