Serendipity I 🔭🧸[Trilogía Cielo amarillo] [TERMINADA✔] PRONTO EN FÍSICO

TREINTA Y UNO

La hermosa mujer, de delgado vientre, cintura delicada y cuerpo atractivo cargaba en su brazo al pequeño bebé mientras intentaba abrir el coche para él en la calle con su mano libre y sus piernas. Se medio agachó dejando a la criatura cómodamente en este cuando estuvo listo y ajustó el cinturón cruzando su pequeño cuerpo.

Le sonreía amorosamente y con sus manos le hacía gracias intentando hacerle sonreír.

━ que tierna, pero no es ciencia oculta que los bebés recién nacidos no sonrían. Ellos, digamos, no entienden aún su entorno ni las personas en él. ━ le dijo de pronto el hombre desconocido que se detuvo a su lado.

━ entonces ¿tiene hijos? ━ le increpó con algo de incomodidad y molestia.

━ no.

━ Oh, entonces su atrevimiento sobre lo que no conoce es porque...

━ porque me he quedado viéndola por algunos minutos y me ha parecido interesante. Dígame algo, ¿porqué una mujer tan hermosa y joven, se pasea por las calles cargando un bebé sola? No lo tome a mal, no es atrevimiento, es preocupación. Talvez haga falta que alguien con fuerza bruta haga entrar en razón a un ser irracional como lo somos los hombres...

━ perderá su tiempo ━ rió divertida ━ este hijo es mío y solo mío.

Esas palabras bastaron para que el hombre en cuestión supiera de ante mano, que aquella hermosa mujer virtuosa que le había cautivado a primera vista, estaba sola. Que era madre, si, pero una soltera.

━ ¿puedo invitarla un té? ━ preguntó de pronto, cuando notó que ella comenzaba a alistar su bolso maternal seguramente para retirarse.

━ ¿porqué haría algo como eso? ¿Suele acercársele e invitar a cada chica que ve en la calle?

━ No. Solo a las que se me quedan adheridas en las retinas.

━ vaya... y ¿las cuenta con una mano? ¿O con dos?

━ ¿debería contar? Uhmm... ━ se quedó pensativo y puso su mano sobre su barbilla dando cuenta de eso, para seguido levantar su dedo índice ━ una, solo a una... usted.

Ha-neul le miró un poco, el hombre era uno muy atractivo que hacía relucir a la vista sus hermosos y carnosos labios. Sus pequeños ojitos desaparecían en líneas cuando le sonreía y su piel era hermosa, tanto como la de una mujer que se cuida con ganas de no envejecer.

Si ella fuera una mujer libre en todo el sentido de la palabra, habría caído rendida a sus pies sin siquiera cuestionarselo. Pero ahora ella era madre y aunque lo fuera sola, no tenía como problema aquello, porque amaba con todo su corazón al bebé Min Yoongi.