🍁 XXIX 🍁

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"A lo largo de mi estancia en vida e experimentado y puedo llegar a asegurar las tres desgracias de mi vida, asegurarlas no fue fácil, ya que a ellas le siguen otras, unas que a los ojos ajenos parecen pequeñas e insignificantes.

La primera fue nacer, si yo no existiera nadie sufriría, nada de esto hubiese pasado. Siempre me pregunté el significado de mi existencia, ya que no sabría decir que sentimiento es más desolador, el saber que un día las luces se apagaran para siempre o que nunca lo harán, nunca creí en el reino de dios y aunque quisiera creer, mi mente en demasiado objetiva para aceptar tal ficción. Yo creo que dios fue un personaje literario del que todos se enamoraron y todos decidieron que fuera real en su mente.

Yo estoy loca, e echo cosas que a los ojos de otras personas es malo, y más para los ojos de ella.

La segunda desgracia, el día que salí a jugar al bosque, desde entonces los odio, y más que a nada odio a las brujas.

La tercera, haber conocido a tal ángel, aquel que me vuelve loca, esos ojos, esa mirada, esos labios, con solo observarla se que estoy perdida, esto no tendría que haber ocurrido. Parece enfermizo, parece loco, pero yo no estoy loca, estoy enamorada, enamorada de unos ojos que no me miran y no me quieren, pero ya está todo listo. O muy pronto lo estará."

~ΔΔΔ~

A medida que despertaba todo se le hizo extraño, nuevo. Su cuerpo se sentía pesado, débil, roto... Sucio.

Todo le dolía, y le tomó unos segundos darse cuenta de lo duro y frío en sus muñecas, la mente le daba vueltas, todo le daba vueltas, y podría llegar a decir que estaba en una cama...

Pero la verdad no sabía ni donde estaba.

Todavía sin abrir los ojos pudo sentir lo húmedo de su frente, más bien sudor, un sudor frío que estaba en todo su cuerpo. La garganta le picaba como si tuviera hormigas rojas apretando y mordiendo con sus tenazas diminutas cada rincón de sus pulmones, tenia toneladas en los hombros que consumían toda su energía, haciendo muy difícil poder abrir sus ojos.

De repente, con los ojos ya abiertos observó el techo de madera, las paredes verdes y su cuerpo sobre la cama, las sábanas blancas llenas de sudor y sus manos atadas a la cabecera con cadenas de hierro.

Volteó su vista de la cabecera al techo de madera, limpio, lustrado, pero de alguna manera... Sucio. Todo lo que la bruja tocaba era así, de ese tono oscuro, de esas intensiones profundas y perversas. Cargaba esa tristeza melancólica que le ponía los pelos de punta.

Volvió del techo a sus manos, sucias de algo espeso, rojas, pero limpias... Su cabeza no podía comprender eso.

Fue de sus manos hacia su cuerpo, de nuevo ese liquido espeso, las sábanas estaban rojas, y al ver eso sintió las mismas hormigas rojas volverse una pelota e incrustándose en medio de su garganta, pudo sentir parte de esas toneladas escapar por sus ojos y pudo sentir nuevamente el dolor de su cuerpo.

Dolía...Dolía...Dolía Mucho, Demasiado.

Sentía como mil abejas le picaban el estomago, sentía como apuñaladas cada latido, sentía arañas en sus piernas, tijeras apretando sus muñecas, sentía océanos caer por sus ojos, astillas en su corazón.  Y dolía el peso de sus hombros, y dolía la traición y dolía su cuerpo, dolían los abusos y cada mano de ella en su cuerpo.

Dolía, pero no su cuerpo, sino su alma. Los gritos, la desgracia, la muerte. Todo.

Despertó, el mismo océano y los mismos gritos y las mismas hormigas atoradas, el peso de sus hombros comenzó a desviarse al resto de su cuerpo entumeciendolo.

—Lote, no dejes que me lleve —Las palabras salieron en medio del océano, salían suplicantes, llenas de temor, llenas de angustia— Todo se sentía tan real...

—Tranquila Akko, estoy aquí para ti.

Lote estaba sentada a su lado arrodillada en el piso, estaba muy preocupada por Akko, las pesadillas eran cada vez más y últimamente su vida se había convertido en un infierno, en las mañanas despertaba llorando y no volvía al cuarto hasta que no era de noche, sus brazos estaban llenos de rasguños y su rostro decaído, notaba que ella se esforzaba por ocultar todo eso y es que eso fue el detonante de las preocupaciones.

— Sentí que estaba allí, no fue como las otras, sentí todo tan real que... Creí que estaba de nuevo allí, en aquel cuarto — Akko estaba abrazada a Lote con su cabeza entre su cuello y hombro, su respiración daba directo a la nuca de Lote y su boca estaba en su oído, el miedo todavía recorría su organismo erizando su piel. Su voz salia estrangulada, ahogada, temblorosa, dolida, angustiada, gracias al recuerdo, gracias a las pesadillas.

Luego de un rato su mente se calmó, todo volvió a ser gris y sus manos dejaron de temblar, para ese instante ya nadie estaba con ella, no quería atar a nadie al mismo yunque.

Se preparó y en un santiamén ya estaba cruzando la puerta. Sin siquiera pensarlo sus piernas tomaron fuerza y comenzaron a moverse por sí solas, sus manos se apretaron en puños y los músculos de su cuello se tensaron, su mente no podía procesar lo que su cuerpo hacia, actuaba por sí solo, se dejaba llevar por la ira de sus venas, la ira que estaba acumulada desde hace tiempo, desde hace mucho.

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HolAa, no voy a escusarme con que no tenía tiempo en actualizar, en realidad me bloquee y nada se me ocurría, por suerte ya a pasado y eso es más que importante ya que el final encuentra cerca, no tanto, pero lo está y eso me tiene muy nerviosa jaja.

Ojalá que estén bien, no olviden lavarse las manos, usar cubre bocas y tomar agua, saber que alguno de ustedes se a contagiado me pondría muy triste.

Chauu y de todo corazón espero que estén bien.

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No Seas Su Sumisa~Amanda xAkko Donde viven las historias. Descúbrelo ahora