Capítulo 11: Parte de las consecuencias

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Evie despierta a mitad de la noche, como todos los días desde que sucedió la resurrección. Un grito rasga su garganta. Un dolor agudo en el pecho por unos momentos le impide respirar.

La sensación de asfixia desaparece paulatinamente. El miedo jamás se va. No podría acostumbrarse a eso, a pesar de que forma parte de todas sus noches.

La peliazul baja la mirada asustada a sus brazos. Heridas, quemaduras y moretones son visibles en su piel. Se queja, pero se queda quieta, mordiendo nerviosamente su labio inferior.

Evie...

La voz. Ahí está. Debe ir hacia ella. Tiene que hacerlo.

Manzanita...

Presiona sus párpados con fuerza. Se quita las sábanas de encima, se incorpora, y descalza, estremeciendose por el frío del suelo en las plantas de sus pies, comienza a caminar. La voz. Tiene que seguir la voz.

En medio del trance en el que está, es vagamente consciente de que por el tono voz de su madre ella no está feliz.

Ven, hija mía... ¡Ahora!

De pronto no es una Evie adulta la que camina en los oscuros pasillos. De pronto, la pequeña Evie, la niña que siempre era castigada por la mano dura de Grimhilde, es quien está ahí. 

Una niña de espíritu frágil. Una niña vulnerable, indefensa.

—M-mami.

¡Ven aquí ahora mismo!

Un sollozo quebrado abandona sus labios. Ella la va a castigar. Ella le hará daño.

Pero con aún con todo el miedo y angustia que siente, sigue caminando.

Una pequeña parte de su consciencia le grita que aquello no es real. Sin embargo no la escucha. No podría, pues en esos momentos, es imposible para ella darse cuenta de qué es real y qué no.

Sólo debe seguir. No detenerse. No debe...

Un fuerte tirón hacia atrás la hacen reaccionar.

Evie ahoga un grito de miedo al ver hasta donde llegó aquella ocasión. Una altura gigante que la separa del suelo, sus pies cerca de la cornisa, el frío y fuerte viento agitando sus cabellos.

Estuvo a punto de arrojarse al vacío.

—Morgana— jadea, temblorosa, abrazándose a la mujer.

Morgana Pendragon la sujeta y la aleja de aquel lugar.

—¿Y-yo iba a...?— su voz se quiebra.

Sí. Ella iba a saltar. Una fuerza más allá de la comprensión humana juega con su mente. Los espíritus de la Antigua Religión.

Pronto, los intentos del más allá por reclamar la vida de Evie serían más poderosos.

Morgana sabe que si ella no puede protegerla, nadie lo hará.

A Kheaden, su padre sí podría cuidarlo, pero Evie no tenía a nadie más, y era por mucho, la que mayor riesgo tenía de morir.

—Tranquila. Ya estás a salvo— murmura Morgana con suavidad.

Debe encontrar una solución pronto, algo que arregle la perturbación entre la vida y la muerte que ambos jóvenes causaron. O si no... las consecuencias serían catastróficas.

(...)

Merlín tardó todos esos meses en atreverse a ir en busca de Kheaden por el simple hecho de que se enteró, gracias a Nimueh, sobre la resurrección de Morgana.

A N A R C H Y ¦ Descendientes (CHAOS #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora