Extra

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–¡Los voy a matar cuando logre salir de aquí!– expresó el asmático por milésima vez mientras caminaba de un lado a otro con un aura llena de molestia y fastidio. –¡Son unos idiotas!– agregó mientras gritaba hacía ellos. –¿Qué se creen para hacer algo así?– escupió con ira, el azabache solamente observaba con atención como él hipocondríaco se movía de un lado a otro mientras se quejaba e insultaba a cualquiera que se le venía a la mente.

–Son nuestros amigos y lo hicimos también cuando se trataba de Stan y Bill– trató de tranquilizar el bocazas. –Tienes que tranquilizarte, ponerte de esta manera no hará que mágicamente nos quieran abrir– agregó mientras se acercaba al menor, quien solamente bufo fastidiado ante aquello.

–¿¡De aquí a cuándo tú eres el pacífico?! ¿¡Eh?! ¡Te recuerdo que esa fue tú idea y la de Beverly no fue la mía!– respondió. –¡NOSOTROS no somos Bill y Stan, Richie!– agregó con fiereza mientras observaba de la misma manera a aquel rizado, quien frunció su ceño ante la reacción y la respuesta del menor. –Esto es una maldita tontería, solamente quieren fastidiarnos– expreso con enfado.

–Eddie tienes que calma...–

–¡No digas que tengo que calmarme! ¿¡Acaso no te das cuenta que nos encerraron aquí por nada?!– interrumpió con rapidez. –Nosotros no estamos enamorados– auch.

Richie permaneció quieto ante aquello y algo en él estaba comenzando a doler ante la respuesta que había dado el menor, aquella frialdad con la que había terminando aquella oración había clavado una maldita herida en su corazón y la dureza de las mismas fueron como una bala hacía su alma, la ilusión de hace unos momentos se convirtieron en amargura y la sensación de aquel beso fue desapareciendo en una dolorosa lentidud, aquel sentimiento dentro de él que hace tan solo unos momentos se había encendido de una forma maravillosa y cálida, comenzaba a pesar y a atormentar en aquel momento. El rizado no podía dar crédito a lo que había escuchado, no podía creer aquellas palabras que habían salido de la boca del menor, ¿Había escuchado bien? ¿Eddie había dicho eso? Trago en seco y apretó sus labios con fuerza, tratando de evitar la sensación de hundimiento que estaba comenzando a crecer.

–¿No lo estamos?– cuestionó con incredulidad, ganándose la mirada de molestia y confusión del menor. –¿Pará ti lo que pasó hace rato no fue nada?– agregó, tratando de evitar que su voz se quebrara en aquellos momentos, Eddie solamemte pudo bufar.

–Fue un reto Richie– respondió. –Solo fue eso. Un maldito y estúpido reto de mal gusto– declaró con frialdad, observando aquellos ojos azabache que lo miraban con incredulidad y cierto dolor que Eddie estaba tratando de ignorar. Richie solamente pudo bajar su mirada y sonreír con molestia ante aquella estúpida y mierda de respuesta.

–Es una broma, ¿no?– expresó el rizado con molestia. –¡Lo que estas diciendo debe de ser una ridícula broma!– explotó mientras separaba los pocos metros que lo dividían a él y al castaño.

–¡El burro hablando de orejas!– bufo, rodando sus ojos con irritación. –¡Miren quien habla de ridículas bromas! ¡Pará ti todo está una maldita broma! ¡Yo soy una maldita broma para ti!– expresó mientras las lágrimas comenzaban acumularse en su mirada, el menor en cada palabra apuntaba al rizado y colocaba su dedo en el pecho de este mismo sin poder apartar su mirada de este. –¡Eres un maldito idiota que creé que todo es una maldita y estupida broma! ¿¡Pero sabes que?! ¡Ya me cansé!– algo estaba comenzando a romperse en ambos jóvenes, aquellas miradas envían entre ellos mensajes que ninguno de ellos podía ver. Emociones que ambos no lograban poder admitir por completo, que aún los atormentaba por lo que podría pasar si hablaban de ellos, el menor solamente podía sentir la tristeza, el dolor y la ira de aquel momento. Sentía como su corazón se rompía ante todas aquellas malditas palabras que salían de su boca y de la boca de Richie, Stan siempre se detenía a preguntarle porque nunca hablaba con Richie sobre lo que sentía y finalmente la verdad se había lograr dar. Tenía miedo. Simplemente no podía sentir confianza de que él sintiera lo mismo, porque siempre era igual. –¡Me arte de que me trates de esta manera! ¡Estoy hasta el carajo de lo que haces! Primero llegas dices quien sabe cuanta estupidez sobre de que deberíamos de estar juntos y finalizas diciendo que es una estúpida y maldita bro-ma– titubeó, maldiciendose por haberse quebrado ante lo último, pero sin apartar aquella ira que lo seguía invadiendo y quemaba dentro de él. –¿¡Porqué me tienes que seguir ilusionado de esta manera?! ¿¡Porqué no puedes simplemente parar?!– exclamó con rabia, sin notar que gruesas lágrimas recorrían sus pálidas mejillas.

R+E [Reddie] (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora