Capítulo 27: Rescate (Parte 1/2)

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*Añadí más contenido a esta parte y modifiqué algunas cosas. Les recomiendo que lo lean todo.

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Los televisores del lugar, pantallas de teléfonos, inclusive las pocas computadoras que aún funcionaban, un día, se volvieron a encender por arte de magia.

Las pantallas, antes negras, muestran un escenario oscuro, iluminado únicamente por velas colocadas estratégicamente al lado de un enorme e imponente trono. Hay un silencio sepulcral.

Lleva así casi quince minutos. No sucede nada. La gente, a pesar de eso, no ha dejado de ver el trono vacío. La curiosidad por descubrir a qué se debe es mayor.

Al principio no había nadie, ni un rostro, ni una silueta, hasta que, ingresando por unos de los costados, entra la descendiente de la Emperatriz del Mal.

—¡Mal!— exclama Evie, la Evie buena, impresionada.

Los VK'S y AK'S están reunidos en la única sala moderna en Camelot, pues al enterarse de aquella misteriosa transmisión, todos querían estar enterados de lo que sucedía y fueron.

—¿Es ella?— murmura Ben, incrédulo, avanzando hacia el monitor de la pantalla—. ¿Qué le han hecho?

Mal lleva puesta una túnica negra, cortesía de Maléfica, su cabello morado recogido en una cola de cabello alta, dejando remarcar sus pómulos que bajo la luz de las velas se veían pálidos. Se sienta en el trono, colocando las manos en los posabrazos del trono.

Kheaden siente ese horrible malestar en el estómago al verla, pues no creyó que estar con Maléfica la cambiaría tan pronto y tan drásticamente. Creía tener más tiempo. Creía aún poder salvarla.

Mi nombre es Mal Igna— se presenta, con voz solemne—. Sucesora de la Emperatriz del Mal. Su futura y única gobernante.

Un estremecimiento general recorre a todos, incluyendo a Evie, quien siente los vellos de sus brazos erizarse.

Los ojos de Mal se iluminan en verde. Esos mismos ojos que tantas veces fueron usados para defender, proteger y ayudar ahora corrompidos por la maldad, por la oscuridad.

A los que se nieguen a seguirme, a los traidores y a los opositores, les prometo una vida de dolor y agonía constante— prosigue Mal—. Bajen sus armas contra mí, ahora que les concedo esa opción. No hay escapatoria alguna.

¡¿Qué demonios le pasa a Mal?! — chilla Audrey, ocultando el miedo que sintió al escucharla tras los brazos de su novio.

—Ella...

—...la perdimos.

—¡No puede ser!

La Mal en la pantalla mira fijamente al frente. El hijo de Merlín se siente observado, a pesar de que es imposible, y el desespero lo obligan a desviar la mirada hacia otro lado.

Larga vida al mal.

Y, luego de eso, la pantalla se apaga.

—Lo has hecho bien, M— felicita Evie acercándose a su mejor amiga.

En el Páramo, las cosas no estaban mejor.

Mal se levanta del trono y deja de lado su seriedad para recibir el abrazo de la peliazul.

Carlos y Jay también están ahí. Se acercan a ellas, aunque no se puede decir que de buena gana.

—Chicos— murmura Mal, en voz baja—. Hablé con Cruella y Jafar. No tocarán a Jane o a Lonnie. De hacerlo yo misma los castigaré.

A N A R C H Y ¦ Descendientes (CHAOS #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora