E P Í L O G O

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Varios meses después.

El salón del trono en Camelot se encuentra lleno de gente. Ese día hay una ceremonia especial, y la felicidad está a flor de piel.

Los presentes observan a un joven pelinegro vestido con el uniforme de caballero arrodillado ante el recientemente nombrado rey. El rubio señala el pecho de su primo, con orgullo.

—Arriba, Sir Kheaden Pendragon, honorable príncipe de Camelot.

La sala explota en aplausos, Merlín llora mientras sonríe, celebrando aquel logro en la vida de su hijo.

Llevando sus ojos azules hacia el cielo, piensa en Morgana, y en lo orgullosa que estaría de ver a Kheaden si estuviera aún con vida.

Cuando Morgana intercambió el lugar de su hijo por el suyo, antes de morir, dijo que quería que Kheaden viviera la vida que siempre mereció, y les hizo prometer que no tratarían de traerla de vuelta, pues su misión en aquella vida ya había terminado.

A padre e hijo aquello los devastó, pero con el tiempo aprendieron a sobrellevarlo, más no a superarlo, pues Morgana siempre formaría parte de sus vida.

Y así Kheaden se convirtió en el príncipe que siempre estuvo destinado a ser. Aquel chico de la Isla, rebelde y travieso, por increíble que pareciera, por fin rectificó su camino.

(...)

Mal está de pie frente a un risco. Las olas quiebran en las rocas, el atardecer es hermoso desde ahí.

Ha pasado tiempo, analiza, con la mirada perdida en la lejanía. Desde ese día que perdió a sus padres, nada ha vuelto a ser igual. Es mejor, es un mundo mucho mejor.

La presencia de alguien tras ella es fácil de reconocer, por lo que no le impide que se acerque y la rodeé con sus brazos. Inclusive sonríe cuando él deposita un beso en su mejilla.

—¿Qué piensas?

—En todo y en nada— responde Mal.

—Eso fue muy profundo— ella sonríe, y se relaja—. El pueblo espera a que su reina se digne a aparecer en su fiesta de cumpleaños.

—No quiero ir, Ben.

Se gira entre los brazos de su actual pareja y hace un ligero puchero, obteniendo una hermosa sonrisa como respuesta. Ben baja a sus labios y la besa por largos segundos.

—Sabía que era mala idea— suspira él—. Ahora mismo la cancelo, amor.

Mal enlaza sus manos y recarga la frente en el pecho de Ben. Se siente bien, demasiado bien, estar así con él. Agradece que él sea tan noble y que no le haya guardado rencor después de lo de Kheaden.

Ben entendió, la aceptó, y me demostró que su amor no era débil. Le mostró que su amor incondicional podría sanarla, cuidarla y darle toda la comprensión que necesitó luego de haber pasado todo lo que pasó.

Porque el destino le mostró que Kheaden fue pasajero, una persona que guarda en su corazón pero que no estaba destinada a ser para ella así como tampoco ella lo era para él.

—¿Sabes qué? Pensándolo bien, Evie me odiaría si no llego, así que vamos— accede.

Celebra un año más de vida, sí, y presiente que será el primero de muchos donde la paz gobernará cada rincón del Nuevo Auradon.

Los finales felices no siempre son con la persona que esperas o quieres.

Los finales felices son momentos que debes disfrutar al máximo, sin ataduras al pasado, deshaciendote de todo el dolor que cargas en tus hombros.

Sólo así se vive, sólo así se puede continuar.

(...)

Evie observa su muñeca con atención.

La marca que comparte con Kheaden y Amr está quemando, le arde de una forma horrible.

Sacude la cabeza, lo ignora, dejando pasar aquel minúsculo detalle, sin saber que nada había acabado, al menos no del todo.

Pero esa, esa otra historia para contar en otra ocasión.

~FIN~

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Faltaría únicamente un capítulo explicando lo que sucedió con los demás.
Paciencia😂

A N A R C H Y ¦ Descendientes (CHAOS #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora