Con pasos cortos y lentos, puso su mano en el pomo frío de la puerta, procuró que sus zapatos contra la madera se olleran lo menos posible y que ninguna de sus amigas estuviera despierta.
Lo primero que hizo, fue ir al baño y tomar una larga ducha, el agua caliente le tocaba la piel con suavidad y el olor a menta del jabón hicieron que se sintiera un poco más liviana, dándole cierta frescura al ambiente.
Cuando salió del baño, el sol brillaba en su máximo esplendor afuera, sus amigas dormían profunda y tranquilamente en sus camas, con las sábanas hasta el cuello y la cara completamente relajada. Suspiró, el cansancio la estaba matando, sus ojos comenzaban a cerrarse solos y ni siquiera había tocado la cama, así que finalmente se sentó allí y miró en el reloj en su pared con frustración que solo faltaba una hora para que empezaran las clases del día de hoy.
Sentada allí, su mirada dio al piso, la madera brillaba pulida bajo sus cansados pies, la luz del sol que se infiltrava entre las cortinas dibujando patrones lineales, los cuales, iban balanceándose a medida que el viento pasaba entre el marco de la ventana y esta. Miró allí, donde su vista siempre se fijaba, el ahora cielo azul brillaba con un resplandor tan único, que sinceramente, todas aquellas ganas de dormir o descansar se esfumaron, además no podría dormir únicamente una hora. Derrepente, unas ganas inmensas de salir al césped, acostarse en el suelo y respirar la brisa fresca le inundaron el pecho, eran esas ganas de disfrutar el día como había disfrutado la noche de anoche.
Tomó su mochila, un par de libros y mientras se peinaba el pelo ahora suave y limpio, escucho una voz somnolienta a sus espaldas.
—¿Ya te vas? todavía es muy temprano. Anoche no te escuche llegar, ¿viniste muy tarde?, te noto cansada Akko. Anda, duerme un rato más y luego vamos juntas a clases.
Se giró en su lugar y la vio sentada en su cama, tallandose los ojos y recién acomodándose sus gafas.
—¡Buenos Días! No te preocupes, en verdad anoche no e llegado muy tarde... Pero cuando llegué no quise despertarte por que dormías muy bien.
—¿Entonces no seguirás durmiendo?
—En verdad... No. Es que el día está muy lindo como para desaprovecharlo aunque sea un poco. Aprovecharé para hacer algunos deberes pendientes de estos días.
—Está bien, nos vemos.
—¡Nos vemos!
Se giró en su lugar y cuando estaba por abrir la puerta la voz de Lote volvió a hacerse escuchar.
—Y akko...
—¿Sí Lote?
—Te quiero.
Volvió sus pasos atrás y con emoción se lanzó a los brazos de su amiga, dándole un gran abrazo.
—Yo también Lote... No sabes cuanto.
~
Los pasillos estaban extrañamente desolados, no había ni un alma presente, la brisa mañanera entraba por la ventana magnificamente y se se sentía bien, de alguna forma extraña, ella misma se sentía bien.
Sus pasos se escuchaban secos contra el piso, únicos en un pasillo desierto de gente, el viento hacía que su pelo se sacudiera en su lugar, y por un momento cerró los ojos para disfrutar del ruido de los pájaros.
Pac, pac, pac.
Un ruido extraño se escuchó lo lejos, extrañada miró a su alrededor, pero no encontró a nada ni nadie, seguramente provenía del exterior, algún animal o algo así.
Pac, pac, pac.
Los vellos de la nuca se le erizaron, esta vez se había escuchado mucho más cerca, como si algo golpeara con la madera, una sensación rara se le incrustó debajo de la piel. Siguió caminando.
Pac, pac, pac.
De encontraba al lado suyo, el collar empezó a brillar, era a su derecha, y su corazón a latir con fuerza, con decisión se giró hacia su izquierda y confirmó la presencia de una puerta, esta era diferente a las demás, pintada con el mismo color del papel tapiz de las paredes, se encontraba cerrada, y al intentar girar el picaporte, este no cedía, se encontraba atrancada.
Pac, pac, pac, pac, pac.
Lo que sea que estuviese adentro, había notado su presencia, con fuerza comenzó la tirar de la puerta, esta no cedió fácilmente. Pero una vez que pudo abrirla, la sorpresa inundó sus ojos, y se preguntó hace cuánto aquella persona se encontraba allí.
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No Seas Su Sumisa~Amanda xAkko
Hayran KurguUna nueva maestra es contratada por Luna Nova, "La bruja", que solo sabe aprovecharse de las buenas intenciones y alimentarse de las esperanzas de Akko. Donde a oídos sordos, la mano propia debe tomar fuerza y atreverse a tirar la primera piedra, d...