Capitulo XXIII

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Paralizada era la palabra perfecta que me describía en éste preciso momento. Millones de ideas se cruzaban por mi cabeza, al ver delante de mi a los hombres del juego de póquer.

-Hola- cotestó Félix a su no tan agradable saludo.- ¿Qué necesitan?.-

-Creo que tu sabes.-

-¿Por qué lo dices?- preguntó Félix.

-Félix, ¿qué ocurre?- pregunté sin entender nada.

-Miranda, ve a tu cuarto, luego te cuento.-

Haciendo caso al pedido de él, me fui hasta mi habitación.

Como la otra vez, la intriga me ganaba y me quedé asomada a la puerta para poder escuchar lo que hablaban. 
Uno de los hombres dijo:

-Tu amigo Mike, más bien AMIGUITA- dijo añadiéndole énfasis a esa palabra,- nos debe algo.-

-Ella no aposto nada, ni siquiera jugó.-

-Nos engañó. La dejamos entrar porque creíamos que era un hombre.-

-No creo que les deba nada, pero para dejarlos tranquilos se los pagaré yo, ¿cuánto es?.-

-Yo creo que con $2000 está bien. ¿Qué dices Chock?.-

No escuché su respuesta, pero supuse que habría asentido con la cabeza.

-Espérenme aqui- dijo Félix. Volvió a los ochos segundos.

-Aqui están los $2000. Ahora lárguensen y no vuelvan de nuevo, por favor.-

-Tranquilo Félix, adiós.-dijo uno de ellos.

Escuché que se cerraba la puerta y salí de inmediato de mi cuarto.

-¿Qué es lo que has hecho?-

-Miranda, no está bien oír conversaciones ajenas.-

-Félix, esto me involucra. Te daré los $2000 ahora mismo.-

-No, Miranda, no lo hagas.-

-Tu me dijiste que tenías problemas de dinero, y no quiero tener que sumarte un gasto de mi parte. Además, yo sola me he metido en esto.-

-De todas formas no te lo aceptaré- dijo él rodeando los ojos.

-Ya veremos.-

-Puedes dejarlo así, no seas cabeza hueca.-

Se fué y me dejó hablando sola. Miré el reloj de la sala y eran las 12:15 am.
Instantáneamente recordé que hoy vendrían mis antiguos compañeros a casa.
María nos llamó a almorzar.

* * * * * 

El almuerzo transcurría normal hasta un momento en especial. Estábamos sentados los cuatro.

-Primo, ¿le dirías a tu novia que deje de confundir a mi novio?- dijo Cassidy con mala cara.

-¿De qué hablas?- preguntó Félix con incertidumbre sin saber muy bien de que hablaba su prima.

-Yo no he confundido a nadie- dije a la defensiva.

-Nadie te habló a ti.-

Yo no era de enojarme y mucho menos contestar mal, pero desde que Cassidy había llegado a casa, lo único que hacía era contestarme mal, por cualquier cosa. 
Apoyé de forma bruta el vaso sobre la mesa, y derramé un poco del contenido que éste llevaba. Me paré y miré a los ojos, muy fijamente, a Cassidy.

-¿Sabes qué? Me cansé. Siempre me estas contestando mal, y piensas que yo soy tu competencia. Pero no es así. Sería mejor que buscaras otro lugar donde vivir. Yo me ocuparé muy bien de tu primo.-

Obra del destino (Completa). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora