Capítulo 15: Caer nuevamente

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Un pequeño pelinegro de ojos azules, recuerdo del gran amor de su vida, llega hasta ella, sonriente. Morgana baja a su altura, para acomodar su cabello y el cuello de su camisa.

—¿Mami?

—Te he dicho que un príncipe no descuida su imagen. Y, nuevamente, dime madre, Kheaden, no mami.

El niño asiente, como si entendiera lo que era ser un príncipe. Infla sus mejillas, sacando de tras de su espalda una paleta.

—La robé— dice orgulloso.

Contrario a lo que espera, Morgana no parece feliz. Todas las madres de los demás niños parecen alegrarse cuando hacen ellos eso, ¿por qué la suya no?

Morgana le arrebata el dulce sin cuidado.

—Un príncipe no roba. No vuelvas a hacerlo, ¿entendiste?

—Pero...

—¡No eres un vil ladrón!— reprende. El niño ahora tiene lágrimas en los ojos—. Vete a tu habitación. Ahora.

El pequeño Kheaden no entiende porque su madre es así. El pequeño Kheaden desea hacerla sentir orgullosa. El pequeño Kheaden ya no sabe qué más hacer.”

Morgana abre los ojos, aquel recuerdo difuminandose de su mente tan pronto como nota a cierto hechicero llegar al lugar de encuentro.

—Morgana— susurra Merlín.

—Emrys.

La mujer da media vuelta, descruzando los brazos para volver a enfrentarse a aquel hombre que aún después de haber muerto seguía acelerando su corazón.

Él adoraba y adora con su alma que ella lo nombre así. Es algo íntimo. Algo que nadie más hace.

—¿Cómo está Kheaden?— pregunta la mujer.

Todo lo que planeó decir para ese momento quedó en olvido, así como aparece haberse olvidado de que hay que respirar. Fue su culpa. Sabe que no debió mirar fijamente aquellos ojos azules sin precaución alguna.

—Bien. Mi muchacho está bien.

Merlín da pasos hacia ella, deslizando una sonrisa que trata de ser más que amigable. Morgana duda sobre si retroceder o hacer caso al impulso de acercarse también. Él no se ve en lo absoluto molesto, contrario a eso, incluso parece feliz de verla.

Pero hay algo más que la mantiene a la expectativa.

—Nuestro hijo me dijo que lo perdonaste por haberte atravesado con una espada— ríe.

—Si perdoné al idiota de su padre por casi envenenarme, ¿por qué a él no?

—Jaque mate... — Merlín se acerca tanto que puede respirar el mismo aire que ella—, Morgana— susurra. No pierde detalles de su reacción. Toda ella parecen reaccionar a su cercanía, y aquello le fascina.

Morgana esperó de todo, incluso otra pelea, no que el hechicero mostrara aquel comportamiento que hacía de todo sobre ella menos molestarle.

—También estoy sorprendido, a decir verdad, de que hayas podido ocultarte de mí por tres largos meses— continúa el hombre sin elevar la voz—. Tú, menos que nadie, jamás has sabido mantener un perfil bajo. Siempre fuiste tan... llamativa por donde se te viera.

—No te confundas, Merlín. No me escondía de ti. No te tengo miedo.

Ella sigue fijamente la sonrisa petulante en los labios de su ex amante, jurando haber sufrido alguna clase de hechizo que le impedía dejar de verlo.

A N A R C H Y ¦ Descendientes (CHAOS #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora