Beth
No lo había visto, ni escrito, ni hablado con Ethan desde aquella desastrosa cena de hacía unos días. Dolía un poco. En realidad dolía como el infierno, no poder tener lo que quería, aunque sonara un poco posesivo. Quería a Ethan. Lo quería junto a mí y todavía no estaba lista para dejarlo ir. Nuestra historia había sido muy corta y complicada. O quizás alejarnos fue lo mejor, al separarnos en ese momento a tener que esperar más tiempo. Pero el problema era que ya yo lo quería. Si él se iba al extranjero. Yo no iba hacer la novia que se quedaba en casa a esperarlo mientras le escribía cartas en el atardecer para que él nunca las respondiera, y cuando al fin lo hiciera, fuese solamente para confesarme que había conocido a otra persona.
No sabía qué hacer estaban pasando tantas cosas nuevas que no sabía cómo lidiar con tanto. Quizá fue lo mejor alejarme de Ethan, pensar, porque cuando estaba con él, no podía pensar. Pero el quizá, duele tanto como él hubiera. Necesitaba aclarar mis sentimientos y mis pensamientos.
—Buenos días.— Dije cuándo entre a la cocina. Nana estaba sentada en la encimera leyendo el correo, junto a Ken, papá y Peter, en esa ocasión me sorprendió no verlo con una camisera negra, sino una gris. Los últimos días que había convivido con ellos, me di cuenta que Ken era un buen hombre, siempre estaba alegre, y hacia muy feliz a Nana, me di cuenta que Ken y Peter se llevaban muy bien. Peter me conto que Ken había sido como un padre para él desde muy niño.
Me senté junto a ellos, sin darle importancia a la conversación que había escuchado a escondidas.
—Hola pequeña.— Me saludo Nana dándome un beso, antes de poner unos sobres frente a mí.— Ten llego algo para ti. Son las cartas de admisión.
—Ábrelos, cariño.— Me animo papá.
Asentí, y tome una bocanada de aire. El primer sobre que abrí fue el que tenía el sello de la Universidad de Washington. Esa universidad había sido mi primera opción, una de las ventajas de estudiar allí (aparte de su contenido académico), era que no me tenía que irme de casa y así podía ir y venir todos los días.
—¿Qué es lo que dice, Beth?— Me pregunto papá con interés.
Sonreí.
—He sido aceptada en la Universidad de Washington.— Dije sonriendo. Estaba muy feliz, había sido aceptada en la universidad de mis sueños, al menos algo estaba saliendo de acuerdo al plan.
Se escuchó una exclamación de alegría de Nana antes de envolverme en sus brazos, después de recibir felicitaciones de todos, papá se acercó a los otros sobres sin abrir que había dejado en la encimera.
—¿Y esta qué dice?— Me pregunto mirando los sobres que no atrevía a abrir.— ¿Qué pasa?
—No quiero abrirlos y además ya tengo mi decisión tomada.— Dije apartando el sobre.
—Eso está bien, pero aun así tienes que saber que dice.— Me animo papá dándome el sobre con una sonrisa amable.
—Ábrelo cariño.— Me dijo Nana dándome un abrazo de hombros.
"...Quiero hacerle llegar mi más cordial enhorabuena, por haber sido admitido para cursar los estudios de: licenciatura en estudios clásicos y literatura comparada en la universidad de King's College de Londres..." Decía con una letra elegante y muy clara.
Mi cuerpo físicamente estaba en la cocina de la casa, pero mis pensamientos estaban viajando de un lugar a otro. Pensaba en los pros y contras de aceptar esa opción. Desde la secundaria lo había cubierto todo, iba a ir a la universidad de Oregón, estudiaría allí. Cuando me graduara conseguiría un empleo en una editorial, compraría un pequeño departamento cerca de casa, y tendría una gran pecera de colores, y quizá un gato, o un lindo cachorro. Pero todo cambio desde ese verano, si tomaba esa plaza, no solo tendría que irme de mi casa, sino del país. Estaría a miles de kilómetros de mi familia. Tendría que comenzar a vivir sola desde mucho antes de lo planeado. Pero en el fondo todo, todo se debía a una sola persona, si él no se hubiese metido en mis pensamientos, no habría querido tener una casa para los dos, ni una familia propia, y que después de un largo día de trabajo, nos sentásemos en un cómodo sofá codo a codo mientras veíamos una divertida película. Ethan había cambiado la forma en que veía mi futuro, pero él ya no estaba y eso significa que ya no había ningún nosotros.
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Inmarcesibles ||Destinados|| +18
RomanceBeth Hawk, querría creer que vivía en un mundo color rosa, y sabe que la vida puede cambiar de un momento a otro. Ella podría ser cualquier cosa que deseara en el mundo, pero decidió ser de él. Ethan O'Neill, era un chico reservado, y por ello, le e...