Visita inesperada

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Autora: unos días de descanso... ¡Os dejo el nuevo capítulo! ¡Feliz año! 

***

El tercer hombre cerró la puerta tras él mientras Beckett pataleaba intentando soltarse del agarre de ese hombre alto, fuerte y musculoso que la tenía firmemente atrapada entre sus brazos. Gritó cuando ese hombre apretó uno de sus pechos con fuerza, sabiendo que le estaba haciendo daño, ya que ella no llevaba sostén alguno bajo esa camiseta, y disfrutando con ello. El cabecilla, por su parte, seguía apuntándola con la pistola mientras reía haciendo que ese ruido macabro proveniente de sus cuerdas vocales resonase en cada rincón del apartamento de Beckett. El tercer hombre no pudo evitar desviar los ojos hacia las piernas y las braguitas de la capitán cuando la única camiseta que ella vestía en esos momentos se subió ligeramente debido al agarre de su compañero.

- Es inútil... Está perfectamente entrenado, Beckett - dijo el cabecilla mientras bajaba la pistola y recorría con la mirada el apartamento de la capitán - vaya, te gusta leer... - se acercó a su estantería y comenzó a leer los títulos de algunos libros, parecía divertirse, cosa que estaba sacando a Beckett de sus casillas.

Beckett volvió a intentar golpear con el codo en el estómago de ese tipo, pero le era imposible moverse un ápice.

- Antes de que hagas ninguna estupidez... - el cabecilla entornó su cabeza hacia su otro hombre mientras le indicaba que lo hiciese con un leve asentimiento, éste se acercó a la capitán y le colocó una mordaza en la boca para que no pudiese gritar de nuevo y alertar a los vecinos.

Beckett volvió a revolverse inquieta, pero seguía sin conseguir liberarse de ese hombre. El tercero colocó unas cuerdas sobre sus manos, apretándolas con fuerza, haciendo que la capitán tuviese que cerrar los ojos ligeramente ante el fuerte roce sobre sus muñecas, y después hizo lo mismo con sus piernas, no sin antes acariciar el interior de sus músculos con deseo.

- Bonitas piernas - susurró antes de volver a erguirse y sonreírle con desdén. 

Beckett quiso mandarle a la mierda, pero esa cinta entre sus labios le impedía hablar, solo podía gemir intentando soltarse de las cuerdas y de los brazos de ese tipo. 

- Te preguntarás que estamos haciendo aquí... - susurró el cabecilla cruzándose de brazos y dejando salir a relucir todos sus dientes en una sonrisa cínica - Paul te lo explicará... ¿verdad, Paul? 

Beckett desvió la mirada hacia el aludido y sintió como las lágrimas comenzaban a salir a borbotones de sus ojos. No, otra vez no, otra vez eso no. Frente a ella habían aparecido los mismos utensilios que habían utilizado la última vez para torturarla y hacerle todas esas marcas espantosas en la piel. Después de aquella tortura habían intentado forzarla a mantener relaciones sexuales también, lo que llevó a la ejecución a sangre fría de su mejor amiga y compañera cuando trató de socorrerla de esos hombres que se trataban de abalanzar sobre su cuerpo. Beckett volvió a intentar chillar, pero solo salieron gemidos sordos provenientes de la cuerda que le impedía pedir auxilio, suplicó con la mirada mientras su cuerpo comenzaba a temblar. Intentó retorcerse en busca de la libertad, pero solo consiguió caerse al suelo cuando el tipo que la sostenía la soltó de golpe, ya que estaba atada de pies y manos y le fue imposible aguantar el equilibrio antes de golpearse con fuerza contra el suelo; ese hombre lo había hecho a posta, para ver como se arrastraba por el suelo intentando llegar a la puerta. Los tres se rieron mientras ella reptaba buscando la salida sin dejar de llorar a mares asustada ante lo que parecía que le iba a volver a hacer.

- ¿Dónde crees que vas, monada? - preguntó uno de ellos mirando su culo sin dejar de reír - bonitas vistas... - Beckett maldijo no haberse puesto unos pantalones y estar a merced de esos asquerosos tipos.

Unbreakable (Caskett)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora