Como la primera vez

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¡Hay un capitulo antes que este!

April

Me manda una mirada moja bragas invitándome a sentarme en su regazo. No pierdo el tiempo y camino hacia la cama en donde se encuentra él sentado.

Mi corazón retumba y mi sangre se calienta al verlo solo en bóxer.

Se muerde el labio con picardía y ese acto me nubla cualquier sentido común.

Me detengo a pocos centímetros y bajo mi cara a la suya. Gruñe cuando paso mi lengua sobre sus labios.

Su cuerpo se va tensando a medida que voy dejando caer mi cuerpo sobre su regazo.

Voy dejando besos húmedos por toda su mandíbula y clavícula mientras aferra sus manos en mi cadera. Sonrío traviesa y empiezo a balancearme lentamente.

Gruñe bajo calentándome más. Lleva sus labios a mi cuello y da un pequeño mordisco en esa zona.

Busco sus labios y cuando estoy a punto de tocarlos me alejo.

Ensancho la sonrisa al verlo un tanto enojado.

—Nena, no juegues conmigo.

Su respiración agitada se mezcla con la mía.

—Créeme cuando te digo que nunca lo haría.

No le doy chance a responder, ya que uno mis labios junto a los suyos en una fusión mágica e increíble.

Dylan me levanta y me deja bajo su cuerpo. Estaba tan concentrada en él que no me había dado cuenta de la voz que me llama.

Me separo de él y no hay nadie más ahí.

—¿April?

Volteo y Dylan ya no se encuentra a mi lado.

¿Pero qué mierda?

La voz me sigue llamando y yo cada vez pienso que me estoy volviendo loca. Y no es hasta que alguien me sacude que me doy cuenta de lo que pasa.

¡Maldición!

Estaba soñando.

Si no mal recuerdo ya me había pasado algo similar hace tiempo.

Déjà vu... Creo que sí.

Abro los ojos tratando de acostumbrarme a la luz, pero esta rápidamente me cega.

Maldigo de nuevo.

Escucho una risa ronca a mi lado y eso me pone de mal humor.

¿Ese maldito se está riendo de mí? Chistosito.

—¿Te quedaste con ganas, nena?

No respondo y él lo toma como un sí.

Maldito provocador, estuvimos toda la noche dándonos muestras de amor en "Nuestro nidito de amor" así denomino a la cabaña ¿Y él cree que me quedé con ganas?

No, claro que no.

¿A quién engaño? Dylan es muy apetitoso y es por eso que no dudaría en quedarme todo un día con él jugando a la mamá y al papá.

Me relamo los labios pensando en nosotros dos.

—¿Quieres contarme lo que estabas soñando?

Abro los ojos y lo veo con una sonrisa pícara en su rostro. Bajo la vista por su cuerpo y muerdo mis labios al ver que solo tiene una toalla amarrada en sus caderas. Sonrío traviesa cuando poso mi vista en el nuevo tatuaje que se hizo, el cual empieza en uno de sus pectorales y termina en su abdomen bajo ¿Cómo no tenerle ganas a este hombre?

El imbécil de mi vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora