Regalo de cumpleaños

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Horas antes

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Horas antes

Dylan

Me muevo de un lado a otro tratando de que las cosas me queden lo mejor posible. Me costó encontrar rosas en esta ciudad, pero lo bueno es que conseguí y ya están puestas en el lugar indicado.

—¿Ya terminaste? —asiento.

—Entonces vente para acá y ayúdame, que todavía falta mucho.

Volteo hacia la sala y sí, es el único lugar de la cabaña que ya está listo.

Me da migraña ver que me falta mucho por hacer. Estoy por darme por vencido, pero entonces recuerdo que no soy así. Que yo no soy de los que se rinden tan fácilmente.

Empiezo a sacudir los muebles y adornos, bien pude haber pagado para que hicieran esto. Pero no quise arriesgarme a que lo dejaran todo mal hecho.

—Verte haciendo los quehaceres de la casa me prende.

—Deja tus mariconadas para otra persona, que yo paso.

San suelta una carcajada y me tira un beso acompañado de un guiño.

—Te prende que te diga esas chorreadas —le saco el dedo medio.

Seguimos sacudiendo y media hora después ya tenemos toda la planta baja ordenada y arreglada.

Veo por todos los ángulos y sonrío al ver que hicimos un buen trabajo. Estoy por decirle algo a San, pero me callo al ver que le está sonriendo al celular.

—¿Con quién hablas?

Volea a verme y rueda los ojos.

—Tranquilo primor que no te estoy poniendo los cuernos.

—Por el bien de tus bolas espero que sea cierto —le sigo la corriente.

—Te enseñaría lo que estoy viendo, pero es mejor que lo veas en vivo y a color.

—¿Así? —asiente— Al menos dame una pista.

—April, vestido corto, cuerpo de infarto —enumera con sus dedos.

—¿Qué estás viendo?

Trato de quitarle el celular, pero se va escaleras arriba. Corro tras él hasta alcanzarlo.

—Deja de ver a mí... —me callo de golpe.

Suelta una carcajada y arquea una ceja.

—¿A mí qué? —me mira burlón— Anda, termina de decirlo.

—¡Mejor ayúdame a terminar! —exclamo cambiando de tema.

—Nou, nou —ruedo los ojos— No te ayudo hasta que lo digas.

—Si no quieres ayudar está bien, pero deja de decir y preguntar estupideces.

Empiezo a recoger todo de mala manera.

El imbécil de mi vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora