33

1.1K 93 2
                                    

La sirena dio varias vueltas por el bosque, al igual que su compañero.

La luz de la luna apenas podía iluminarlos, pero Rose tenía una excelente vista.

—Saben que estaremos merodeando por aquí, no se acercarán ni de chiste —la sirena escuchó un ruido, el vampiro de cabellos mieles se acercaron a aquél lugar para inspeccionar, eran tres licántropos.

Rose sabía quienes eran, Quil, Embry, y Paul.
Los tres soltaron un gruñido en su forma lobina.
Y Rose mantuvo detrás de ella a Jasper.

—No pueden estar aquí, no es parte de su territorio, no creo que quieran que le haga saber a los miembros y líderes del consejo de los Quileutes que han roto el tratado —Rose sabía que podía dirigirse hacia Billy Black, Sue Clearwater y el abuelo de Quil.

La muchacha pudo leer sus mentes.

—Váyanse ahora —los lobos pudieron percatarse de que los orbes de la sirena se habían vuelto negros en su totalidad, y temían por el hecho de que ese podía ser su final—.

Los lobos se alejaron lentamente de aquél espacio, en poco tiempo, habían desaparecido de la vista del vampiro y la sirena.

La sirena miró al vampiro.

—Vamos a casa, tengo sueño —.

El rubio cargó a la chica entre sus brazos, quien se acurrucó a gusto mientras cerraba sus ojos.

—Rose, Seth y tú son muy cercanos, ¿Cierto? —.

—Sí —la muchacha estaba somnolienta— crecimos juntos... —.

—Pero eso no significa que hayan sentido algo por el otro... —.

—Estás dudando... —la muchacha bostezó— pero no pasa nada Jasper, te amo como no tienes idea, no podría cambiarte ni por unos Chettos Flamin'Hot —la sirena rió por unos segundos—.

—Lo sé, también te amo —el rubio sonrió con un brillo en la mirada—.

—Él y yo crecimos juntos, Sue Clearwater se encargó de hacerme sentir un poco más animada cuando mi madre estaba enferma —la muchacha suspiró— pasábamos mucho tiempo juntos, éramos grandes amigos, yo solía defenderlo cuando se burlaban de el en la escuela de la reservación, Leah y yo también nos llevábamos muy bien —.

—Fueron parte importante para ti...

—Recuerdo que cuando murió mamá, ella se encargó de llevarnos comida, ella y Harry Clearwater eran grandes personas... Pero yo nunca llegué a sentir nada por Seth, en realidad siempre me gustaron chicos mayores que yo... —la muchacha sonrió— como sea, te amo mucho —.

—Yo te amo aún más... —.










(...)










La muchacha dio unas cuantas vueltas en su espacio de la cama, estaba cansada, pero el insomnio la había traicionado.

—¿De nuevo no puedes dormir? —el vampiro la abrazó enviando una oleada de calma a su cuerpo de la sirena—.

—Gracias por ayudarme a calmarme... Pero el insomnio me traicionó —la sirena odiaba aquello, y sabía que su mal humor se debía a ello, amaba dormir, y si no podía le enojaba—.

—¿Tomaste tu medicina? —.

—Sí, odio esto... —la muchacha miró a su compañero— lo bueno del asunto es que te tengo a ti —.

—Rose... —el rubio miel besó la frente de la chica—.

—Hagamos algo, hoy, hace mucho que no lo hacemos —la sirena rió para sí misma, luego besó los labios del vampiro—.

—Como tú digas, cariño —el rubio miel besó los labios de la sirena, y con una sonrisa acarició las mejillas de la muchacha— te amo —.










(...)










Rose miró a Bella desde su asiento.

—Tus elecciones para el nombre del bebé son muy lindas —dijo—.

—Gracias, Rose —la sirena sonrió—.

—Ahora vuelvo, iré afuera unos momentos —la muchacha le sonrió a la humana— cuídala, Rosalie —.

—Claro que sí, Rose —.

La castaña caminó hacia afuera, y en la parte trasera fumó un cigarrillo para calmar la ansiedad que sentía en ese momento.

Estaba anocheciendo, quería asegurarse de que nada malo estuviese pasando, así que terminó por ir a explorar un poco el bosque antes de tener que regresar a su hogar.

También había terminado cazando algún venado por puro gusto.
Pero se mantenía al tanto de los lobos.
No había ningún rastro de alguno, y eso le seguía poniendo ansiosa.

En ningún momento se había planteado que era mala idea ir sola.
Sin teléfono celular y sin avisar a nadie.

Estaba ensimismada en sus asuntos, lo suficiente como para plantearse el peligro que significaba aquello.

No sabía lo que hacía.

'Til The End Of Time - Jasper Hale. [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora