Capítulo Ocho

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Richie se dirigía al cine Aladdin con tranquilidad, taradeaba una de las tantas canciones que apasionaban tanto al de gafas, miraba su alrededor con una delgada sonrisa mirando como el sol resplandecía con grandeza. Definitivamente los últimos dos días sin Eddie habían sido notablemente aburridos, solamente había estado todos esos días en su habitación hasta que literalmente casi fue obligado por Bev y Ben a que saliera, ¿Cuál era el porqué de aquello? El robusto claramente se pondría terriblemente nervioso si se encontraba a solas con la única chica del grupo, además de que solamente por el momento podrían ser ellos tres. El judío se encontraba  practicando bastante para su bar mitzvah, mientras que el tartaja se negaba a tener cualquier contacto con ellos por el momento, Richie incluso pensó colarse a la casa del tartaja para ver que era lo que le sucedía a su amigo, aunque fue claramente en vano todo aquello, digamos que jamás se les ocurra entrar a una casa rompiendo la ventana. Richie suspiró y solamente pudo apretar sus labios, vaya que últimamente todo se estaba volviendo una mierda.

–¡Rich!– detuvo sus pasos ante aquel llamado, miró a su alrededor hasta que miró a la pelirroja con un pequeño y nervioso Ben, quien jugaba con sus manos hasta que finalmente lo vio alzando un poco su mano derecha, moviendola ligeramente en fina de saludo para el de gafas.

–¡Oh!– exclamó el rizado. –¡Pero si es la hermosa Molly Ringwald!– el de gafas le giño el ojo a la oji-celeste quien solamente  rodó sus ojos mientras que Ben apretaba sus labios, bajando levemente su mirada. –¿Qué es lo que vamos a ver?– preguntó Richie y sin qué Ben pudiera evitarlo el bocazas ya se encontraba aún lado de él abrazandolo por el hombro.

–Queríamos ir a ver “I Was a Teenage Werewolf”– respondió el robusto con tranquilidad, mientras caminaban tranquilamente hacía el Aladdin ignorando los pequeños problemas a los cuales tendrían que enfrentarse.

[…]

Bill miró su habitación con cierta inquietud, apretó sus labios sin poder entender aquel sentimiento molesto que comenzaba a crecer en su pecho, quizás era por aquel silencio abrumador en su casa o solamente podía ser una imaginación suya, pero entre más pasaba el tiempo aquel sentimiento solamente podía crecer cada vez más en su pecho.

–Al-go a-nda mal– suspiro para sí mismo, la madera crujía bajo sus pies conforme daba pequeños pasos afuera de su habitación. No podía evitar seguir sintiendo aquel sentimiento, ¿Qué significaba? ¿Qué era lo que estaba sucediendo? Busco aquello que lo inquietaba por toda su casa, por cada pequeño rincón de su silencioso y deprimente hogar, su padre se encontraba entretenido en el trabajo mientras que su madre solamente se quedaba mirando la tele en la sala con aquella misma mirada de siempre, claramente ignorando el hecho de que Bill existía. El tartaja suspiró con nerviosismo al comprender que el único lugar que le faltaba era aquel estúpido sótano, sentía como si su corazón se encontrará en su garganta, tomó aquella perilla con lentitud mientras sentía la frialdad de esta misma hacer contacto con su piel, trago en seco mientras la giraba con lentitud con el deseo de que sucediera algo. Solamente debía dar un pequeño movimiento y aquella puerta  estaría abierta.

–Bill...– la voz de su madre sonó tenue, suave y tan frágil que el tartaja pensó incluso que su madre parecía ser un fantasma en pena, se alejo con lentitud de aquella puerta y camino a paso lento e inseguro a la sala donde se encontraba su madre despeinada y con grandes bolsas de bajo de lo que alguna vez fueron sus hermosos y alegres ojos.

–¿M-ma-má?– preguntó el tartamudo mientras jugaba con sus dedos, maldiciendo el hecho de haber tartamudeado enfrente de su deprimida madre.

–Es para ti– exclamó con aquella monótona voz, mostrando el teléfono de su casa mientras seguía con su mirada fija en la televisión sin darle ni siquiera un segundo de su atención a su hijo, Bill solamente asintió y tomó aquel teléfono saliendo de aquella sala, suspirando aliviado al dejar de sentir aquel ambiente pesado y deprimente sobre sus hombros.

–¿Ho-la?– exclamó finalmente colocando aquel aparato en su oreja izquierda, mientras se recargaba en la pared más cercana a él.

–¡Bill!– frunció su ceño, confundido ante la repentina llamada de aquel judío. –Dime que tu también lo sientes– exclamó entre preocupado y lleno de temor.

–¿A que te r-refieres S-tan?– preguntó, teniendo una pequeña idea de a qué quería llegar.

–Bill, tengo un mal presentimiento– exclamó con preocupación el judío. El cual en su hogar había tomado el teléfono de su hogar y se lo había llevado a su habitación para poder hacer aquella ansiosa llamada, pero aquello tenía que decirlo. Stan desde hace unas horas que no podía dejar de sentir aquella extraña sensación de que algo estaba o iba a suceder en cualquier momento, algo estaba mal. –Tenemos que buscar a los demás– agregó mientras mordía el interior de su mejilla.

–S-tan solamente es tu ima-ginación– trató de razonar el tartamudo. –Puede que...–

–Lo sé Bill, puede que solamente sean cosas mías, pero...– suspiro. –Hay que hacerlo, solamente por si acaso ¿Qué tal si ahora mismo les está pasando algo a los demás?– suspiro el judío mientras caminaba de un lado a otro con nerviosismo por toda su habitación.

–Nos ve-mos en los Ba-rrens– exclamó finalmente el tartaja, Stan suspiro aliviado y solamente soltó una leve afirmación antes de colgar y salir lo más rápido posible de su hogar sin que sus padres se dieran cuenta.

Mientras tanto Bill corrió a su habitación para quitarse aquella pijama y lavarse el rostro para disimular mejor aquellas estúpidas ojeras que también se encontraban en su rostro, antes de que logrará salir de su habitación observó como en un pequeño rincón se encontraba su vate de béisbol, lo miró detenidamente con aquella mirada esmeralda brillando con inquietud. Se acercó a aquel objeto  tomándolo con suavidad, finalmente agarro su mochila y la coloca ahí sintiendo de alguna forma que la iba a necesitar, suspiro por última vez hasta que finalmente salió de su habitación.

¿Quién diría que el desastre de desataria solamente por unas palabras?

No sé cómo o porque se publicó esta parte cuando aún ni siquiera la había terminado xd
Perdón por eso mis queridos lectores.
Muchas gracias por leer y seguir aquí, nos vemos ;3

Nota 11/01/21
¿Dormir?, ¿Qué eso?

R+E [Reddie] (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora