Capitulo 47. De vuelta a ti.

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Ethan

Ese lunes en la mañana estaba terminando de anudar mi corbata para ir al trabajo, y luego escuche una puerta abrirse, la cual sabía, era la de mi departamento ya que nunca había escuchado la de los vecinos hacerlo. Tome mi americana, y salí de mi habitación. No era una forma tan mala de morir. Siendo asesinado en tu propio departamento, estaría súper bueno en los tabloides, pensé. Pero eso era muy improbable, habían más de cinco hombres que se en cargaban de la seguridad del edificio en la planta baja. Camine cuidadosamente hasta la sala, pero no había nada fuera de lo común.

Lo extraño estaba de pie en la cocina, junto a unas bolsas del supermercado.

—¿Qué haces aquí?— Exclame acercándome a Elizabeth.

Se sobresaltó, y luego, sonrió.

—Buenos días para ti también.

—¿Quién te dejo entrar?— Pregunte.

Beth siguió sonriendo.

—Me alegro que hayas dormido bien. Siéntate a desayunar.— Dijo mientras comenzaba a servir dos tazas de café.

Me quedé de pie, y Beth frunció el ceño.

—Siéntate o no digo nada.— Sentenció y señaló la silla en frente de ella en la cocina, las mismas que habíamos ocupado la mañana anterior.

Me pasé una mano por el cabello, suspiré y me acerque a la encimera, pero no me senté, y solo la miré mientras ella sacaba envases de un par de bolsas que había llevado. Olía delicioso.

—¿Quién te dejo entrar?— Volví a preguntar en un tono más suave.

Suspiró.

—Fue un trabajo en grupo, así que no tienes a nadie más a quién culpar aparte de mi.— Dijo orgullosa.

—Si sabes que no puedes entrar y salir de aquí cuando y como quieras ¿Verdad?

Bajo la mirada.

—Lo sé, pero considéralo una visita...

—No te quiero aquí...— Exclamé interrumpiendo lo que iba a decir, y se sobresaltó.

Levanto la mirada, y sostuvo la mía mirada por un rato que no se consideraría conveniente para unos ex. Pero Luego ella rompió la conexión y volvió a bajar la cabeza.

—Lo sé, no te preocupes. No tienes por qué repetirlo cada dos segundos, solo quise traer el desayuno.— Murmuró.

Me dio un plato con tostadas de queso y fruta picada.

—Tienes que dejar de fingir que no pasó nada, ni seguir trayéndome comida, ni todo el supermercado.— Señale las bolsas sobre la encimera.

Elizabeth se quedó en silencio.

—¿Recuerdas lo que me dijiste antes de irnos la primera vez a Londres?— Comencé a decir. Y Beth sabía que no era una pregunta.— Me dijiste que dejara de fingir que me importabas, pero ya ves...— Sonreí sin humor.— La que estaba fingiendo eras tú.

Beth me miró con furia.

—Si de verdad no me importaras, no seguiría aquí escuchando esto.— Exclamó.

Apreté la mandíbula.

—Llévate todo lo que trajiste, no es necesario.— Dije alejándome del desayuno que olía delicioso. Tenía hambre.

—Por un demonio, Ethan.— Gritó.

Me sorprendió, nunca antes la había escuchado gritar de esa forma, pero supe que no era una buena idea sonreír.

Inmarcesibles ||Destinados|| +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora