Capítulo 20: Inesperada alianza

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“Eres un desperdicio de magia, Evie...”

La peliazul se remueve, entre sueños, escuchando lejana la voz de Kheaden que le pedía con desespero despertar.

Eres mala, pero no lo suficiente como para ser catalogada como villana”, continúa la voz de Morgause en su mente, “Una suma sacerdotisa con maldad no siempre es lo ideal, pero la bondad en ti es el verdadero problema para mí.”

El lugar en el que está es oscuro, por completo, no hay inicio, no hay fin, no hay límite, no hay salida. Está encerrada, en su mente, el lugar que Morgause tanto atacó cuando la tuvo a su merced.

“Demasiado mala para ser buena. Y eso cambiaré. A partir de ahora, ya no serás solo tú.”

El recuerdo de Morgause recitando un hechizo desconocido, antiguo, se hace presente. De pronto, ella está de pie, y frente a sus ojos, como si de un reflejo de un espejo se tratase, otra igual que ella la mira con una sonrisa siniestra.

Estira una mano para tocar a su doble. Al momento de hacerlo, siente como ella le absorbe su magia, y la calidez se extiende por su cuerpo, y de su cuerpo se traspasa a la otra Evie.

“Sin magia ahora no me sirves. La nueva Evie sí. Y cuando menos lo esperen, tú, o mejor dicho, ella, será la perdición de todos.”

La otra Evie se esfuma. Yéndose ella, la Evie original se siente débil. Como si hubiesen arrancado de su cuerpo una parte esencial.

Y en su mente, ella cae de rodillas. Un enorme peso le quitaron de encima, sí, pues la maldad que gobernaba su corazón ya no está, pero... ¿cuál fue el costo?

¿Qué significó aquello? ¿Fue real o sólo una pesadilla?

—¡¿Dónde está Evie?!

Abre los ojos con brusquedad cuando reconoce la voz. Se encuentra con los ojos cansados de Kheaden y una leve sonrisa de su parte. Él quita las manos de sus hombros, y le pide que se mantenga tranquila.

Afuera, hay gritos. Demasiado alboroto.

—Es Mal— informa el chico, pasando una mano por su cabello negro—, quiere verte.

¿Mal quiere verla?

—Dejenla pasar— pide. Su voz se escucha diferente. Todo su cuerpo se siente diferente.

—No aún, princesa.

Evie se incorpora hasta quedar sentada en la cama. Mira sus manos con atención, concentra su poder, como solía hacerlo, pero ni siquiera una chispa logra convocar. Frustrada, busca respuestas en su igual. Kheaden frunce el labio.

—¿Qué te hizo mi tía?— pregunta él—. Siento haberte dejado sola, Evie, yo no creí que ella te quisiera herir— se culpa, y toma sus manos enlazando sus dedos con cuidado—. Tu magia desapareció. No sé cómo, así que dime que te hizo.

Evie no logra recordar con exactitud. El dolor. El ardor. La dolorosa separación...

Lo bueno y lo malo. Su Yin y Yan. Su magia oscura.

—Separación de esencias— murmura cuando logra recordar algo—. Así lo llamó.

Kheaden no sabe de lo que habla, ninguna lección dada por Morgana que recuerde habló sobre eso, y es preocupante, sin embargo no dice nada y vuelve a sonreír. Besa su frente, al tiempo que la puerta se abre.

Mal se queda de piedra al ver la escena.

—Todo estará bien, Evie— murmura Kheaden en voz baja antes de alejarse. Mira a Mal—. ¿No te enseñaron a tocar?

A N A R C H Y ¦ Descendientes (CHAOS #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora