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El hombre —que en realidad aparentaba tener más de veintitantos, pero menos de los treinta y tantos— miró a Rose.

—Thot —el nombre fue pronunciado en voz baja por la castaña— ¿Qué haces aquí? —.

—Tú me llamaste —la profunda voz del muchacho dejó ensimismados a más de uno—.

—¿Vienes a llevarme contigo? —la voz de Rose sonó quebrada, tenía miedo—.

Jasper se tensó ante aquello.

—En realidad, sólo vine a entrenarte, el linaje sigue en tu sangre —el muchacho se desplazó alrededor del prado, parecía flotar—.

Hasta que se detuvo frente a la gran piedra del centro.

—Tú, la vidente —el muchacho llamó a la joven de corte pixie— ¿Cuánto tiempo nos queda antes de que los de tu especie lleguen? —el muchacho tocó con sus manos la gran roca, dibujando algunos símbolos invisibles—.

—Unos pocos minutos —pronunció la vampiresa—.

—Bien —los ojos del muchacho brillaron de un negro intenso, y sus manos se iluminaron, con una delgada nube azul que rodeaba estas.

El muchacho juntó sus manos y de este una piedra preciosa, de rojo escarlata apareció entre ellas.

Rose recordó entonces aquél sueño de su infancia, en donde el mismo prado aparecía, y la misma piedra escarlata se posaba en su cuello.

Ella sabía qué estaba sucediendo.

Sabía perfectamente lo que significaba aquello.









(...)










Los Vulturi aparecieron entonces.

El muchacho de ojos negros no podía ser visible para esos vampiros de casacas negras y ojos rojos.

La pequeña neófita de nombre "Bree" había sido decapitada frente a Rose, quien apretó fuertemente la mano de Jasper, estaba ansiosa.

Jane no había podido utilizar sus poderes contra la sirena híbrida, tenía la sensación de que era algo que reportaría al regresar a Volterra.

Pero si algo tenía claro Rose, es que si Thot, el ángel de la muerte había aparecido de nuevo, significaba que la muerte se acercaba, al igual que los tiempos difíciles.

A Rose no le importaba mucho el hecho de que los Vulturis no se hubiesen hecho cargo de los neófitos de Seattle.

Le preocupaba y le daba peso al hecho de que probablemente ella estaría involucrada con lo que Thot tuviera que hacer allí.

No quería perder a ninguno de los Cullen, ni de los Quileutes; mucho menos de su preciada familia.

Pero Thot era serio en su trabajo.

Y ese era el problema.

Rose era un poco frágil, y su dureza siempre le había lastimado el corazón.

Estaba asustada.








(...)












Rose caminó al lado de Jasper y del ángel de la muerte, que se desplazaba plácidamente mientras flotaba rumbo a la residencia de los Cullen.

—Sigues siendo muy teatral —Rose estaba nerviosa por lo que Thot tuviera que decir.

—Flotar no es ser teatral, básicamente no tengo que mover ni un dedo para moverme de algún lugar a otro... Deberías intentarlo algún día, por suerte posees la magia de los espíritus guerreros marinos. —el muchacho posó su cabeza sobre sus brazos y sonrió— por cierto, tu novio no habla mucho, ¿o si? —Rose sabía que quería molestar—.

—Sí, pero eres un ángel de la muerte, él no conoce nada parecido —el muchacho rió a carcajadas molestando al vampiro—.

—Vamos, ¿No le has contado? —el muchacho rió a punto de decir lo que tenía en la punta de la lengua—.

—No —.

—¿Qué cosa, Rose? —.

—Tu princesa sirena —bromeó el muchacho— está destinada a casarse con su guardián, en este caso soy yo —Rose tiró al suelo al muchacho— ¡¿Qué te sucede, Rosalinda?! —.

—Cállate, sabes que estás inventando todo para hacerlo enojar —Rose siguió su camino—.

—Está bien, lo confieso, amica mea —Rose volvió a golpear al muchacho, quien rodó los ojos—.

Jasper estaba pensativo con la situación, confiaba en Rose, pero no en el ángel de la muerte.
Tenía miedo de sus palabras.

—Llegamos —Rose avisó al ángel de la muerte— no te estrelles contra nada —.








(...)










—¿Entonces qué eres? —Carlisle estaba interesado—.

—Un ángel de la muerte, fui destinado a proteger, enseñar y disciplinar a Rose, ella es descendiente directa de Caillic. —El ángel de la muerte seguía flotando— pero lastimosamente le tocó el peor en enseñar, en realidad hago muchas bromas pesadas... —.

—Pintaste con sangre en mi pared —Rose rodó los ojos recordando la traumatizante ocasión—.

—Lo siento, como sea, desparecí por un tiempo, mientras la instruían con las leyendas y leyes de la manada Quileute. —el ángel de la muerte miró a Rosalie— ¿Tienes novio? —.

Emmett bufó rodando los ojos.

—Así que regresaste —.

—Cuando fui informado de que Rose casi moría le terminé regalándole antes de tiempo la magia de los ancestros y espíritus guerreros marinos... Siempre estuve en constante observación junto a ella, pero su tercer ojo no estaba desarrollado —.

—¿Por eso me condujeron a Jasper? —Rose lucía interesada—.

—Yo no lo hice, tú te decidiste por él y viceversa —el ángel de la muerte miró al rubio— él estaba destinado a ti, así está escrito... Por ende es tu guardián... —el muchacho miró a la de corte pixie— es mera coincidencia que tu hermano también esté destinado a ella, ambos poseen el don de la videncia, pero tu hermano terminará siendo un Goblin.

Rose sabía que Thot estaba soltando la sopa.

—Como sea, de todas formas yo sólo voy a darte los libros de los hechizos, y voy a ayudarte a desarrollar tus dones, tienes un espejo, vas a poder igualar todos los dones abstractos y concretos rápidamente... —el muchacho miró al rubio miel— y más te vale que cuides a Rosalinda, estás saliendo con la sucesora de la reina de un reino muy poderoso en las profundidades del océano.

El ángel de la muerte chasqueó sus dedos apareciendo un gran y antiguo libro en las manos del líder del aquelarre olímpico.

—Este libro te será de ayuda en algún momento, ábrelo cuando sea necesario, por ahora no te servirá, yo me encargaré personalmente de llevarme a la humana —.

Edward Cullen se tensó, estaba enojado, no quería perder a Bella de nuevo.

—Relaja la raja, vampiro —el ángel de la muerte miró al cobrizo— sólo la voy a tomar prestada para unos asuntos... —.

Los Cullen estaban confundidos, excepto Rose y Alice, ambas compartían algún secreto.

Uno que les sería de gran ayuda en un futuro, uno no muy lejano.

Y Rose tenía un mal presentimiento.

Su instinto nunca fallaba.

'Til The End Of Time - Jasper Hale. [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora