Capítulo 16: Encuentros de media noche

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Jane siente que Carlos, por cuarta noche consecutiva, sale de la cama a mitad de la noche. Y besa su frente antes de irse. Él cree que su novia duerme, pero no es así.

Le intriga lo que hace, sin embargo, no le ha pedido explicaciones esperando a que el joven De Vil sea quien le cuente lo que hace por las noches.

O al menos lo intentó hasta ese momento.

Cuando sale Carlos, ella lo sigue. Silencia sus pasos con un hechizo, solo por si no es lo suficientemente discreta.

Él no la nota.

Sale al jardín, y de ahí se dirige al bosque. Jane comienza a tener un mal presentimiento, sin embargo, continúa tras sus pasos.

Él se detuvo junto a un enorme roble, Jane a una distancia prudente tras unos frondosos arbustos. La noche es silenciosa, oscura y fría.

—¿Qué harás, Carlos?— murmura para sí.

Ve a su novio agacharse y recoger a un animal del suelo. La varita se le cae de la mano cuando reconoce a Chico. Baja para recogerla, pero no la encuentra.

—...Gracias por venir— dice una voz femenina.

Jane alza la cabeza de golpe. Hay una figura que ahora acompaña a su novio, y debido a que ya no escucha nada debido a que bajan el tono de voz, trata de encontrar la varita.

Carlos mira a Evie, acariciando a su perro.

—Sigo sin saber por qué prefieres reunirte aquí, a esta hora. Es algo tenebroso, ¿sabes?

—Motivos de seguridad— explica Evie, por quinta ocasión, haciendo un gesto con la mano—. ¿Has hablado con Mal?

—No he podido. Se desaparece con Ben y no la veo en todo el día.

Evie alza una ceja.

—No sé qué harán— se apresura a decir Carlos, enrojeciendo.

Chico lame el rostro de Carlos, diciéndole algo sobre dejarlo vivir en el bosque, mientras que Evie los observa con una ligera sonrisa.

Una figura tras Evie los asusta a los dos.

—¡Por todas las telas, Kheaden!

El pelinegro ríe. Otra vez la asustó.

—Ustedes parecen dos amantes reuniéndose a mitad de la noche, la gente normal habla en el día.

Evie lo golpea en el brazo. Carlos está de acuerdo, por primera vez, con el hijo de Merlín.

Kheaden conoce lo que Evie trata de hacer. Sus intenciones son genuinas, y si Evie es la pieza que falta para que la felicidad de Mal esté completa, él hará lo necesario para integrarla nuevamente a su vida.

—Deberían decirle a la pequeña hada que espiar es de mala educación— comenta Kheaden mirando la difracción donde Jane se esconde—. Puede escuchar cosas que no.

—¿Qué?

En ese momento, el arbusto hace un movimiento brusco, y Carlos sin pensarlo dos veces camina hasta él. Jane ha sido descubierta.

—¿Cómo estás, Kheaden?

El pelinegro deja de reír por la escena que están haciendo Jane y Carlos, encogiendose de hombros. Esa pregunta es difícil de responder.

—Sé que te duele ver a Mal con Ben. No trates de engañar a nadie con esa actitud de rompecorazones que has tomado al tener algo con Leka.

—¿Qué te puedo decir? Ella es feliz, yo soy feliz. Aunque yo no sea su motivo de felicidad, es todo lo que puedo pedir. Si antes no podía competir contra un fantasma, ahora que él vive mucho menos. Y está bien. Dolerá menos cuando termine de aceptarlo.

A N A R C H Y ¦ Descendientes (CHAOS #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora