Capitulo XIV

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-¡Miranda!- exclamó desesperado.

-¿Quién es ella?- pregunté sin rodeo alguno.

-Ella es... Cassidy.-

-¿Y Cassidy es tu...?-

-Prima. Vino a visitarme cuando se enteró de mi problema. Se quedará aqui hasta que me operen.- ¿Por qué tantas preguntas? No eres un policía.-

-Pensé otra cosa. Lo siento.-

-No te sería infiel, si eso pensaste. No soy esa clase de chico.-

-Eso espero.-dije tan bajo que no creo que me haya oído.-¿No vas a presentármela?-

-Eh... si. Cassidy, ella es Miranda.

Nos estrechamos las manos.

-Un gusto, soy Cassidy- dijo ella con un tono angelical.

-El gusto es mío.- seguí- No sabía que tenias una prima Félix...-

Él bajó la cabeza como culpable. Y era cierto... No sabemos nada el uno del otro.

-Miranda, ella se hospedará en tu casa, hasta mi operación, luego se marchará.-

-Claro, tu dile como son las pautas y todo eso. Mi amiga me está esperando en el bar. Que tengan una linda tarde- dije sonriendo.

-Igual para ti, nos vemos esta noche- agregó Félix.

-Adiós Miranda- dijo Cassidy.

La saludé con la mano despidiéndome de ella. 

Regresé con Rachel.

-Lo siento, me entretuve allá afuera. Vayamos a lo nuestro.-

-Si, no importa. Ahora... solo falta que tu decidas. Te llamaré mañana por la noche, ¿te parece? Y te envío por e-mail los últimos detalles.-

-Claro. Lo pensaré. Gracias por acordarte de mi.-

-Por supuesto. Sería un honor trabajar contigo y Jenn nuevamente.-

Reí entusiasmada.

-Bueno. ¿cuánto es el café?-

-Yo invito- dijo cortesmente Rachel.

-De acuerdo.- sonreí.

La saludé.

-Nos estamos viendo Miranda.-

-Muy bien, Adiós.-

-Adios.-

Salí de bar y antes de volver a casa me predispuse a dar una vuelta. Tenía que aclarar las cosas, pensar bien, absolutamente todo. La prima de Félix viviría en mi casa. Será una persona más para el alquiler. Eso está yendo muy bien, me dije a mi misma. Por otro lado, estaba la propuesta de Rachel. Aún no me decidía en aceptarla o no, pero tenía un tiempo para pensarlo. 
Caminé como 30 minutos más y finalmente regresé al auto. 

Al llegar a casa, Félix aún no había llegado. Solo estaba Drake. Él siempre estaba.

-Hola Miranda.-

-Drake, ¿cómo estas?.-

-Muy bien, ¿y tú?-

-De maravilla.-

-Me alegro po tí.-

Sonreí.

-Sabes... el otro día inauguré el caballete, y los óleos y las pinturas.-

-¿Ah si? ¡Qué bien! ¿Qué fue lo que pintaste?-

-Algo que nunca antes había hecho. Sube, te lo mostraré.-

Obra del destino (Completa). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora