Capitulo 3. Rosas

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Beth

Todos parecían sorprendidos al verme con él. Claro, Beth Hawk llegando al baile de graduación con Ethan O'Neill.

En otros bailes, Ethan siempre llegaba solo, y se reunía con sus amigos del equipo, pero eso no le quitaba la fama que tenía, porque todos sabían que él era la clase de chico que no solía tener novias, todos sabían eso. Ethan había tenido a miles de chicas muriendo por él, pero al parecer no las consideraba lo suficientemente buenas para que él. En los pasillos, decían que todas sus relaciones eran de una noche o un fin de semana, la más larga había sido Sara y sólo duraron dos semanas.

Al entrar en el enorme salón, me sentí como Alicia en el país de las maravillas. La decoración del lugar era fascinante. Había pequeñas lámparas por todo el lugar, al igual que flores en formas de lianas colgando del techo, todo era elegante y romántico. Al parecer las chicas del comité del baile se lo habían tomado demasiado enserio. Ethan camino a mi lado hasta llegar a la mesa donde estaban sentados Ava y Luka. Me senté junto a Ava, me incline y le susurré al oído:

—Todavía no estoy feliz con esto.

—Ya lo sé... Pero lo que no puedes negar, es que Ethan se ve jodidamente sexi dentro de ese traje.— Me dijo al oído, para después sonreírme, y darme un suave golpe en el costado.

Me sonroje porque era cierto, Ethan se veía increíble esa noche. Se veía como acabado de salir de una pasarela, tenía un saco hecho a la medida del mismo color azul oscuro al igual que su pantalón con su camisa blanca de lino desordenada que amenazaba con salirse de su lugar en cualquier momento. Mientras que el primer botón desabrochado junto con la delgada corbata le daban ese aire, misterioso, y sexi. Aunque necesitaba un corte cabello, porque tenía muchos mechones rebeldes que caían sobre su frente.

Los cuatro estábamos sentados en una mesa del fondo, la más lejana del centro del salón, pero ello no evitaba que las personas girasen sus cuellos para mirarnos. Y por lo visto, yo era la única que se daba cuenta de ello. Luka le susurraba cosas al oído a Ava, haciendo que ella riera a carcajadas. Ethan solo comía a mi lado, no tenía ni idea como mantenía su físico si comía de aquella forma, había comido su plato, ordeno otro, y se terminó el mío. Cada diez minutos se acercaban porristas, jugadores, alumnos o profesores para saludar a Ethan y Luka. Mels y Ben fueron los únicos que se acercaron a saludarnos a Ava y a mí, pero ninguno de los dos disimulo su asombro al verme con Ethan. Otra que no quitaba su mirada de nosotros, era Sara. Ni por un segundo sus irritantes orbes marrones dejaron de mirarnos.

Después de un rato Luka y Ava se levantaron, y fueron hasta la pista de baile, dejándome sola con el lobo feroz.

—¿En qué piensas caperucita?— Me pregunto, robándome el cuento de la mente.

—¿Caperucita?— Le pregunte confundida, pero tenía cierta idea del porqué.

Me sonrió con los ojos brillantes.

—Sí, porque tu vestido es rojo y parece ser una capa.— Me dio una mirada lasciva mientras se inclinaba hacia mí.— ¿Te dije que te ves hermosa hoy?— Me soltó. Así de repente.

La sangre fue directa a mis mejillas.

Negué nerviosa. En menos de un minuto Ethan había logrado que me olvidara de dónde estaba.

Él sonrió.

—Te ves hermosa, Beth.— Dijo a mi oído, y un cosquilleo electrizante subió por mi espalda. Fue como recibir una leve descarga eléctrica. Lo aleje por los hombros.

—Claro.— Le dije en un susurro. Estaba muy nerviosa, y no entendía por qué.

Había visto aquella misma actitud en otras personas, incluso una vez lo había intentado antes de cumplí diecisiete. Ava me convenció para que tuviese una cita con Adam. Él iba un año adelante que nosotras, pero siempre nos sentábamos juntos en la cafetería a la hora del almuerzo, y desde que nos conocimos, él insistía en que tuviese una cita con él, pero siempre me negué, hasta que una mañana acepte. Así que un fin de semana fuimos por un helado mientras caminábamos por todo el vecindario. Adam era agradable y guapo, esa tarde se comportó muy bien, pero nunca sentí ni una pizca de emoción como las que describían en los libros, y cuando me beso, no sentía nada, no estaba nerviosa, ni emocionada, y ni asqueada. Solo no sentí nada. Ese beso fue muy parecido al juntar dos rostros de un par de muñecos, solo estaban allí de pie, rígidos y sin emociones.

Inmarcesibles ||Destinados|| +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora