Segunda Parte [Capítulo Cuatro]

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Eddie caminaba de un lado a otro con exasperación, negando rápidamente sin poder creer una sola palabra de lo que  acababa de decir hace tan solo unos minutos Bev. Debía de ser una jodida broma de mal gusto que aquellos tres estaban jugando solamente para molestarlo, claro que debía de ser eso.

–Oye, ¿Entonces cómo es que viste la muerte de todos?– preguntó el asmático con  nerviosismo.

–Porque es como lanzar una maldita granada mencionar algo así– expresó el comediante, siendo esta vez el que se encontraba tomando alcohol en la barra, Bev seco rápidamente sus lágrimas y bajó su mirada jugando con sus manos.

–Cada noche desde Derry yo...– comenzó, su voz temblaba levemente con cada palabra que daba y su corazón latía vertiginosamente, martillando contra su pecho. –Tengo esas pesadillas... Gente sufriendo, personas que mueren, personas...–

–Tienes pesadillas, yo también tengo pesadillas ¡Todo el mundo tiene pesadillas! Pero, no significa que tus visiones sean ciertas– interrumpió Eddie con movimientos histéricos y nerviosos, Beverly lo miró de reojo y solamente agachó su mirada durante unos segundos, permitiendose tomar algo de aire ante lo que iba a decir.

–Vi a cada uno de nosotros y es...–

–Cada uno de nosotros ¿Qué?– interrumpió Bill, acercándose cuidadosamente a la pelirroja y sentándose en el sillón aún lado de ella, sin apartar su mirada de la celeste de la contraria.

–Acabaremos cómo Stanley terminó, Bill, es nuestro destino– respondió.

–¿Qué pasó con Stan?– interrumpió Mike, observando a Beverly con preocupación, la chica suspiró con dificultad, nuevamente bajando su rostro por las atentas miradas de sus amigos.

–Yo soñé que... Él se...– sollozo. –... Suicidaba en su bañera...– finalizó dejando escapar un suspiró y secando nuevamente las lágrimas que recorrían sus mejillas con rapidez con tan solo recordar aquello. Bill permaneció en silencio, sintiendo como si su respiración se cortara y su corazón se detuviera, sintiendo finalmente como cualquier tipo de esperanza desaparecía dentro de él, los recuerdos junto a Stan comenzaron a verse cada vez más alejados mientras sentía como algo dentro de el terminaba de romperse, el no estuvo ahí para él, incluso siendo niños ¿Hubo un momento donde fue así? Ni siquiera podía recordarlo y aquello simplemente le dolía cada vez más, acaso ¿Pudo haber hecho algo?, ¿Pudo haber evitado que aquello sucediera? Comenzó a lamentarse en silencio, sosteniendo su cabeza entre sus manos mientras trataba de controlar aquellas malditas emociones que amenazaban con hacerlo caer, no podía permitirse llorar en aquel momento, no podía dejarse llevar por las emociones que estaban chocando dentro él exigiéndole salir, pero ¿Cómo podía digerir algo así?, ¿Cómo era que podía tratar de guardar lo que sentía después de lo que había escuchado? Stanley...

–¿Y cómo es que nosotros no vemos eso?, ¿Qué la hace tan diferente?– exclamó con brusquedad el rizado, sin poder terminar de creer del todo aquella maldita locura, interrumpiendo sin notar los pensamientos que estaban comenzando a ahogar al tartaja en una dolorosa realidad.

–Las luces de la muerte– contestó Mike.

–Luces de la muerte...– murmuró Bill y los recuerdos del día que pelearon con Eso llegaron a su mente, recordando el momento de cuando encontró a Beverly. –Fue la única atraída a las lu-ces de la muerte ese día– respondió, comenzando a alejarse de ellos y recargandose en un lugar cercano, sintiendo como su alrededor daba vueltas y como lo que alguna vez fue borroso de ese día se iba aclarando con una escalofriante rapidez.

–Todos fuimos tocados por Eso, cambiados, desde la raíz como una infección o un virus– explicó con rapidez el de tez oscura. –Ese virus a estado creciendo durante 27 años, todo este tiempo metastatizando destruyó a Stan primero porque él...–

R+E [Reddie] (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora