Rojo, ya empezaba a odiar ese color.
Un destello incandescente iluminó sus rostros con fulgor, aquel brillo se iluminó todo, desde el verde césped hasta las copas de los árboles. Bajó la mirada hasta su propio pecho, y lo notó, a través de la ropa, como incandecía aquella piedra justo en el centro de su camisa. Volvió a subir su rostro hasta el de Amanda que la miraba confusa, cuando un ruido detrás de ella le llamó la atención.
Todo pasó en un instante.
Algo tiró de ella hacía atrás quedando varios metros alejada de Amanda, unas manos obscuras como el ébano y bañadas en una sustancia parecida al petróleo surgieron del suelo, cada una se aferró a uno de sus brazos y otra agarró su cuello fuertemente pero sin estrangularla, estas comenzaron a arrastrarlas por el suelo hasta aprisionarla contra el árbol opuesto al que estaba. Gritó y pataleó, pero aquella fuerza de esas criaturas extrañas era horrorifíca, por un momento sintió el pánico recorrerle por el cuerpo, pero al ver aquella silueta acercarse lentamente y como surgían nuevas manos que está vez agarraban a Amanda, el pánico se convirtió en la nueva sangre que corría por sus venas.
-¿Sabes algo? Me encantan los libros de Romance, pero por alguna razón, me gusta más el género de Horror. -Rió fuertemente mientras seguía acercándose a espaldas de Amanda.
Su mano se elevó, estiró la palma hacia arriba y de ella surgió una chispa de fuego azulado que emergió de sus propias uñas, la miró desde arriba y de allí comenzó a carcajearse como una loca, se dobló por su estómago por la risa y apartó un par de lágrimas de sus ojos. Volvió en su caminata inicial con una sonrisa en los labios y pasó justo al lado de Amanda, la cual permanecía completamente seria ante la presencia Irisis, con el odio resaltando de sus ojos y la rabia reflejada en cada rincón de su cuerpo. De pronto, estuvo tan cerca de su cara que pudo sentir el putrefacto olor de su ropa, combinado con aquel característico olor a humedad y polvo que tenía todo lo que le pertenecía. Los pelos del cuerpo se le pusieron de gallina cuando aquella mano llena de tierra tomó su mandíbula con aquella fuerza bruta que tanto conocía.
-Déjala en paz.
La voz se Amanda se escuchó opacada por los latidos de su corazón, que retumbaba entre su caja torácica como un tambor, por un momento Irisis siguió mirándola con su rostro completamente inexpresivo para luego girar su cabeza y ver a Amanda, dedicandole una sonrisa arrogante e irritante.
-¿Qué miras? ¡Bruja!
Su rostro volvió a girar hacia la dirección de Akko, está vez se agachó sobre sus rodillas y elevó su otra mano, tomó la parte de atrás de su cuero cabelludo y elevó su rostro para que quedarán lo más cercano posible.
-¿ Acaso le contaste a Amanda todo lo que hacíamos en mi cuarto? Pensé que eso era algo privado, solo para nosotras dos. Verdaderamente... me decepcionas.
Volvió a reír escandalosamente, las criaturas cada vez aumentaban su agarre, los dedos de Irisis se pusieron blancos ante la presión en su barbilla y para completar, comenzó a apretar sus uñas sobre la piel de sus mejillas, donde un par de lágrimas descendieron como traicioneras.
- Hija de put-
Un bofetón hizo eco entre todos los árboles y flores a su alrededor, inmediatamente su rostro giró en la dirección contraria al golpe y una sensación metálica inundó su boca, el ardor se trasladó hacia todo su rostro, y sintió que el mundo le daba vueltas a su alrededor por el golpe, se le empezaron a entumecer los brazos.
- Así que hija de puta... No te equivoques querida, aquí la única puta eres tú.
Volvió a tomar su rostro con fuerza bruta y lo giró con brusquedad para que la vea, estaba segura que una línea de sangre comenzaba a deslizarse desde su labio hasta su mentón, pero trató de no darle importancia.
-¡Dejala en paz maldita loca!¡No te atrevas a tocarla de nuevo!-Amanda comenzó a patalear y moverse con brusquedad en su lugar, de pronto Irisis volvió a elevar sus manos y a la vez otra mano surgía del suelo para sellar completamente su boca.
-Vamos a mostrarle a tu querida novia como es un beso de verdad- Se acercó hasta su rostro, clavó sus uñas nuevamente dejándola sin escapatoria, y tomó sus labios con fiereza y violencia entre la sangre y las lágrimas.
En menos de un segundo sintió la boca del estomago retorserse y el horror puro cuando Irisis metió a la fuerza su lengua en su boca, las manos que se aferraban a sus extremidades no le permitieron hacer nada, aquel recuerdo de tantas noches se proyectó ante sus ojos, quiso gritar, quiso patalear, el pánico inundó todos sus sentidos, hasta que por fin reaccionó... hasta que cerró sus dientes alrededor de los labios y la lengua de Irisis y los mordió lo más fuerte que pudo. El sabor metálico que ya había sentido se intensificó tanto en un instante, que nisiquiera le dio tiempo a reaccionar a Irisis, y cuando se alejó, la sangre comenzó a caer como chorros.
Solo en ese instante, cuando aquella bruja se había alejado de ella, pudo escuchar los gritos de Amanda que se opacaban a través de aquella mano que sujetaba su boca, escuchó su corazón acelerado y sintió la tensión de su cuerpo arremeter a sus nervios, las ganas de vomitar inundaron su cuerpo y aquella vieja sensación conocida se le escapaba por los ojos, aquel asco, suciedad... comenzaban a escabullirse entre sus huesos.
Inmediatamente que el rostro de Irisis se alejó del propio, supo que la herida había sido bastante profunda, Irisis iba de un lado a otro soltando maldiciones y agarrando su boca con frustración al ver que la sangre no paraba de salir. Tomó un trozo de su ropa y la colocó sobre la herida logrando así de una vez que la hemorragia cesara.
-Ya verás pequeña zorra, esta vez me las vas a pagar.
Y el rojo volvió a iluminar todo a su alrededor. Su pecho volvió a brillar incandescente y los árboles encimas de sus cabezas se vieron reflejados por aquella luz. Apenas lo notó, Irisis se quedó viendo su pecho hipnotizada, bajó la mano que sostenia su labio y de repente sus ojos irradiaron furia.
Irisis levantó sus manos hacía el cielo y aquellas manos que las tenían sujetas se volvieron más fuertes y gruesas, derepente se volvieron tan altas que las levantaron del suelo a ambas. Los ojos de Irisis se dieron la vuelta y en un chasquido se volvieron completamente negros, como si le hubiesen inyectado tinta en los ojos. Otra mano surgió del suelo y la tomó de la barbilla a la vez que Irisis volvía a hablar.
-Supuse que te protegería de mi, que te lo habría arrebatado apenas supo que yo lo buscaba, pero parece ser que la vida de su hija le importa menos de lo que pensaba.
Los ojos de Akko se abrieron confusos ante aquello, ¿Acaso Irisis se refería a Úrsula? la incógnita se plantó en su cabeza y parece que también en su mirada, porque enseguida de ello otra mano se elevó detrás suyo y tomó su cabello alzando su mirada directo a Irisis, algunas gotas biscosas recorrieron su rostro, su cuero cabelludo dolía demasiado ante la fuerza de aquellos entes, que lo sostenían sin escrúpulos y con firmeza.
-Dame el colgante.
Poco a poco Irisis se iba acercando a su rostro, se notaba furiosa, y aquellas palabras habían salido de su boca como una lengua de fuego.
-Todavía, aunque no lo creas, no sabes hasta donde soy capaz de llegar. Y puedo hacer que tu vida sea un infierno en un lastimero segundo. - El ente que sostenía su mentón desapareció en la tierra para ser reemplazo por aquella mano fría, aún más fría que el ente.- No me hagas repetirlo.
La voz de Amanda hablando a través de aquel ente retumbó en sus oídos, desbió la mirada hacia ella por un instante y la intercaló con los ojos de Irisis. Estaba claro que no lo haría.
Ante el silencio de su boca, Irisis apretó con tanta fuerza su quijada que los dedos se le pusieron blancos, apretó los dientes con una furia inexplicable cuando se dio cuenta que Akko no tenía ninguna intención de hacer lo que le decía, así que posó sus labios estrategicamente al lado de su oreja y a la vez que un escalofrío recorría su cuerpo, Irisis susurró.
-Tú te lo buscaste niña.
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No Seas Su Sumisa~Amanda xAkko
FanfictionUna nueva maestra es contratada por Luna Nova, "La bruja", que solo sabe aprovecharse de las buenas intenciones y alimentarse de las esperanzas de Akko. Donde a oídos sordos, la mano propia debe tomar fuerza y atreverse a tirar la primera piedra, d...