🍎 XXIV 🍎

248 24 3
                                    


Las manos de Iriris fueron a parar a su cuello, la arrastro hasta lo profundo del bosque y cuando estuvieron lo suficientemente lejos del patio ya era de noche.

Las manos de Irisis de sentían como lijas sobre su piel, la tocaban de manera repugnante, cerró los ojos y trató de no llorar, pero era imposible, como no llorar cuando te habían roto el corazón de la manera más cruel, y cuando la persona que te había destruido la vida te tenía de nuevo en sus manos.

Al llegar a un punto alejado, Irisis tiró a Akko al piso, haciendo que se golpee la parte izquierda de su cuerpo y que su cabello se llenara de tierra.

—Así que decidiste volver a mis brazos, soñé tanto con este momento que juro que no te vas a arrepentir.

Su mirada era una de egocentrismo, en sus ojos se observaba el deseo y en su rostro de podía ver la locura. Mientras tanto, Akko estaba aterrada, su cuerpo nunca había dejado de temblar y sus ojos nunca habían dejado de llorar.

—No me ha-hagas daño por favor.

Su vos era de suplica, las palabras habían salido como murmuros quejumbrosos y todo en ella estaba roto.

—No se a que te refieres, yo nunca te he hecho daño, siempre te lo has buscado tú.

Irisis se arrodilló frente a su cuerpo y se puso a horcajadas de ella, tal como lo había echo Akko con Amanda, las manos de Irisis retenían a Akko a un suplicio inevitable y los sollozos eran su nuevo himno.

—Por favor... Déjame.

La mujer no le hizo caso y comenzó a desabrochar su camisa lenta y tortuosamente, haciendo que su cuerpo se debilitara por todas las emociones que sentía en ese momento.

Y sin decir más, simplemente hizo lo suyo y ella imaginó estar en otro lugar, uno muy lejano.

~
Se imaginó en una laguna, el agua era cristalina y algunos peces anaranjados nadaban de aquí para allá, el agua parecía llamarla y con delicadeza y mojando su vestido de tul se adentró en el agua.

De pronto una voz que reconoció al instante la llamó a lo lejos invitándola a seguir caminando en el lago.

Era Amanda, una dulce margarita descansaba detrás de su oreja y sus labios se encontraban sangrando de infidelidad, lo ojos de Akko se encontraban rojos con lágrimas saladas y amargas escapando como ladronas.

Amanda caminó hasta la orilla y con la misma sutilidad que Akko se metió en el agua, se acercó a ella quedando cara a cara para dejar un beso con polvo de estrellas en sus manos.

Siempre te amaré Akko.

Mentira.

Sinceridad destellaban sus ojos, pero de sus labios seguían escurriendo la mentira carmesí.

No respondió pero siguieron mirándose de frente.

Nunca te haría daño mi amor.

Mentira.

Sus labios seguían desbordando mentira pero ignoró eso y confío en sus palabras sellando su idiotez con una abrazo único.

De pronto el agua cristalina empezó a destellar pequeñas hileras de rojo sangre que se mezclaba con el agua.

Los peces parecían perturbados y los arboles lloraban, sus hojas empezaron a tornarse anaranjadas y comenzaron a caerse.

No Seas Su Sumisa~Amanda xAkko Donde viven las historias. Descúbrelo ahora