Nuestra tercer mosquetera y... una invitación

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April

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April

Ya han pasado cinco días desde que empezamos la universidad, ha sido una semana muy cansada debido a los cambios de horarios y tareas por montón.

Y es por eso que ahorita estamos tiradas en el sofá de la sala viendo una de nuestras películas favoritas "Yo antes de ti" y como cada vez que la miramos, estamos llorando a moco tendido.

Nadie, en serio nadie superará la muerte de Will, a pesar de las decisiones egoístas que él tomo. Siento que Lou se merecía más, pero no sería yo sino tuviera un gran caos y un gran dilema conmigo misma.

Por qué a pesar de todo eso, yo realmente entendí —o eso creo— lo que él sintió, el amor y lo que tuvieron ellos fue muy real, sin embargo, no lo pintaron todo de color de rosa y lo hicieron más real. En la vida hemos personas que por cosas del destino hemos pasado por mucho y no queremos ser una carga más para alguien. Entonces tomamos decisiones que pueden afectar a terceros, buscamos escapar de ese mal sin importar que, y eso fue lo que pasó con Will.

Es la cruel realidad de muchos, para nosotros es fácil opinar y decir muchas cosas, pero en realidad no sabemos lo que los demás pasan o piensan.

Los ojos se me llenan de lágrimas cuando pasa esa escena, la escena donde ella lee la carta. Está a punto de hacerlo, pero en eso suena el timbre de la casa.

Nos volteamos a ver con Cam confundidas, ya que no sabemos quién es el inoportuno que viene a molestar en este momento.

—¿Esperas a alguien? —niego— Entonces ignorémoslo —se encoje de hombros.

Estamos a punto de poner play, pero el irritante sonido suena de nuevo.

—Creo que no van a parar hasta que abramos —me llevo un puñado de palomitas.

Cam suspira sonoramente.

—De acuerdo, hay que hacer un piedra, papel y tijeras para ver quién irá a abrir —asiento a la petición de Cam.

Ninguna de las dos quiere pasar vergüenza por tener los ojos rojos e hinchados de tanto llorar.

—Piedra, papel o tijera —digo, Cam saca piedra y yo papel, por lo tanto, a ella le toca abrir.

—¡En serio que tengo una suerte de mierda! —exclama mientras se levanta, me carcajeo y le tiro un poco de palomitas.

Se pierde en el pasillo y yo aprovecho a llenar más mi vaso con soda.

Estoy por llevarme el vaso a la boca cuando escucho el grito de mi amiga, me levanto rápidamente a ver qué es lo que pasa.

Antes de caminar a la puerta agarro un jarrón por si acaso.

—¡Pero miren quien es! Nuestra prima favorita —me quedo como tonta con el jarrón extendido sobre mi cabeza.

—¡Hola Cam! ¿Cómo estás?

El imbécil de mi vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora