Beth
—¿Sabes porque nana nos llamó para cenar hoy?— Le pregunte a papá. Estábamos en su biblioteca, él detrás de su escritorio, y yo sentada en la ventana. Papá acababa de regresar del hospital, y era el momento perfecto para interrogarlo. Sabía que cuando regresaba del hospital siempre estaba agotado, así que no pensaría dos veces lo que me diría.
Papá suspiro quitándose la corbata.
—Ya sabes cómo es tu abuela. De seguro quiere darnos la noticia que va a comprar algo nuevo o consiguió la textura perfecta de las galletas de chipas de chocolate.— Se recostó en su silla.
—No lo creo ¿Y si es algo grave?— Pregunte pegada a la ventana. El sol se había puesto desde hacía algunas horas, así que solo había sombras y oscuridad.
—O quizá, no sea nada malo, porque si fuese así, ella ya te hubiera contado.— Asentí. Nana solo había dicho "el sábado vamos a tener cena familiar, ninguno de los dos puede faltar". Esas habían sido sus palabras exactas, y no había ninguna pista.
Me acerque a él, deje un beso en su cabeza.
—Voy a subir a mi habitación.— Papá asintió, y salí de la biblioteca.
***
—...Beth está preocupada.— Le susurro papá desde el otro lado de la cocina.
—Por ello, los llame a ambos para contarles mi decisión.— Le dijo la abuela también en un tono bajo.
—¿Qué decisión?— Dije entrando a la cocina. Sorprendiéndolos a ambos.
Papá miró a Nana, y luego a mí.
—Mejor vamos al comedor.— Se apresuró a decir Nana. Abrí la boca para protestar, pero papá me rodeo de los hombros y me llevo hasta la puerta del comedor. En la mesa sólo había tres platos, en nuestros lugares de siempre. Nana entro detrás de nosotros, se sentó a la derecha de papa y yo a su izquierda. Me sentía como una madre cuando su hija adolescente le va a contar un terrible secreto.
—¿Mamá de que trata todo esto?— Le pregunto papá, en ese momento él era quién parecía estar nervioso.
—Les tengo una noticia.— Dijo la abuela muy sonriente para lo que la situación requería.
—¿Estás embarazada?— Le pregunte abriendo mucho los ojos, la idea se me cruzo tan rápido por mi cabeza que fue imposible retenerla.
—A mi edad eso no sería seguro, Beth.— Me dijo con una sonrisa como si estuviera desquiciada.
—Cuéntanos entonces.— Le exigí saber. Bebí mi agua antes de que ella comenzara a hablar.
—George, sabes qué desde que tu padre y yo nos separamos no he vuelto a tener a nadie en mi vida. Pero Ken me quiere y yo lo quiero. Me ha propuesto matrimonio y he aceptado.— Dijo mezclando las palabras. Y cuando terminó de hablar, los tres exhalamos al mismo tiempo todo el aire que contenido desde el último día.
Después de un rato, nos miramos, y sonreímos un poco nerviosos.
—Eso es maravilloso madre. Me alegro por ti.— Dijo mi padre sonriendo, pasándose la mano por la frente.— ¡Pensé que era algo terrible!
Nana río, y luego se giró hacia mí.
—Gracias, hijo ¿Qué opinas tu Beth?— Me pregunto.
—Me alegró mucho por ti, Nana.— Le dije devolviéndole la sonrisa. Me estire por la mesa y apreté su mano.— ¿Ya tienen fecha?
—En tres semanas.— Me dio una amplia sonrisa.
—Es muy poco tiempo.— Estaba comenzando a hiperventilar.
—Lo sé pero no queremos esperar tanto tiempo. Sólo queremos una pequeña reunión con la familia y amigos.— Tenía un brillo en la mirada que no había visto hasta ese momento.
—Pues, manos a la obra.— Le dije, y el resto de la cena solo hablamos de los preparativos. Excluimos un poco a papá en la conversación, pero él ya estaba acostumbrado. Nunca comprendía de lo que hablábamos. Nana y yo, hicimos listas mentales de todo lo que estaría en su boda y de cómo se llevaría a cabo.
***
—¿Desde cuándo?— Le pregunte cuando estuvimos a solas en la cocina. Papá había subido a su habitación, y yo tenía aquella pregunta rondando en mi cabeza desde antes de la cena.
Me miro un poco desconcertada, pero después entendió rápidamente a que me refería; y dijo:
—Pronto te lo contaré todo, mi dulce niña.
Fruncí el ceño, y Nana sonrió.
—¿Por qué no me contaste esto antes?
—No sabía cómo lo ibas a tomar.— Me confesó.
—¿Lo amas?— Me coloque en frente de ella para poder mirarla a los ojos.
—Con toda el alma.— Me dijo sin pestañar.
—Entonces estoy totalmente de acuerdo.— Me dije con sinceridad, y le di un fuerte abrazo.
***
Papá y yo habíamos decidimos pasar un domingo familiar juntos, hacía mucho tiempo que no lo hacíamos.
Habíamos ido a comer comida china a un restaurante de la cuidad, era la primera vez en mucho tiempo que salíamos juntos. Era agradable estar con papá y poder conversar a gusto con él.
—No deberías tomar tanto café, Beth, no es bueno para una adolescente.— Me dijo mi padre cuando me tome mi segunda taza de café.
—Ya lo sé, solo estoy cansada.— Eso era lo único que me mantenía de pie en esos últimos días. Con todo lo de la boda de Nana y Ken, había estado muy ocupada, hacía más de una semana que la abuela nos había anunciado la noticia, y desde entonces no habíamos parado de organizar todo, y el tiempo se acababa.
—¿No has podido dormir bien?— Me pregunto con su preocupación habitual. Me limite a negar con la cabeza. Sabía que papá tanto como Nana odiaba que siguiera con mis pesadillas.
Fuimos al pequeño parque de la cuidad con los dulces que habíamos comprado. Nos sentamos en una banca bajo un árbol, había muchos niños corriendo por todos lados. Hacía mucho sol y era el día perfecto para salir en familia.
—¿Qué te parece la idea de que tu abuela rehaga su vida?— Me pregunto papá, mirando a los niños.
—Me alegra que ella este feliz.— Dije.
—¿Entonces no tienes ningún problema en que las personas vuelvan a casarse?— Insistió mirándome.
—¿Piensan casarte?— Le pregunte alzando las cejas con incertidumbre.
—Solo era una pregunta, algunos hijos a veces no aceptan que sus padres se casen y formen una nueva familia.— Me dijo nervioso evitando mi mirada y entonces caí.
—¿A quién embarazaste, George?— Le dije bromeando.
—Beth, hablas con tu padre.— Se llevó una mano al pecho.
—Lo siento.— Le dije riendo, al ver su cara sonrojada.— Pero no. No tengo ningún problema que tengas a una mujer a tu lado, que te amé y tú la ames, la aceptaría.
Papá fijo sus ojos azules en mí, y me sujeto de la mano.
—Gracias Beth. Estoy muy orgulloso de ti.— Dijo antes de darme un fuerte abrazo.— Mi pequeña niña grande.
—Entonces, ¿Tú también te me casas?— Le pregunte cuando nos separamos. Pero levante la mirada justo en el momento en el que papá se sonrojaba.
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Inmarcesibles ||Destinados|| +18
RomanceBeth Hawk, querría creer que vivía en un mundo color rosa, y sabe que la vida puede cambiar de un momento a otro. Ella podría ser cualquier cosa que deseara en el mundo, pero decidió ser de él. Ethan O'Neill, era un chico reservado, y por ello, le e...