Capítulo 13: La descendencia de Hades

660 52 193
                                    

❎Hubo un pequeño error hace unas horas pero ya está (para quienes les marcaba error al entrar al cap).

En muntimedia: Kheaden y Leka.

~°~°~°~

Morgana Pendragon, desde el momento que fue liberada de la Isla, sabía a la perfección que no se podía enfrentar contra un reino como Auradon si éste tenía de su lado a la hija del Dios del Inframundo, y por consecuencia, a ese Dios estorbando en su camino.

Por eso los reclutó. A los hijos legítimos. A esos dioses de naturaleza malvada. Al príncipe y a la princesa del inframundo. Alecto y Leka.

Los hijos resentidos de Hades estaban molestos con él por abandonarlos e irse a la Isla. Para ellos no hubo excusa, ni motivo válido, y aquel odio sólo se acrecentó cuando descubrieron que tenían no uno, sino dos hermanos más. O bueno, medios hermanos. Bastardos. Hijos ilegítimos.

Alecto pudo manejar eso mejor que su hermana, pero ella siempre deseó vengarse de alguna forma. Y Morgana les dio una opción.

Encerrar a su padre en el Tártaro fue una excelente forma. Al principio. Él lo merecía. Jamás fue alguien noble y de alguna manera tenía que pagar todo lo que les hizo.

—¿Te enteraste? El hijo de Morgana volvió— comenta Alecto esa mañana a su hermana.

Están por ingresar al área del jardín donde hay mesas para desayunar. El único lugar donde nadie los molestaba jamás. Ahora que hay tanto alboroto dentro de la casa, es el lugar perfecto.

La llegada del rey de Auradon y el hijo prodigio de la familia Li es una noticia que conmocionó a todo mundo. A ellos no. Ni siquiera los conocían, y a decir verdad, tampoco les importaban.

—Lo sé. Llegó junto con los otros. Aunque no lo conozco— responde Leka sonriendo— ¿Crees que será tan enigmático como dicen?

Ambos se detienen en seco cuando dan media vuelta, encontrándose al hijo de Merlín y Morgana desayunando en una de las mesas blancas. Él le sonríe ampliamente a la chica. Ha escuchado lo que venían hablando sobre su persona.

—¿Enigmático yo? Por favor, soy un libro abierto, primor.

El pelinegro muerde una galleta de chocolate y le guiña un ojo. Leka alza una ceja, sonríe, mirando el rostro atractivo que tantas veces las chicas de la Isla le describieron con suma atención. Lo único que no concuerda con su aspecto son sus ojos rojos, irritados.

—Soy Kheaden, aunque algo me dice que ustedes ya lo saben.

—Soy Leka. Princesa del inframundo.

La chica se acerca, estira su mano, la cual él toma y besa el dorso sin dejar de mirarla a los ojos. Eso parece complacerla.

—Yo soy Alecto— masculla el otro, guardando distancias—. Servimos a tu madre para que lograra cumplir su objetivo. Es una pena que ella esté...

—¡Viva!— interrumpe Kheaden, animoso, haciendo un ademán para que se sienten junto a él—. Ella está viva ahora.

Interesados, los que por un tiempo manejaron el inframundo junto a Perséfone se acercan. Aquello no tenía sentido. No podía ser posible. Una vez que te despedías del mundo mortal, regresar era prácticamente imposible.

—¿Zeus la regresó a la vida? Ha habido sólo dos casos registrados, es muy difícil que ocurra.

El ojiazul niega. Mastica lo que le falta de galleta. Les ofrece de su desayuno y ambos lo rechazan. Solo había cosas dulces, entre ellos galletas, chocolate y panecillos con más chocolate.

A N A R C H Y ¦ Descendientes (CHAOS #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora