—¿Puedo saber que haces aquí?.Camillo soltó el humo en sus pulmones y contestó mirando a las estrellas.
—Estaba aburrido, ¿y tú?
Akko suspiró y vio a la misma dirección que él.
—Día complicado...Más bien horrible, tengo la cabeza como si fuera una bomba, siento que me podría explotar en cualquier momento. —Le dio otra calada a su cigarrillo y guió su vista a su pies. El agua se sentía tan relajante, que pareciera que todo lo demás pasaba a segundo plano.
—Por cierto, eres un idiota, recién casi me matas del susto.
Camillo soltó una sonora carcajada que se extendió en el silencio de la noche. Volvió a llevar el cigarro a sus labios y luego de dejar salir el humo de su boca, se giró en su dirección.
—¿Quien lo pensaría? la niñata con cara de ángel, en realidad en un demonio fumador. ¿Tus padres saben que su bebé se intoxica con nicotina?
—Los de mentira sí, aunque no puedo decir lo mismo de la real, supongo que algo es algo.
—¿A qué te refieres?
—Nada mejor déjalo ahí.
—¿Puedo saber que a sucedido? Solo si no te molesta. No quiero ofenderte, pero parece como si hubieras intentado robarle la miel a un winnie de phoo en la vida real.
Akko suspiró, se giró para quedar en frente suyo, puso la vista en dirección al piso y siguió hablando, el contacto visual le ponía incomoda.
—Simplemente... Cosas, situaciones inesperadas que me complican la vida.
Se le notaba desanimada, y eso Camillo lo notó, tomó su barbilla y alzó su rostro, le regaló una pequeña sonrisa sincera y habló.
—Hey, No tienes que sentirte incomoda conmigo, puedes contarme lo que sea. No se si cuando te vallas suceda lo mismo, pero aquí y ahora es el momento y el lugar indicados para soltarlo. Conmigo eres libre de decir lo que se te de la gana.
—Nosé, es muy complicado, no quiero aburrirte con la historia, además, es muy sentimental para tu gusto.
—Hay Akko, no seas idiota, con lo dramática que es tu vida nunca podría aburrirme, ya te pareces a la de la novela de las siete.
Esperó unos momentos y miró duditativamente hacia el rostro de su acompañante. Le había pedido que le explique que le pasaba, pero ni siquiera ella misma lo sabía, estaba molesta y resentida, pero no entendía el motivo. Pensaba en todo lo que Charriot le había dicho, y en verdad, ninguna de sus palabras habían sido la causa de esta sensación que le pesaba como toneladas.
Podría ser la situación, el momento, la forma, o una rara convicción de las tres. Vivía tantas situaciones, que le provocaban tantas experiencias y sentimientos diferentes, que ya ni sabía lo que sentía.
Quería poder explicarle eso a Camillo, en verdad quería hacerlo, pero las palabras no le salían de la boca, no podía idear una oración con todo ese barullo de voces que le decían como sentirse.
Estaba exhausta y se sentía una sonsa por también sentirse así, ya estaba cansada de cargar con eso.
Mirando el estanque se preguntó como haría para explicarlo. Tenía el cuello entumecido, las manos le temblaban por los nervios y nada se le venía a la cabeza. Miró alrededor suyo, tratando de llegar a la respuesta, llevó una mano a su pelo y jugó con sus mechones largos y castaños. Miró hacia arriba, sobre sus cabezas, justo donde las hojas de un inmenso fresno bailaban con el viento y se camuflaban verdes con la noche y las estrellas.El viento le acomodo el pelo y le acarició el rostro, puso el cigarro en su boca y aspiró suavemente. La respuesta vino con la inmensidad de la belleza de aquel árbol.
—Cuando era niña pensaba en cuan aburridos debían estar los árboles, solos y solitarios con lo mismo en frente por siempre, me ponía triste, y pensaba que nunca querría ser como un árbol, me asustaba. Hasta hoy, que me doy cuenta de que mi deseo más grande es ser uno, y vivir con la calma de estar toda mi vida frente a un río, un lago, o en el corazón de la selva más recóndita del mundo.
Camillo quedó en silencio, comprendía lo que Akko quería decirle. Necesitaba paz. Y lo entendía perfectamente, y más lo hacía con el paisaje de la noche en la que se encontraban. Debajo de ese árbol, con los pies en el estanque y la boca en un cigarro, así era donde y como te dabas cuenta de la paz del momento, y ese era uno de no querer que nunca se termine.
—Hoy me enteré que los malnacidos que me criaron no son mis padres, y en vez de sentirme aliviada de que no lo sean, me siento horriblemente mal, por que siento que no lo merezco. Me enteré de que mi novia me engañaba y tampoco me enojé, solo le dí lugar a que amara a otra persona por que sentía que no tenía el derecho de enojarme. Y a pesar de todo lo que eh sufrido en esta academia, y todo lo que me a echo esa bruja... No me creo capaz de irme, de abandonar mi sueño. Y no lo pienso hacer. No lo voy a hacer. — Sentía la voz temblarle, las manos se le sacudían mediante el frío y los nervios.— Ya estoy harta de esto, y ya no sé que hacer conmigo... En verdad no lo sé. Si sigo con mi vida normalmente, va a seguir pasando lo que pasa y eso es lo que menos quiero. Y si me voy... también lo abandonaría todo, desde mis sueños, hasta mi madre.
Ambos escucharon el chirrido de los grillos y miraron en silencio a las estrellas que adornaban sus cabezas, las luciérnagas que alumbraban la noche obscura y los pájaros que los observaban en las ramas de los árboles. Sintieron la cálidez de su cuerpo irse con el viento y percibieron en el aire el olor a pasto mojado, el olor a la lluvia y al aire fresco.
—Akko, ¿tú eres felíz aquí?, junto a tus amigos, tus sueños y tu madre. O más bien, ¿estas dispuesta a luchar por serlo? —Retiró por última vez el cigarrillo de su boca, lo aplastó en el suelo, y cuando estuvo bien apagado se lo guardó en el bolsillo.
—Sí.
—Sí ¿qué?
—Estoy dispuesta a luchar por mi, por lo que quiero, y por las personas que amo.
—Entonces no dejes que nadie te haga creer lo contrario, nunca, pero nunca le des el derecho a alguien de hacerte creer que no lo mereces. Y por sobre todo, lucha, lucha por eso. Aunque sientas que ya no tienes fuerzas, sigue adelante y lucha. Nunca lo olvides, que en verdad, vales mucho más de lo que crees, después de todo tú eres una bella fiore.
Un par de lágrimas escurrieron de los ojos de la castaña, se sentía tan rara con lo que Camillo le decía, que sintió el corazón estremecerse. Se sintió tonta, ¿qué pensaría Camillo al verla así? con sus brazos comenzó a secarse las lágrimas que le caían incontrolables como lluvia sobre sus mejillas.
—Lo lamento, es que y-yo... hace rato no me sentía así. Ahora me siento una tonta. —Río suavemente con los nervios impregnados en su voz.
Camillo apartó sus brazos de su rostro y se acercó lentamente extendiendolos. Cuando Akko sintió los brazos del otro abrazándola, inmediatamente, y como de costumbre, apoyó su rostro en su cuello y allí se escondió del mal del mundo. Inmediatamente comenzó a arderle el rostro por el rozamiento de las heridas, pero no le importó. Se sentía cómoda, como si estuviera en casa.
—¿Acaso ya nos conocíamos?— Sus palabras sonaron amortiguadas y suaves.
—Seguramente...en otra vida sí.
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No Seas Su Sumisa~Amanda xAkko
FanfictionUna nueva maestra es contratada por Luna Nova, "La bruja", que solo sabe aprovecharse de las buenas intenciones y alimentarse de las esperanzas de Akko. Donde a oídos sordos, la mano propia debe tomar fuerza y atreverse a tirar la primera piedra, d...