Capitulo XXXI

67 3 2
                                    

Luego de un día de observación en el hospital, Félix y yo regresamos a casa. Durante el viaje estuvo muy callado. Notaba en su mirada algo extraño. Había estado así desde que habíamos salido del hospital, más bien desde que habíamos visto a Lindsay. Eso era un tema que tendría que pronto aclarar con él. 
Yo quería saber más sobre la niña, pero la escasa información que tenía no me servía de mucho. Necesitaba pruebas contundentes de lo que yo sospechaba.

 * * * * *

Una semana después, Félix se rehabilitó completamente y continuó su vida como siempre. Le hicimos varias visitar a Lindsay al orfanato y él siempre que venía permanecía callado. Hoy iríamos nuevamente a visitarla. 

Luego de desayunar, junto a él y a Nicholas, tomé mi portafolios y me marché al trabajo. Era un día bastante caluroso. No tanto como los otros días, pero caluroso al fin. Deseaba que ese calor fuera efímero o incluso inexistente. 

Llegué justo a tiempo, para comenzar a trabajar. Ahora tenía oficina, bastante amplia, y trabajaba sola. Lola venía de vez en cuando para anotar mi progreso. 
Tomé una silla, y comencé a hacer mi trabajo. Los clientes interesados no tardaron en aparecer...

* * * * *

De camino a casa, luego de trabajo, aparqué en una juguetería cercana al barrio.

-Hola.- dije sonriéndo a la jovencita de cabello oscuro, con flequillo en forma de cortinilla.

-Hola. ¿Podemos ayudarla en algo?.-

-Sí, me gustaría comprar una muñeca.-

En las visitas constantes que le hacíamos a Lindsay, notaba que siempre jugaba con un pequeño auto amarillo. Parecía ser su único juguete, o el más preciado tal vez. En ese instante, me había propuesto regalarle una muñeca para que se sumara a la lista de sus juguetes.
La relación con esa niña cada vez se hacía más grande. Ella esperaba con ansias nuestras visitas, como nosotros también esperábamos verla. 
Esta tarde le daríamos la sorpresa de visitarla, ya que hoy no nos tocaba. Pero le queríamos llevar la muñeca que estaba a punto de comprar.

-Gracias.- le dije a la mujer luego de que me entregara la muñeca y el cambio.

Salí de la juguetería y conduje hasta casa.
Al llegar, Félix no estaba en ella. Supuse que habría ido al juego de póquer. Luego de su operación, se mantuvo alejado unos días, pero hace poco lo retomó nuevamente, y con mucha más frecuencia que antes. Eso era algo que hablaría con él luego...

* * * * *

Luego de dejar la ropa del trabajo, en un cesto para lavar, me encaminé hacia mi habitación.
Justo antes de entrar, Cassidy apareció de repente.

-Hola, Miranda.-

-Cassidy, ¿cómo estás?.-

-Bien, creo. ¿Tú?.-

-Bien, estoy bien.-

-Me alegro por ti. Quería comentarte que hoy por la noche ya estaré viajando a mi antuguo pueblo. Ya estoy armando las valijas. Tendré un viaje de cuatro o tal vez seis horas. Podría llegar mañana por la mañana.-

-¿Te vas ya?.- pregunté sorprendida.

-Sí, mi primo ya está mejor y mi labor está cumplida. Ademas, está en excelentes manos.- dijo guiñándome un ojo.

-Sí, así es.-

Me sonrió.

-Igual vendré de visita, ¿sabes?. Me gusta mucho este pueblo.  Me recuerda a mi infancia. Aquí viví con Félix mucho tiempo.-

Obra del destino (Completa). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora