Inmarcesibles ||Destinados|| +18

Capitulo 21. Creyente.

Beth

Y va de nuevo.

Me levanto, ducho, peino, visto, salgo de la habitación, desayuno y voy a clases. En ese orden debió ser ese día, debió ser igual a los otros, pero no lo fue.

Me levante sobresaltada, mi corazón latía muy rápido, y cuando al fin logré abrir los ojos, lo único que vi fue oscuridad o nada, en realidad. Todo estaba en penumbra, excepto por la esfera que daba una suave luz en mi mesa de noche. Estaba muy nerviosa y sudorosa, me senté en la cama mientras recuperaba el aliento, pasaron algunos segundos antes de darme cuenta de la mirada profunda de Ava frente a mí, desde su cama.

—¿Qué te pasa?— Me pregunto en un susurro, pero podía notar que había miedo en su voz.

—¿Con que?— Le pregunte ingenua, como si no supiera que hablara.

—Desde la primera noche que llegamos a Londres lo note, Beth. Aunque esta quizás allá sido la primera vez que despiertas, pude notar que no duermes bien, incluso en las tardes, te mueves mucho y murmuras palabras incomprensibles, no he querido despertarte, pero sabes que lo noto.— Dijo con la mirada perdida en la ventana, sus palabras parecía que las había dicho más para ella que para mí.— ¿Desde cuándo?

Busqué sus ojos grises en la oscuridad.

—Ava...— Dije nerviosa.

—¿Es por él? ¿Tienes estos sueños por Ethan?— Me volvió a preguntar en un susurro distante.

—No, no tiene nada que ver con él.— Me apresuré a decir.

—Te conozco de que nací, y has sido mi mejor amiga desde los seis años. Créeme que sé cuándo no me quieres hablar conmigo sobre algo. Buenas noches, Beth.— Dijo con la voz tan baja como un susurro mientras se tapaba la cabeza con las gruesas sábanas, y se quedaba dormida.

***

Esa mañana el despertador sonó treinta minutos tarde, quitándome treinta minutos para alistarme. Cuando me desperté las chicas no estaban en la habitación, solo había una nota en la cama de Ava, "No quise despertarte, nos vemos en el almuerzo". Así, sin caras sonrientes, ni besos y abrazos.

La conversación de anoche con Ava, iba y venía en mi mente, sabía que debía de estar molesta. Tome una ducha rápida, peiné mi cabello lo mejor que pude. Y cuando fui a vestirme, olvidé que toda mi ropa está sucia, lo que solo me dejaba unos vaqueros oscuros, una sudadera gris y un top corto, opte por las primeras dos opciones, debía admitir que me veía un poco extraña con colores oscuros, pero no tenía tiempo para nada más.

Mire mi reloj de mano, faltaban cinco minutos para que comenzara mi primera clase, la cual quedaba al otro lado de la universidad. Salí corriendo por el pasillo el cual estaba totalmente despajado, no había ni una sola persona, y comencé a correr aún más, fui directamente a clases, por suerte el profesor aún no había llegado lo que me tranquilizo un poco, pero el salón de clases estaba totalmente lleno, y los asientos de atrás eran los únicos disponibles, por suerte antes de sentarme vi un asiento en la mitad de auditorio, me sentía un poco claustrofóbica con personas en mis cuatro direcciones, ya que normalmente solo estaban en dos o tres direcciones, pero igualmente me senté allí.

Cuando la clase terminó, estaba muy cansada y recordé que mi siguiente clase era deportes precisamente, arrastré mis pies hasta la puerta de salida. Hasta que vi a un chico. El parecido era asombroso, aunque estuviese de espaldas, era muy parecido, el color del cabello, los hombros, la forma del cuerpo. Aparté a algunos chicos para llegar hasta él, pero el chico caminaba muy rápido, me puse de puntillas un par de veces para no perderle el rastro, hasta que salí hacia el patio trasero, pero allí ya no ví a nadie con esa descripción. Tuve que apoyarme unos minutos en la pared que tenía al lado, sentía que me estaba volviendo loca viendo personas que estaban en otro continente.