Recuerdos 2/2
Las horas pasaron y las lágrimas habían dejado de recorrer su rostro, se encontraba recostado en el suelo de aquel baño en posición fetal, miraba cualquier punto del lugar mientras aquel recuerdo se repetía en su mente, habían pasado varios días desde que aquella pelea había sucedido entre él y Bill, días en que se la pasó en el árcade jugando y tratando de olvidar aquella soledad en la cual él mismo se había encerrado con miseria y resignación, días en los cuales no había visto a nadie más, en los cuales se encontraba totalmente solo, ahora no podía contar con alguien para que le apoyará, no podía ir con el Gran Bill y decirle que había recordado al menos un poco más de lo que había pasado aquel día ¿Por qué ahora? Suspiró y solamente permaneció en silenció, solamente sus amigos podían entenderlo o al menos podían entenderlo un poco más que los demás y que sus propios padres podrían, pero ya no los tenía más a su lado, no desde aquel maldito día que decidió abrir su bocota, la imagen que estaba dando el rizado en aquel momento era simplemente... miserable, triste e incluso podría darle lástima a cualquiera que lo viera de aquella forma y no los culparia, él mismo estaba sintiendo lástima por él. El tiempo pasaba con lentitud y los recuerdos atormentaban al bocazas, lo arrinconaban en un mar de tristeza y confusión que él mismo había creado y alguna vez olvidado y sin darse cuenta había caído nuevamente en los brazos de morfeo...
...
El rizado como pudo se arrastró nuevamente a la orilla, su cuerpo temblaba con fiereza y el frío parecía que estaba comenzando a matarlo, las heridas en su cuerpo dolían y ardían cada vez más, con cada simple movimiento era un maldito martirio, finalmente se quedó quieto, acostado encima de la nieve, jadeaba y le costaba poder respirar correctamente ¿Así sería como se siente Eddie? Apretó sus labios y con dificultad se levantó con lentitud, dejando rastros de pequeñas gotas de sangre en aquel simple acto, Richie no supo de dónde sacó la fuerza para seguir adelante sin desmayarse en el intento, no supo en qué momento había logrado llegar al hogar del tartaja, sólo camino, gastando aquellas pocas fuerzas que había logrado guardar, la adrenalina bajaba con rapidez conforme sus pasos se volvían cada vez más lentos y dolorosos, sólo seguía y un pequeño brillo de esperanza se había reflejado en su mirada en el momento que se dio cuenta que se encontraba frente a la casa del oji-esmeralda, a pesar del dolor y de aquel sentimiento miserable que lo atormentaba, pudo sentir una luz de esperanza y aquello se reflejo en una dolida y delicada sonrisa, Richie se tomó el tiempo de tomar unas pequeñas piedras, para finalmente lanzarlas a la ventana que daba con la habitación del tartaja, aquella esperanza creció en su pecho cuando vio que un somnoliento Bill se asomaba, alzó su brazo con dificultad y dolor en modo de un saludo.
Durante unos segundos el tartaja observó a Richie con cautela, lo observaba con sus ojos entrecerrados tratando de averiguar si era Richie al que estaba mirando, hasta que finalmente sólo los tallo para ver si su visión no lo estaba engañando, pasaron los minutos y finalmente el castaño había despertado por completo, notando aquel pequeño detalle de que frente a su casa se encontraba Richie Tozier, sangrando, empapado, lleno de heridas y muriendo de frío y dolor, el tartaja casi se cae de las escaleras por lo apresurado que estaba por bajarlas, en un simple abrir y cerrar de ojos Bill estaba descalzo y en pijama afuera de su casa y llevando a un malherido bocazas dentro de su hogar.
–¿¡Qué te pasó?!– susurró con preocupación e histeria, mientras ayudaba al rizado a subir las escaleras para ir a su habitación, el contrario solamente sonrió.
–Lo de siempre Gran Bill– respondió. –Solo que ahora Bowers contribuyó– agregó, dando una pequeña mueca de dolor al tratar de subir aquellas malditas escaleras.
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R+E [Reddie] (En Edición)
Fanfiction[Spoilers It capítulo dos] Richie finalmente sintió lo que aquella enfermiza y estúpida palabra significaba, cada pequeña cosa que la caracterizaba finalmente la entendía en sus tan solo trece años de edad. Las mariposas en su estómago, los pensami...