–Stan, E-ddie vengan conmigo– exclamo el tartaja cuando finalmente habían llegado a aquel callejon, Richie frunció su ceño y antes de qué logrará protestar Bill, Stan y su querido Eddie se había ido de aquel lugar corriendo hacía la farmacia, apretó sus labios y solamente pudo suspirar mientras rascaba su cabeza. Ben apretaba sus estómago contra sí aliviado de que de alguna forma aquella estúpida herida había dejado de sangrar, la mirada clara del robusto se poso en el suelo mientras sentia la decepción invadirle.
–¡Bien hecho Ben! Casi terminas muerto por tu obesidad–
Apretó sus labios mientras aquellos mismos pensamientos estúpidos invadían su mente.
–¿Estas bien?– alzó su mirada con lentitud y ahí estaba ese desconocido. Aquel joven de tez oscuros que ahora mismo lo miraba con preocupación, Ben sonrió como pudo y solamente asintió. Richie se estaba sintiendo un muy mal tercio en aquel momento, se cruzó de brazos mientras observaba aquellas miradas llenas de una complicidad que ellos aún no notaban, pero que de alguna forma se encontraba ahí. –Soy Mike– exclamó después de unos segundos mirando a Ben por unos momentos y después al rizado quien ajustó sus gafas con una sonrisa.
–Richie Bocazas Tozier– se inclino levemente con gracia. –Un gusto en conocerte niño sin escuela– agrego mientras miraba al de tez oscura quien fruncio su ceño, pero mantenía aquella sonrisa en su rostro.
–Ben Hanscom– respondió con una delgada, pequeña y débil sonrisa en su rostro.
–Niño sin escuela, chico nuevo– miró a ambos mientras se cruzaba de brazos con aquella sonrisa que solamente podía caracterizarlo a él. –Bienvenidos al club de los perdedores– Mike y Ben sonrieron ante ello, quizás jamás volverían a esta solos.
–¡Ya tenemos las cosas!– exclamó el castaño mientras sostenía todos aquellos vendajes y aquellos extraños líquidos que solamente el podría reconocer. Su respiración se encontraba acelerada, al igual que la del judío quien miró a sus lados al no mirar a su líder. Eddie dejó las cosas aún aldo mientras se agachaba frente el robusto. –¿Podrías?– miró al contrario, el de mirada clara trago en seco y solamente asintió, levantando su camisa. Mostrando aquella "H" marcada en su estómago, mientras sangre seca se encontraba a su alrededor y lo hacía ver de una manera grotesca. –Mierda...– susurro el castaño y con rapidez tomó el alcohol y el algodón, colocando un poco de aquel líquido en este mismo, suspiro y apretó levemente sus labios desviando su mirada al contrario. –Esto quizás te pueda arder– exclamó con voz preocupada el de menor estatura, Ben apreto su mandíbula y asintió con cierto temor, entre más rápido mejor serán las cosas, ¿no?.
Entre comentarios estúpidos y un jabón asustado, Eddie trataba de concentrarse mientras le colocaba finalmente el parche que cubriría aquella terrible herida. Sus pensamientos solamente podían enfocarse en curar a Ben y en lo loco que era Henry Bowers, ¿Hasta que punto podía llegar su locura? ¿Qué tan loco estaba para hacerle algo así a alguien? Cuando finalmente terminó se quedó de rodillas, perdido en sus pensamientos sin darse cuenta de que nuevamente Richie estaba diciendo sus estúpidos comentarios, sin darse cuenta de que Ben le daba un pequeño y débil gracias ¿Y si le sucedía a alguien de ellos? ¿A él? Trago en seco mientra suspiraba, realmente no le importaría demasiado que el fuera la víctima, si. Eddie podría ser un niño algo miedoso y fácilmente de romper, pero prefiriria mil veces el ser la víctima que alguno de sus amigos y un millón de veces si se trataba de...
–¡Eddie!– miró a quien le llamaba con rapidez, sintiendo sin saberlo un alivio y agradecimiento por haberlo liberado de aquellos estúpidos pensamientos, Stan suspiro con alivió cuando finalmente reaccionó. Todos lo miraban con confusión y duda, Eddie trago seco y se levantó con rapidez.
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R+E [Reddie] (En Edición)
Fiksi Penggemar[Spoilers It capítulo dos] Richie finalmente sintió lo que aquella enfermiza y estúpida palabra significaba, cada pequeña cosa que la caracterizaba finalmente la entendía en sus tan solo trece años de edad. Las mariposas en su estómago, los pensami...