Capítulo 28: Descubiertos

401 44 150
                                    

Ben siente la mano de Audrey en su hombro.

El denso silencio es roto poco después.

—Lo sentimos, Ben— se escucha a Audrey.

En realidad Ben no capta del todo las palabras, sus ojos siguen fijos en la imagen de Mal besándose con Kheaden, y no sabe qué sentir. ¿Ira, enojo, celos? No es momento. Y lo sabe bien.

Respira hondamente. No puede. Se desespera. Es como si tuviera algo obstruyendo su garganta.

—Quita eso ya, Jane— pide Lonnie.

La chica de traje celeste obedece de inmediato. Con su varita hace un movimiento de muñeca, un par de palabras, y luego la imagen se va. Aún así, Ben no deja de repetirla en su cabeza.

El aire escapa lentamente de sus pulmones, al igual que la ilusión de que el amor de Mal siga perteneciendole.

—Entonces Kheaden la traerá de regreso— comenta Ben. Su voz suena dificultosa. Le cuesta mucho hablar—. No hay que preocuparnos, ¿bien?

—Pero, ¿y Carlos?

—¿Y Jay? Ellos también deben volver.

Amr ingresa por la puerta principal, agitado, visiblemente preocupado. Todos giran a verlo, menos Ben, que ha ocultado el rostro con sus manos. Audrey de inmediato se pone de pie.

—Chicos, requieren su presencia urgentemente.

El príncipe los guía hacia la habitación donde están los adultos con cargos importantes.

Merlín tiene sujeta a Morgana con ambos brazos, la reina Guiniver parece haber sido revocada en el suelo pues su maquillaje y peinado están fuera de lugar, incluso el atuendo que lleva está en mal estado. Ahora está sentada en un rincón, mirando el fuego de la chimenea con aire ausente.

—¿Qué... sucedió?— pregunta Lonnie, buscando respuestas en su madre. Ella niega, indicando que le dirá después.

—Kheaden huyó.

—Está con Mal—aclara de inmediato Ben. Se mantiene firme pese al dolor.

—Hijo tuyo tenía que ser— suelta entre dientes Morgana—. ¡Y sueltame ya, Emrys!

El hechicero obedece, caminando hacia la mesa central, rebuscando entre los papeles algo en específico. Su ceño está levemente hundido y la línea de su mandíbula marcada.

—¿Alguien vio a Evie? — la dulce voz de Jane llaman la atención, y pronto se siente nerviosa ante la mirada de demasiados pares de ojos.

—¿También ella se fue?— Morgana analiza los rostros adolescentes, la mayoría rehuye de su mirada—. Entonces debemos irnos ahora.

—Yo iré— se ofrece de inmediato el hijo de Adam.

Merlín asiente, y toma un antiguo pergamino para guardarlo dentro de los bolsillos de su chaqueta café. Se acerca a Ben y coloca una mano en su hombro.

—¿Eres un rey, no es así?

—Yo...— Ben duda.

—¡¿Lo eres o no?!— le grita Merlín—. Eres patético si no confías en ti, así que responde. ¡Hazlo! ¡¿Lo eres o no?!

—¡Lo soy!— grita de vuelta, luego Merlín le sonríe.

—Sí, muchacho. Lo eres. Lo que tú padre vio en ti para hacerte un rey tan joven es lo que tu pueblo necesita. Así que te quedarás, y a todas esas personas sin esperanzas, les dirás que todo estará bien. ¿Entiendes? Debes regresarles confort, debes avivar sus ganas de luchar.

A N A R C H Y ¦ Descendientes (CHAOS #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora