Capítulo Veinticinco

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–¡Eddie! ¡Abre la puerta!– expresaba con rapidez Bill el cual trataba inútilmente de abrir la puerta moviendo frenéticamente la perilla y golpeando la vieja y amarillenta madera –¡Eddie!– gritaba con desesperación, con la esperanza del que menor lo escuchara e hiciera algo, pero de un momento a otro la voz de Eddie había desaparecido, simplemente se había dejado de escuchar ahora ambos no podían evitar pensar lo peor. Richie miró nuevamente aquella habitación con la esperanza de encontrar una salida a aquel maldito lugar, hasta que finalmente su mirada se posó en una puerta abierta.

¿Aquella puerta había estado abierta antes?

–Richie...– susurró aquella voz, parecida a la de Eddie, pero se mostraba mucho más seca, dañaba de alguna forma, incluso distinta y llena de una burla que no era característico de aquel pequeño, pero era Eddie, así que sin dudarlo se acercó a aquella habitación, pero aún manteniendo aquella cautela y desconfianza ante la situación a la cual se estaban enfrentando. –Richie ven aquí...– al fondo de aquella habitación el bocazas observó como se asomaba el asmático mientras soltaba una extraña y hasta cierto punto escalofriante risa.

–¡Eddie!– lo llamó con cierto alivio y finalmente se adentró aún más aquella habitación con la esperanza de encontrar al menor. –¿Eddie?– susurró esperando a que el saliera, para finalmente salir de aquel maldito lugar, pero cuando llegó a donde supuestamente debía de estar el asmático ahí no se encontraba absolutamente nadie. –¿Eddie dónde estas? No estamos jugando a escondidas, torpe– expresó con cierto nerviosismo, mientras observaba su alrededor con el objetivo de lograr encontrar al menor, siendo esto totalmente en vano.

–¿Richie?– lo llamó Bill, mientras lo veía en aquella habitación y mantenía su distancia con aquel lugar, solamente observaba al azabache en medio de aquel extraño cuarto con miles de sábanas que tapaban algo. Richie solamente observó por última vez el lugar y comenzó a caminar hacía donde se encontraba el tartaja, pero antes que incluso pudiera acercarse a la puerta esta se cerró ante sus ojos. –¡Richie! ¡Richie!– gritaba con inquietud el tartaja.

Se estaban separando.

[...]

Mientras tanto Bev veía aquella casa con inquietud, esperaba con desesperación que aquel trío saliera de ahí y pudieran irse de una vez de aquel espeluznante lugar. Mantenía su mirada fija en aquella puerta abierta donde hace unos minutos habían entrado Bill, Richie y Eddie, sentía como si algo estuviera realmente mal, pero trataba de poder pensar de la mejor manera, queria pensar que los tres estaban juntos y que tarde o temprano saldrían de aquella casa salvos y sanos, pero ¿Cómo podría saberlo? ¡Habían entrado a la casa de aquel maldito payaso! Podría suceder cualquier cosa, podría sucederles algo y no podía evitar pensar en la posibilidad de que podrían desaparecer.

–Estarán bien Beverly– llamó su atención el robusto, mientras se encontraba detrás de ella y colocaba una de sus manos en el hombro de la contraria de forma consoladora y segura. –Están juntos y nosotros estamos aquí por sí algo llega a suceder...– agregó con cierta timidez, la pelirroja solamente suspiro y asintió, pero aún así no podía apartar la mirada de aquella puerta y solo pudo atinar a colocar su mano sobre la de Hanscom, apretandola  levemente mostrando su preocupación ante la situación a la cual estaban comenzando a adentrarse cada vez más, ¿Quién diría que un payaso asesino fuera la causa de la maldad de Derry? Si antes alguien le hubiera dicho aquello, Bev hubiera creído que estaban haciéndole una maldita broma.

–Eso espero...– finalmente respondió con inquietud. Stan solamente se mantenía alejado de aquel lugar, se encontraba sentado en el césped muerto y esperaba con ansias el momento que se fueran de ahí, sentía una maldita amargura y preocupación por lo que estaba sucediendo en aquellos momentos y no podía evitar pensar en lo peor de la situación, pero ¿y si no salían? ¿Si Bill, Richie y Eddie habían sido atrapados? ¿Ellos que podrían hacer? ¿Él que podría hacer? Trago en seco y se recriminó ante los pensamientos que estaba teniendo ¿Porqué tenía que ser tan débil e inútil para el grupo? Era débil.

R+E [Reddie] (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora