-Espera...- interrumpí.
-¿Qué ocurre?- preguntó desconcertado.
-No creo que esté bien. Tu no estas bien. Dentro de muy poco te operarán y tu necesitas estar tranquilo.-
-Eso no cambia nada Miranda-
Me quedé unos minutos en silencio. Félix interrumpió con un beso que me dejó sin aliento. Yo sincermente lo amo. En muy poco tiempo se había convertido en una persona tan importante en mi vida...
Acto seguido del beso me quitó el vestido con mucho cuidado y lo arrojó al suelo.
-Sabes que te quiero.- susurró él
-Si, lo sé.-
-Pero a veces no pareces muy segura Miranda.-
-No es eso, solo que...- y volvió a interrumpirme con otro beso.
Bajó la cremallera de su pantalón de jean y luego sacó un sobre pequeño de su bolsillo.
-¿Estabas preparado acaso?- pregunté curiosa.
-Tal vez.-
Sonrió.
* * * * * *
Me desperté a la mañana siguiente abrazada a él. Hacía algo de calor pero no importaba. Daba todo por estar en sus brazos.
El sol que entraba por la ventana me cegaba. Me cubrí con las sábanas. Hice mucho aspaviento que al cabo de unos segundos Félix se despertó.-Buenos días- dijo con ese tono encantador
Sonreí.
-¿Dormiste bien?- pregunté.
-De maravilla.-
Miré el reloj despertador y eran las 10:00. No había sonado la alarma, me habría olvidado de activarla ayer a la noche; y en ese momento, caí en la cuenta de que tenía que ir a la entrevista de trabajo. Pegué un salto y comencé a juntar la ropa para hoy.
-Tengo la entrevista Félix, lo había olvidado.- Debo darme rápidamente una ducha.-
-¿Me debo ir?- preguntó con una vaga sonrisa.
-Eso creo...- Sonreí también.
Félix se fué y al terminar de juntar la ropa que me pondría me dirigí al baño. Tarde 15 minutos.
Tenía unos 10 minutos de viaje, asi que recogí mi portafolios, las llaves del auto y los lentes de sol. Cogí la ropa tirada en suelo, pero noté que la de Félix ya no estaba. Se la había llevado. La acomodé rápidamente sobre la cama y sali apurada.
No había tenido tiempo de desayunar.Subí al auto, y conduje hacia mi destino. Llegué y aparqué en el estacionamiento del edificio. Éste era un lujo.
Tomé el ascensor hasta el décimo piso. Caminé con toda la elegancia posible hasta la recepción. Le di mi nombre completo a la señorita de cabello oscuro y espere sentada.Estaba nerviosa, las manos me sudaban y no paraba de juguetear con un brazalete que me había regalado Jenn por mi cumpleaños.
Pasaron unos largos minutos y oí a un hombre decir mi nombre.-Señorita Miranda. Adelante.-
Me hizo un gesto para entrar y luego tomé asiento. Cerró la puerta.
-Buenos días.-
-Buenos días- respondí amablemente.
-¿Viene por el puesto de recepcionista en la inmobiliaria "Carla Edison"?
-Si, así es.-
Le entregué mi curriculum que revisó atentamente. Parecía interesado.
-¿Por qué a usted le gustaría trabajar aquí?-