Capítulo Treintainueve

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Todo comenzó a tornarse de una forma extraña desde lo que sucedió aquel día o al menos para nada más aquel dúo de parejas que comenzaba a surgir con lentitud, Stan y Bill en ocasiones solo se reunían en la casa de este último solo para poder estar un rato siendo ellos mismos, se daban pequeños y torpes besos, se tomaban de la mano y se sonreían  dulcemente mientras se encontraban acostados en la cama del tartaja, disfrutando en un dulce y tierno silencio aquello que había comenzado a surgir con lentitud y suavidad, por lo pronto para ellos aquellos pequeños roces rápidos, esos torpes besos y sus manos uniéndose tímidamente mientras se sonreían bobamente entre ellos, era suficiente.

¿Qué más podían pedir?

Solo deseaban estar al lado de aquella persona que tanto querían, solo necesitan estar cerca de aquella forma durante unas momentos, disfrutando de la calidez y el amor del contrario, para Bill fue un alivio finalmente poder abrir los ojos y para Stan fue la mayor felicidad del mundo saber que el chico que le gusta le correspondiera de aquella forma tan dulce e inocente, solo se mimaban entre ellos hasta el punto de que si Richie los viera diría algún chiste sobre la diabetes que podían llegar a causar, era una tierna escena solamente.

Pero...

Por otra parte se encontraban Richie y Eddie, quienes solamente habían logrado colocar sus manos sobre la del contrario con timidez, sin duda había sido un pequeño avance... para ellos. Bill y Stan a comparación de aquellos dos habían avanzado sin duda mucho más, pero aquello no se trataba de una competencia de quien podía ser la pareja más linda o tierna, se trataba simplemente del amor que se tenían entre ellos, uno que aún una pareja ocultaba con inseguridad y timidez, mientras que otra simplemente dejaba que comenzará a florecer iluminando de una dulce forma sus vidas, era cuestión de espera para que Richie y Eddie confesaran aquello que tanto habían ocultado, era cuestión de tiempo... Uno que probablemente no obtendrían.

Todo estaba comenzado a tornarse de color de rosa para aquellas dos parejas, estaba comenzando a tornar sentido poco a poco las cosas, pero había una cosa que ninguno podía olvidar o simplemente tratar de ignorar.

Pennywise.

Aquel payaso de mierda.

Cuándo todo parecía mejorar, Bill Denbrough no podía simplemente dejar a su hermano, no quería dejar aquella esperanza que le gritaba que de alguna u otra forma su hermano menor podría seguir vivo, no de un día para otro podría simplemente olvidarlo o soltarlo, aquella idea no lo dejaba en paz. La idea de que su hermano siguiera vivo, lo abrumaba, dolorosamente le recordaba que la realidad no era de color rosa, aquello lo desgarraba, lo ahogaba lentamente en un océano de culpa y melancolía.

No podía dejarlo. No ahora que estaba tan cerca de las respuestas que tanto ansiaba poder descubrir de una vez.

Era por aquellos motivos que se encontraba ahí, esperando a la pelirroja con tranquilidad para dar inicio al final de aquel estúpido payaso, para finalmente dar un punto final a todo. Su mirada esmeralda observaba su alrededor con suavidad y tranquilidad, trataba de guardar cada pequeño detalle por sí algo les llegaba a suceder, ya que era más que clara la posibilidad de que probablemente no podrían salir vivos de aquella situación, pero algo dentro de él no le dejaba simplemente rendirse, no cuando la vida no solamente de él y sus amigos se encontraba en peligro, también para todos aquellos que habitaban en aquel maldito lugar, finalmente el tartaja suspiró y dejó caer su bicicleta, dejándose caer en el césped de aquel lugar. Observaba con cautela aquel cielo celeste despejado, disfrutando aquella vista que en ocasiones no se detenía a mirar, si tan solo los demás estuvieran ahí, si el hubiera sido mucho más comprensivo probablemente estarían todos juntos y odiaba admitir que extrañaba tanto aquellos tontos y malos chistes que solamente Richie podía dar, extrañaba aquellos comentarios sobre la salud y la higiene por parte de Eddie, los comentarios hipotéticos e interesantes por parte de Mike y no podía evitar extrañar escuchar las nuevas ideas que Ben podías darles sobre la casa club o alguna otra cosa.

Los extrañaba y demasiado.

Se enderezó con lentidud y dejó que su mirada se ensombreciera por aquella sensación, al menos por unos minutos y el tartaja suspiró y cerró sus párpados con lentidud, sintiendo la culpa crecer con mayor fuerza en su pecho. No le había contado a Stan sobre esta locura, realmente no deseaba que su casi novio se metiera en la locura que Bev y él estaban apuntó de cometer, miró finalmente de reojo su reloj por tercera vez y frunció su ceño al notar que ya había pasado casi una hora de la hora acordada en la cual se reunirían, trago en secó y se levantó con rapidez. Despejando su mente de aquellos pensamientos y concentrándose en aquella sensación que le decía a gritos que algo estaba realmente mal, con el corazón sintiendolo en su garganta montó a Silver y pedaleo lo más rápido hacía la casa de la pelirroja, Bill deseaba que fuera cualquier cosa, que hubiera sucedido un pequeño inconveniente, pero que no se tratara de eso. No podría soportar la idea de le sucediera algo por su maldita culpa, ya no más.

[...]

Su mundo se derrumbó en tan solo unos segundos, sintió como el miedo lo goleoaba con fuerza, abrumandolo por completo. Su corazón palpitaba con fuerza y jadeaba con rapidez, una capa de sudor frío se encontraba en su frente y una sensación de ahogamiento lo estaba invadiendo con lentidud, miraba con incredulidad aquella clara y maldita advertencia por parte de aquel payaso, pero sin pensarlo dos veces regresó sus pasos hacía afuera de la casa de la pelirroja, tomando con rapidez a Silver con un simple objetivo en mente.

Necesitaba ir por los demás.

El tartaja frunció su ceño y mordió su labio inferior sabiendo perfectamente a quien debía acudir primero, sabiendo que tendría que dejar su maldito orgullo de lado por el bien de todos ellos, por el bien de Bev tenían que estar juntos, ella tenía la razón. No había otra forma en la cual podrían dorrotar a aquel hijo de perra, pedaleo con rapidez y fuerza hacía el árcade, preparándose mentalmente para estar frente a frente con Richie, pues después de todo aquel bocazas afortunadamente/lamentablemente es y siempre será su maldita mano derecha, nadie ni aquel maldito payaso podrían cambiar aquello, jamás.

–¡Hai-oh Silver!– gritó con todas las fuerzas que se le permitían, manteniendo su ceño fuertemente fruncido lleno de determinación y decisión en las acciones que estaba apunto de hacer, necesitaban acabar con aquel maldito payaso de una vez por todas. –¡Hai-oh Silver!– repitió con mayor fuerza, aumentando cada vez más la velocidad con la cual iba, sentía aquella brisa hacer contacto contra él y aquello solamente intensificaba aquella sensación de seguir, le hacía sentir que finalmente estaba tomando al menos un jodida decisión correcta después de tanto tiempo y sin poder evitarlo una maldita sonrisa llena de determinación se posó en su rostro.

Pennywise se había metido con las personas equivocadas y se lo harían saber muy pronto.

Era el momento para matar a aquel maldito payaso.

No he dormido un día con una hora y quience minutos xd Cuándo terminé este capitulo en donde vivo es la 1:16 amY el día de ayer no dormí nada y no me parece buena idea que dure dos días sin dormir, así que me retiro :'3Los amor y quiero mucho mis ...

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No he dormido un día con una hora y quience minutos xd
Cuándo terminé este capitulo en donde vivo es la 1:16 am
Y el día de ayer no dormí nada y no me parece buena idea que dure dos días sin dormir, así que me retiro :'3
Los amor y quiero mucho mis lectores, gracias por todo el apoyo y los hermosos comentarios que dejan, los quiero muchísimo 💖
Nos vemos en el siguiente capítulo <'3

R+E [Reddie] (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora