¿Te da miedo?

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Este capitulo contiene escenas muy explicitas, así que lo lees bajo tu propia responsabilidad

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Este capitulo contiene escenas muy explicitas, así que lo lees bajo tu propia responsabilidad. ¡No me hago responsable de nada!

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(...)

Dylan

Estamos a viernes, o sea a un día de mi cumpleaños. Así que mañana daré una gran fiesta en mi casa.

Al principio me negué ya que mi madre iba a estar ahí, pero después ella se disculpó conmigo debido a que le llegó una invitación por una semana a Londres a una de las pasarelas más importantes —aunque yo sé que esa semana se alargará por un mes o más— Entonces aprovechando eso junto a San comenzamos con los planes.

Invité a tanta gente, incluyendo a mi sexi vecina. ¿Irá? Espero que sí.

Estoy yendo para mi primera clase cuando siento que alguien me jala a los baños de hombres, trato de zafarme, pero volteo a ver y me doy cuenta de quién lo está haciendo, entonces dejo de hacerlo.

Rosalyn me mete a uno de los baños y me empieza a besar desesperadamente.

Aprovecho que yo también estoy necesitado e invado su boca con mi lengua, la presiono entre la baldosa y mi cuerpo, llevo una de mis manos a su cabello y lo agarro fuertemente mientras la otra descansa en la pared.

Dejo su boca y bajo a su cuello y clavícula, la mano que tenía en su cabello baja hasta alcanzar su proporcionado culo. Gime despacio al sentir mi toque ahí abajo.

—¿Te gusta? —pregunto al presionar mi erección en su estómago.

En respuesta arquea la espalda y se restriega más.

Vuelvo a su boca mordisqueando y chupando sus labios, ella aprovecha a meter sus manos dentro de mi camisa y entierra sus uñas en mis hombros sacándome un gruñido de satisfacción. Sus manos bajan y acarician mi abdomen, no me quedo atrás y le quito la blusa haciendo que se quede en un sostén... ¿En un sostén rosa chillón?

Da igual, trato de no darle importancia al color y sigo besándola.

—¡Me encantas! —susurra.

Me empuja hacia la otra pared y se quita el sostén dejando caer sus dos grandes tetas.

Me pongo más duro y me paso la lengua por los labios.

Estoy tratando de no enterrarme en ella de una vez, ya que no he tenido acción por varias semanas, así que la agarro y la vuelvo a empotrar en la pared, jadea sorprendida. Empiezo a embestirla por encima de la ropa, bajo mi boca a esas dos aureolas rosas y antes de meterlas a mi boca paso la lengua por el contorno sacándole varios suspiros. Los saboreos y finalmente meto el derecho en mi boca, y con la otra mano masajeo el izquierdo, gime como loca desesperada y eso me prende aún más.

—¡Dy, por favor!

Sigo haciendo mi trabajo, cambio de pecho y ella echa la cabeza para atrás.

Muerdo, chupo y beso sus senos.

El imbécil de mi vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora