Beth
Nuestro cuerpo está preparado para protegerse y combatir enfermedades que lo rodean, pero una vez que el sistema está infectado, aun así nuestro cuerpo sigue actuado como escudo de defensa. Y cuando comenzamos a tomar ciertas medidas para combatir a lo que nos enfrentamos, nuestro cuerpo responde a ellas. Y ambos combaten juntos contra su enemigo en común, pero cuando dejamos de tomar esas medidas y aún a lo que nos enfrentábamos no había desaparecido, está, su vez regresa con mucha más fuerza, destrozando todas las medidas de seguridad que habías puesto. Todo lo que habíamos construido para defendernos. Y sin darnos cuenta todo termina arrasando con lo que nuestro cuerpo tenía.
Ya no hay medidas que tratar, y simplemente dejábamos de luchar.
Eso era lo que pasaba conmigo, me había acostumbrado a no tener pesadillas tan fuertes o al menos no tan nítidas como cuando Ethan dormía a mi lado o pasaba todo el día junto a él. Pero en el momento cuando regresaron fueron mucho más fuertes. Aquella noche no pude dormir, había pasado toda la madrugada despierta hasta que amaneció, mientras la soledad de la casa me abrumaba. La casa se sentía mucho más grande y sus paredes blancas hacían que me mareara. En cuánto considere que era buen momento para salir, tome mi bolso y comencé a caminar hacia ningún lugar, solo caminar y caminar, para aclarar un poco mis pensamientos.
En ese momento pensaba en todo lo que había pasado en los últimos meses, antes mi vida era un poco aburrida, monótona tal vez. Toda en mi vida era rutina, me levantaba muy temprano, bajaba a desayunar con Nana, iba a la escuela con Ava, regresaba a casa Nana, veíamos televisión con papá, en las tardes salía a caminar con Ava, regresaba a casa a cenar y después todo se repetía. Pero ese verano no. Fui a un baile que nunca imagine, fui a mi primera fiesta que termino en desastre, Nana se casó. Viví un fin de semana de ensueño en la playa con el chico que me gustaba (El cual nunca pensé que me iba a llegar a gustar), y todo se resumía a ese último mes.
Esa noche no recibí un mensaje de buenas noches de Ethan, como lo habíamos acostumbrado a hacer todas las noches cuando nos separamos. Y cuando me despertaba en la mañana, lo primero que veía era un mensaje de Ethan con un "Buenos días".
Camine hasta la cafetería del pueblo la cual estaba a unas calles de casa. Era la única que hacia las malteadas de chocolate con chocolate extra en toda la cuidad. La señora que atendía el lugar se llamaba Dulce, era la dueña y le gustaba atender a sus clientes personalmente, por lo que me había contado, trabajó como mesera desde joven y siempre se sentaba a conversar con sus clientes.
Al entrar en el café, todas las mesas dónde me gustaba sentarme al lado de la ventana, estaban ocupadas. Incluso todas las mesas del lugar estaban ocupadas excepto por dos. Una en la pared del fondo y la otra en medios de todas. Resultaba incómodo cuando ibas sola a un lugar público y no había lugar en donde sentarse, ello hacia que las personas se fijaran más en ti de lo normal. Así que me senté en la mesa del fondo la más lejana a la puerta y de la vista de los demás.
Estuve horas solo viendo las personas entrar y salir del lugar. Dulce de vez en cuando trataba de sacarme conversación, pero después de intentarlo varias veces se dio cuenta que ese día no era buena compañía. Removía mi malteada cuando sentí una especie de vibración en el cuerpo y sin ni tan siquiera levantar la mirada sabía de quién se trataba.
Ethan llevaba shorts de deporte y una camiseta azul particular de él. Estaba un poco sudado, sus mejillas estaban muy rosadas y con el cabello muy revuelto. Él también levanto la mirada, busco algo un par de segundos pero no noto mi presencia. Se sentó en la mesa del medio en la silla de espaldas a mí. Pensé en levantarme y acercarme a él, pero entonces entro ella.
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Inmarcesibles ||Destinados|| +18
RomanceBeth Hawk, querría creer que vivía en un mundo color rosa, y sabe que la vida puede cambiar de un momento a otro. Ella podría ser cualquier cosa que deseara en el mundo, pero decidió ser de él. Ethan O'Neill, era un chico reservado, y por ello, le e...