Un sinfín de emociones

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Chico de ojos celestes

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Chico de ojos celestes.

—¡Felices 19!

Tomo un sorbo de mi coñac. April, mi pequeña April se ve radiante y caliente con ese vestido negro ajustado.

Se da la vuelta dejando que aprecie su culo. Me remuevo incómodo ya que la erección no ha bajado desde que la vi bailar.

La gente aplaude y abuchea para que pida un deseo, y ella como la chica que es lo hace. Siempre tan dulce y tierna.

El pelinegro amigo del estorbo se le acerca y ella sonríe tontamente al verlo.

Me encabrona que sea así con cualquier hombre.

Después de un rato de estar hablando se encamina al baño y yo aprovecho para seguirla.

«Solo tú y yo»

Muero por estar así, solo los dos, sin ningún estorbo.

Pero algún día no muy lejano será.

Se mete en uno de los cubículos, y yo aprovecho a sacar el bisturí y mostrárselo a la pareja calenturienta que tengo frente.

—¡Largo! —susurro.

En menos de un segundo ya están afuera.

Paso el bisturí por una de mis muñecas y sonrío de satisfacción al sentir mi sangre caliente chorrear escandalosamente.

Y como sí se tratara de una tiza escribo lo siguiente:

"Eres la mujer más excitante que he conocido. Con el paso de los años te has vuelto toda una fiera, y eso me encanta.

Joder claro que sí, me encanta esta faceta que va adquiriendo.

Te estoy vigilando y pronto te tendré de vuelta.

Con amor, tu chico de ojos celestes"

Me meto en uno de los cubículos cuando escucho el ruido de la cadena. Dejo la puerta semiabierta para ver su reacción.

Satisfecho.

Así es como me dejó su reacción. Saber que todavía tengo influencia en ella me prende.

Verla hecha bolita como en tiempos pasados solo hace que me lleve una mano a la erección y la empiezo a masajear sobre mi pantalón.

¡Maldita!

Maldigo a la prima de mi mujer por entrometida.

Los sollozos no tardan en venir. La ayuda y salen, y yo aprovecho a borrar lo que había escrito. Pero con la misma vuelvo a meterme cuando escucho pasos.

Sonrío al escucharla preguntar por el mensaje. Cierra los ojos y vuelve a sollozar.

—Es mejor que salgas y tomes aire fresco —le hace caso y esta vez si salen.

El imbécil de mi vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora