Un sueño y un nuevo despertar

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April

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April

Me abraza por detrás y mete su nariz en mi cuello inhalando mi aroma.

Esponjo el culo pegándolo completamente a su pelvis, inmediatamente tensa su agarre y me aprieta más a él.

—¡Nena, no quiero que hagas algo de lo que te puedas arrepentir! —gruñe.

—Sabes que eso nunca pasará, soy consciente de lo que hago —asiente y me da la vuelta.

Está a punto de juntar sus labios con los míos, pero soy más rápida y me separo. Gruñe cerca de mis labios.

—Nena, no juegues conmigo.

Su respiración agitada se mezcla con la mía.

—Créeme cuando te digo que nunca lo haría.

No le doy chance a responder, ya que uno mis labios junto a los suyos en una fusión mágica e increíble.

Lleva sus manos a mi espalda y las baja lentamente hasta agarrar mi culo. Gimo desesperada al sentir el contacto de mi cuerpo pegado al suyo.

Mordisquea mis labios y los vuelve a succionar.

A lo lejos empiezo a escuchar una voz, pero no le tomo importancia.

—¿April?

Me quedo quieta al escuchar la voz de mi madre. Intento separarme, pero él no me deja.

—¡¿April?! ¡Despierta!

—¡P-pero si estoy de-despierta! —apenas pude responderle debido al beso.

El besuqueo candente sigue, a pesar de las órdenes de mi madre.

—¡April despierta! ya nos tenemos que ir.

¿Ir? Abro los ojos exageradamente.

¡Oh diablos! Estaba soñando. No puede ser ¿Por qué siempre me despiertan antes de que mire el rostro del chico?

—¿A dónde? No recuerdo haber quedado contigo para ir a algún lado —murmuro somnolienta.

Estoy tratando de no perder el sueño, pero con los gritos de mi madre es imposible. Ella murmura algo que no logro entender.

—Te lo advertí.

¿Y ahora de qué está hablando? Me encojo de hombros lista para volver a dormirme.

Poco a poco vuelvo a quedar dormida, pero no es por mucho.

¡Maldición mis ojos! Toda la claridad que pasa a través de la ventana traspasa mis párpados. Y todas las esperanzas para que el sueño no se fuera, acaban de perderse.

—April, tu padre y yo tenemos que viajar ¿No te recuerdas? —mierda se me olvidó lo del viaje.

Tiro las sábanas y me dispongo a ir a arreglarme, pero en el momento en que lo hago se me enredan en los pies y me caigo de culo.

El imbécil de mi vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora