Capitulo 48. Nosotros.

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Beth

Cuando llegó el día estaba muy nerviosa, y no paraba de ordenar y limpiar mi departamento. Y cuando no pude hacer más por el lugar, comencé a arreglarme. Me puse un vestido que me quedaba como un guante de color verde crema, hasta un poco más debajo de las rodillas, deje mi cabello suelto y me puse unos zapatos de tacón fino.

Mire el reloj, y me di prisa para terminar de preparar todo. Puse música lenta, encendí algunas velas, me aseguré de que la comida siguiera caliente, de que el aire oliera a rosas y de que todo estuviera en su lugar. Y entonces, me senté en la mesa a esperar.

Fueron las siete, las ocho, las nueve, las diez. Y seguí sentada allí, esperando. No Recordaba en cuál de esas cuatro horas, me había servido la primera copa de vino, pero ya llevaba más de la mitad. Luego, pensé en llamarlo, pero no tenía su número, y seguramente no me contestaría. A las doce de la noche, me levanté de la mesa, apagué las velas y guardé la comida en la nevera. Y después de cambiarme de ropa, me acosté en la cama, y trate de resignarme a vivir esa vida.

***

Ethan

Cuando el avión por fin aterrizo, me fui directamente a mi departamento. Después de haber estado cuatro días en Nueva York, estaba muy cansado, y lo único que quería era dormir. Y al abrir la puerta de mi departamento, lo primero que vi fue, la correspondencia que estaba tirada en el suelo. En un día común, solamente la habría tomado y colocado sobre la encimera de la cocina. Pero esa mañana, por alguna razón, comencé a ojear cada sobre.

La mayoría eran anuncios publicitarios, otras algunas invitaciones para eventos, pero había un sobre blanco más pequeño que el resto, y la letra era a mano. Se me paralizó el corazón cuando vi el nombre del remitente. Era de Beth. Pero cuando abrí la carta y leí el contenido, me dio un vuelco en el corazón, me llevo un par de minutos asimilar la información.

Luego solo me subí a mi auto y fui hasta su departamento. No necesitaba su dirección, sabía dónde vivía Beth, desde que había llegado de Francia. Pero por suerte solo vivía a unas cuantas calles de mi departamento.

Era un edificio pequeño de ladrillo rojo con cinco piso. Beth vivía en el tercero piso, pero cuando llegue, me di cuenta que su puerta no era tan fácil de abrir como la mía. Y toque un par de veces, y sabía que ese era su departamento porque había visto su nombre en el intercomunicador del primer piso. Espere un buen rato en el pasillo, pero Beth no contestó.

Quise haberla llamado al móvil, pero no tenía su número, y no me apetecía quedarme toda la mañana en ese pasillo. Así que salí al exterior, y rodeé el edificio, para poder subir por las escaleras de incendios. Habían muchas ventanas en el tercer piso, y por poco entro al departamento de una familia, supe que ese no era el departamento de Beth porque habían muchos juguetes infantiles.

Cuando di con su departamento, supe que era el suyo, porque la vi durmiendo justamente delante de mí con la ventana abierta. Entre con mucho cuidado para no despertarla, y volví a cerrar la ventana, claramente nadie quería un intruso en su casa, o al menos otro. El departamento era muy pequeño. Tenía una vista abierta a la sala, cocina y la cama. Todo el lugar estaba decorado con un estilo rústico, bohemio, y todo estaba meticulosamente ordenado.

El lugar olía a rosas, la mesa de madera estaba puesta con cada cubierto en su lugar, las velas parecían hacer sido encendidas, y había una botella de vino medio vacía. Me reprendí a mí mismo por no haber llegado antes de Nueva York. Me giré hacia Beth, y me acerque a ella, incliné a su lado y Quite algunos mechones de cabello desordenados de su rostro. Me quedé más tiempo del recomendable, mirándola.

Bostece, y cuando comencé a sentir los ojos cansados, me quite la americana, los zapatos, y me metí a la cama junto con ella. La abrace por detrás, y enterré mi nariz en su cuello, Beth se removió un poco, pero no se despertó, pronto me quede dormido.

Inmarcesibles ||Destinados|| +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora