P R Ó L O G O

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—¡Despejado!— informa Mulan por el intercomunicador mágico que lleva encima.

De una patada ingresa al palacio imperial que le fue arrebatado a ella y a su familia. La nostalgia la invade tan pronto como lo hace. Aunque en ruinas, aún tenía muchos de los mejores recuerdos de su vida dentro de esas paredes.

—¡Por aquí también!— escucha la voz de Merlín.

—¡También aquí, mamá!

Una pequeña sonrisa se desliza por sus labios. Lo hicieron. Los hombres de Shan Yu se han ido.

Se quita el casco de batalla, esperando a que lleguen los demás para buscar un lugar en el que dormir. Entre las mejores opciones para ocultarse estaba lo que antes fue su hogar.

Afuera, de pie ante la fachada destruida, está Lonnie, dudando en entrar.

—¿Qué pasa? — le pregunta Jay llegando a su lado.

—No puedo— niega con la cabeza—. Duele, Jay. Ahí adentro perdí a mi hermano, a mi padre.

Él enlaza sus manos y mira, al igual que ella, el frente. No dice nada, no sabe qué decir, por lo que solo se limita a mostrarle un silencio apoyo que, espera, sea lo suficiente como para animarla un poco.

Atrás viene Mal, abrazándose a sí misma, con la mirada perdida en el cielo. Ha pasado de todo, en un corto lapso de tiempo. Ha perdido a las personas más importantes de su vida. No sabe ni siquiera como se siente.

Carlos y Jane se detienen bajo un árbol a la espera de instrucciones. Él acaricia el rostro de su, nuevamente, novia, sin perder detalle de la enorme lucha interna que hay detrás de sus ojos azules.

—Aún no te lo he contado todo— susurra Jane.

—Pronto podrás hacerlo. Han sido unos días muy agitados— la calma el De Vil. Jane asiente—. Por cierto, no debes preocuparte por Audrey. Sé que en eso piensas.

—Está destrozada.

—Lo imagino.

Carlos hace una mueca, mirando más allá, localizando a la princesa rubia caminar muy lentamente mientras sus padres la sostienen para que no caiga. Jane tiene razón. Se ve destrozada. El motivo lo entendía a la perfección.

Luego sus ojos oscuros viajan a Kheaden.

—A él hay que tenerlo vigilado— lo señala con la barbilla.

—Mató a su propia madre, ¿desconfías todavía de su lealtad?

Él suspira. Algo le dice que debe seguir desconfiando.

—¡Acérquense todos, por favor!— pide Merlín.

Pronto la multitud que los sigue se reúne a su alrededor. Incluidos los AK's y VK's.

—En unos momentos se les organizará en las diferentes habitaciones del palacio para descansar esta noche— explica brevemente—. Se organizarán escuadrones para recolectar alimento, mientras tanto, les pedimos que se anoten en una lista para el control de personas. Si perdieron a alguien, háganos saber, y la buscaremos entre los caídos.

Hay un murmuro general. Merlín suspira y busca entre las personas a su hijo, pero él se limita a estar de pie bajo la sombra de un árbol con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón.

Junto a él está, inconsciente, el cuerpo de Amr, que gracias a la magia de u descendiente, ha podido ser trasladado sin problemas.

—¿Cómo está?— pregunta cuando llega a su lado. Se agacha para tocar la frente de Amr

—No mejor. Ya debería haber despertado— comenta, su voz ausente—. No puedo hacer más, y tú tampoco.

—Lo sé.

El golpe que Amr recibió fue demasiado fuerte. La magia de Morgana, además, lo hirieron profundamente. El ataque fue devastador, y aún así, es un milagro que siga con vida.

—Esa chica...— murmura Kheaden refiriéndose a Audrey—, debe prepararse para lo peor.

El heredero del trono de Camelot no tenía muchas oportunidades de vivir.

Northern Wei, es, de momento, el lugar más seguro para estar.

Maléfica, por su parte, los está buscando por todos lados.

Busca especialmente a Mal. A su hija. Y no se detendrá hasta dar con su paradero.

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¡Habemus segunda parte!

Gracias por seguir aquí❤️

A N A R C H Y ¦ Descendientes (CHAOS #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora