Autora: Perdón por el tiempo sin subir capítulo... ¡He tenido una semana complicada! Espero compensaros con esto, ¡y qué os guste!
***
Castle se llevó el tenedor a la boca, y no pudo evitar cerrar los ojos y soltar un pequeño suspiro aprobatorio al saborear la lasaña; sin duda estaba realmente deliciosa. Beckett mantenía la vista fija en él, esperando algo nerviosa al veredicto de su invitado, pero dejó salir todo el aire de sus pulmones en una sonrisa cuando le vio abrir los ojos sorprendido hacia ella.
- Esto está realmente delicioso, Kate - sonrió Castle mirándole sorprendido - ¿te gusta cocinar?
Beckett rió y se encogió de hombros en un gesto tímido, que a Castle no le pasó desapercibido y le pareció de lo más dulce que había visto en tiempo.
- Bueno... No suelo tener mucho tiempo para cocinar - le miró a los ojos poniendo cara de fastidio - pero cuando puedo, disfruto mucho la verdad... Vamos, sí, es la respuesta a tu pregunta - sonrió mientras pinchaba un trocito de lasaña y se la llevaba a la boca - ¿Y a ti? ¿Te gusta cocinar? - ladeó la cabeza mirándole interesada.
Castle tragó saliva, y su mente viajó años atrás a la cocina de su fabuloso loft que compartía con su mujer Margareth. Ella, como era habitual, se estaba riendo de él por haber quemado una vez más la comida con la que pretendía sorprenderla a la llegada del trabajo; y al final, como siempre, después de las burlas y las cosquillas, terminaban haciendo el amor sobre la encimera de la cocina y comiendo pizza sobre la alfombra del salón completamente desnudos. La echaba terriblemente de menos aún, aunque ya había comenzado a saber vivir con su recuerdo.
Beckett frunció levemente sus labios pensando que había metido la pata haciendo esa simple e inocente pregunta, parecía que él se había ido de allí y su rostro se había ensombrecido. Llevaba un buen rato en silencio, y eso a ella le estaba empezando a incomodar a la par que le preocupaba, no quería hacerle sentir incómodo, y ese hombre, al igual que ella, parecía que tenía algo roto en su interior desde el día que se habían conocido. Probablemente fuese el recuerdo de su mujer, ya que por lo que ella sabía, estaba viudo.
- Lo siento... - susurró Beckett acariciando la mano que Castle tenía depositada sobre la mesa.
Castle pareció reaccionar y observó como el dedo índice de la capitán le calmaba sobre su mano realizando pequeños círculos sin darse cuenta.
- No es tu culpa... - Castle fijó sus ojos en los de ella, y le sonrió tímidamente haciéndole ver que todo estaba bien - Perdóname tú a mí, por favor - cogió la mano de ella y esta vez fue él quién realizó pequeños círculos con su dedo pulgar sobre la fina y delicada mano de ella.
Beckett asintió y desvió levemente la mirada hacia sus manos cogidas, y como ese pequeño gesto de él sobre su mano le estaba haciendo sentir sorprendentemente bien en su interior, proporcionándole ternura, dulzura y seguridad.
Castle soltó su mano de golpe, al ver como ella las miraba, pensando que la estaba haciendo sentir incómoda.
- Perdona... - dijo Castle haciendo un leve gesto en dirección a sus manos.
- No, está bien - sonrió Beckett tragando saliva y sintiendo la ausencia de él sobre su mano.
Ambos miraron hacia sus platos a la vez, sumidos en sus pensamientos mientras jugaban con la lasaña sin llevársela a la boca. Y después, se sorprendieron hablando a la vez, lo que hizo que terminaran riéndose levemente, ella colocándose el pelo detrás de la oreja y él rascándose la nuca nervioso.
- Tú primero - dijo Castle cediéndole el turno de habla.
- No, tú primero - respondió ella indicándole con la mano que lo hiciese él.
Castle iba a comenzar a hablar, pero se quedó fascinado durante unos segundos con sus ojos. Y, sorprendiéndose a sí mismo, habló sin pensar.
- Tienes unos ojos preciosos, ¿lo sabías? - y se arrepintió al segundo al ver como ella apartaba la mirada incómoda - lo siento... perdona, no... No quería incomodarte... Lo siento - tragó saliva con tanta fuerza que temió que hasta ella pudiese escucharlo.
- No, está... Está... Bien - dijo Beckett reprimiendo las lágrimas y sintiéndose demasiado vulnerable, queriendo huir cuanto antes de ahí - voy a...
- ¿Estás llorando? - preguntó Castle alarmado buscando el contacto visual con ella - Kate, perdona... ¿Qué he hecho? - se levantó y se puso de rodillas cogiendo sus manos mientras las besaba sin importarle estar pasándose de la raya - Mírame... Por favor, ¿qué ocurre? - repitió Castle angustiado al ver como esos ojos tan bonitos estaban llenos de lágrimas.
Beckett dudó en volver la mirada hacia él, sentía miedo, vergüenza y pánico. Ella no era frágil frente a los demás, era dura, pero no sabía que le estaba ocurriendo con ese hombre, que, sin querer, bajaba su muro cuando estaba en su compañía. Él no tenía culpa de que fuese tan sensible y estuviese tan rota en su interior, ya que, a pesar de los años, sus cicatrices seguían sangrando y llorando, aunque tratase de cerrarlas para siempre. Sintió la calidez de los labios de Castle sobre sus manos, besándolas incesantemente, tratando de darle calor, cercanía y seguridad. Y entonces sucumbió a su muro y giró la cabeza hacia él para mirarle a los ojos, y vio como el rostro de ese hombre se compungía de pena al verla en esa situación. Beckett se sentía vulnerable por primera vez en su vida, como si estuviese desnuda frente a él, y sus mejillas se sonrojaron de la vergüenza al darse cuenta de que estaba dejando que alguien pudiese verla así. Pero antes de que pudiese seguir muriéndose de la vergüenza, Castle se levantó para besarle la frente en un gesto tierno, antes de volver a ponerse de rodillas frente a ella y acariciarle las manos con ternura.
- ¿Quieres hablar? - susurró Castle mirándole a los ojos y retirando una lágrima de sus mejillas - Lo siento...
- No tienes la culpa de nada, Richard - suspiró Beckett retirando las lágrimas con el dorso de su mano y tomando aire profundamente - Es culpa mía... - miró al techo cogiendo más aire, como si le faltase, y después bajo la mirada de nuevo hacia él - no soy buena compañía... Estoy rota - admitió ella mirando sus ojos azules - aunque me crea que no... Y aunque finja que no.
Castle volvió a besar sus manos sin soltárselas en ningún momento.
- Yo también lo estoy - admitió Castle en voz alta, sorprendiéndose a sí mismo de estar compartiendo sus temores en voz alta con otra persona.
Beckett frunció el ceño sin abandonar los ojos de él.
- Tienes unos ojos preciosos... Eso siempre lo decía mi hermano - Beckett apretó con fuerza sus labios tratando de reprimir las lágrimas.
- No... - dijo Castle acariciando su mejilla - deja que salgan... Es mejor dejar salir el dolor. Si no, nunca nos vamos a cicatrizar, Kate - y vio como ella le hacía caso y volvía a emocionarse.
Castle se levantó y se quedó de pie frente a Beckett, mientras ella le miraba hecha trizas, llorando, siendo vulnerable. Él abrió los brazos y ella no necesito más para levantarse rápidamente y buscar cobijo en los brazos de ese hombre. Beckett se aferró a él con fuerza mientras sentía las manos de Castle dejarle pequeñas caricias en su espalda, para después acariciar su cabello buscando que dejase salir todo de su interior, sin importarle sentir como su camisa se estaba llenando de lágrimas del pasado de esa mujer.
- Gracias... - susurró Beckett con su rostro escondido en el cuello de él.
- Eres preciosa, Kate - Castle besó su cabello tiernamente - y no hablo de sentido físico, que también - bromeó él mientras notaba como ella se reía suavemente en su cuello.
Beckett se separó de su cuerpo y se secó las lágrimas con el dorso de su mano mientras le sonreía agradecida.
- Quizás podamos... - comenzó Beckett mientras buscaba las palabras correctas - cicatrizar juntos... Si tú quieres, claro.
- Me encantaría - respondió Castle perdiéndose en esos ojos color verde avellana tan bonitos.
- ¿Amigos? - preguntó ella estirando la mano perdiéndose en esos ojos azules cielo que le proporcionaban seguridad.
- Amigos - respondió Castle cogiendo su mano y acariciándosela en un apretón tierno.
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Unbreakable (Caskett)
FanfictionHistoria ambientada en los personajes principales de la serie "Castle", pero con tintes distintos.